La frecuencia del dolor de espalda en los adolescentes españoles de entre 13 y 15 años es similar a la de los adultos, siendo aún más frecuente entre las chicas que entre los chicos

En la cama está la clave

Si tu hijo no duerme bien y padece molestias de espalda en la cama, tiene prácticamente asegurado el dolor de espalda durante la adolescencia y más allá, pudiéndose establecer en la edad adulta de manera crónica. Un estudio realizado por la Fundación Kovacs en Mallorca con la colaboración de las Consejerías de Educación y Cultura y de Sanidad y consumo del gobierno balear, ha revelado de manera sorprendente que las molestias en la cama aumentan el riesgo de sufrir dolor de espalda hasta en un 1.400%. De ahí que sea tan importante tener un buen colchón, que no sea ni demasiado duro ni demasiado blando, y el dormir boca arriba o de lado en posición fetal. Lo que nunca debe hacerse es dormir boca abajo, ya que forzamos el cuello y obligamos a la columna a adoptar posiciones forzadas.

Ojo con los deportes competitivos

El dolor de espalda habitualmente se debe a un mal funcionamiento de la musculatura de la espalda más que a una enfermedad de la columna vertebral. Normalmente, hay factores que lo propician, como son el sedentarismo, que conlleva una falta importante de fuerza muscular, los hábitos posturales incorrectos y la inadecuada práctica competitiva de algunos deportes.

Esto último es un factor de riesgo muy importante para el desarrollo de algunas dolencias que comienzan en la etapa escolar. Según el estudio realizado por la Fundación Kovacs, el deporte a un alto nivel aumenta el riesgo de escoliosis (espalda desviada) en un 290%, el riesgo de heterometría (una pierna más larga que la otra) en un 26%, y el padecer dolores de espalda en un 23%. Sin embargo, el dolor de espalda no aumenta cuando la práctica de deporte se realiza a nivel no competitivo. De hecho, no hay que engañarse: el ejercicio y el deporte son buenos para la espalda. Sólo si el entrenamiento es erróneo y se repite con mucha intensidad puede llegar a dar problemas, que en la mayoría de los casos causan desequilibrios en la musculatura, pero sin causar deformaciones en la columna vertebral. Esto al margen de que haya algunos deportes que por su propia naturaleza pueden resultar dañinos y afectar a la columna, como es el ejemplo de la gimnasia rítmica en las niñas, muy proclive a generar escoliosis.

Escoliosis:

Máxima atención en la infancia

Esta enfermedad comienza a presentarse a edades tempranas, más frecuentemente  en niñas, y la progresión de la curvatura se agudiza durante el período de crecimiento, cuando se da una mayor movilidad de los huesos. Por ello, es necesario llevar a cabo un exhaustivo control durante esta etapa.

Así, es el período de edad comprendido entre los 9 y los 15 años el más adecuado para detectar claramente la enfermedad, puesto que es en este momento cuando sus síntomas se hacen más evidentes.

Detectar el problema: el examen físico como  primer paso

El examen físico es el primero de los pasos para detectar problemas como la escoliosis. Dicho examen incluye una prueba de flexión hacia delante que ayuda al médico a definir la curva, que se complementa con un examen neurológico completo para buscar cualquier cambio en la resistencia, sensibilidad o reflejos, observando la simetría, postura, y posición de los hombros (clavículas, tercio superior del tórax, escápulas, etc). por medio de maniobras específicas para tal fin.

En un niño en edad escolar, y más en los prepúberes, es fundamental el examen del tórax y la espalda Estas pruebas también pueden incluir radiografías de la columna vertebral (tomadas de frente y de lado)  y mediciones con un escoliómetro (aparato para medir el grado de curvatura de la columna).

Al margen del examen físico, los continuos dolores de espalda pueden ser los primeros indicadores de que podemos padecer algún trastorno. De hecho, son muchas las personas que descubren la enfermedad cuando acuden a su farmacéutico en busca de algún tratamiento que alivie el dolor muscular. La información que reciben en las farmacias es, en ocasiones, suficiente para confirmar si existe o no alguna alteración:

Cómo detectar la escoliosis

Algunos de los síntomas más evidentes de la escoliosis pueden contemplarse a simple vista. Estos son algunos de los más frecuentes:

  • Un hombro más alto que otro.
  • Pelvis doblada.
  • Hombros redondeados.
  • Pecho hundido.
  • Lordosis (curvatura cóncava de la columna).
  • Omóplato que sobresale anormalmente.
  • Asimetría de la cintura.
  • Un lado de la pelvis se echa hacia delante.
  • Dolor de espalda o en la parte baja de la espalda.
  • Fatiga  en la espalda después de estar un rato sentada.
  • Problemas respiratorios, en casos severos de la enfermedad.

Causas de la escoliosis

Los orígenes de esta enfermedad pueden ser muy variados, aunque generalmente se clasifican en los siguientes grupos:


  1. Causas congénitas
    : están relacionadas con un problema en la formación de las vértebras o costillas fusionadas durante el desarrollo prenatal. Aquellas personas que presentan antecedentes de esta enfermedad en su familia tienen un alto grado de riesgo de desarrollarla.

  2. Causas neuromusculares
    : control muscular deficiente, debilidad muscular o parálisis debido a enfermedades como parálisis cerebral, distrofia muscular, espina bífida y polio. También pueden influir determinados trastornos de tipo digestivo, renal, etc…

  3. Condición idiopática
    : se trata de un origen desconocido de la enfermedad que provoca la curvatura de la columna vertebral. Entre las posibles causas idiopáticas se encuentran algunas como la adopción habitual de posturas inadecuadas o deficientes, así como el mero hecho de tener una pierna más larga que otra. En este sentido, es importante corregir los malos hábitos posturales y evitar el sometimiento de nuestro cuerpo a posturas antinaturales que puedan ser perjudiciales. De estos tres tipos de causas, son las idiopáticas las que tienen una mayor incidencia, llegando a ser el origen de hasta el 80% de los casos de escoliosis.

El falso mito de la mochila

Aunque generalmente hemos asociado la escoliosis y los problemas de la columna vertebral como una consecuencia derivada del peso, hoy podemos afirmar que las enormes mochilas que nuestros hijos cargan cada mañana para ir al colegio no son un factor determinante en el desarrollo de estas alteraciones. Ésta es una de las conclusiones expuestas por el equipo de expertos del Hospital Ramón y Cajal de Madrid en las pasadas Jornadas científicas sobre rehabilitación y ortopedia clínica en el escolar, celebradas hace unos meses en este centro sanitario.

Los expertos participantes en estas jornadas insistieron en que el peso de las mochilas no ocasiona problemas en la columna vertebral de los niños más allá de los intensos dolores o calambres en la zona por la sobrecarga a la que se ve sometida. No obstante, para evitar riesgos innecesarios en la salud de los más pequeños, estos expertos recomiendan  que el peso de las mochilas no supere nunca entre el 10 y el 15% del peso total del niño.

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Redacción Consejos

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