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El glaucoma es una enfermedad neurodegenerativa en la que está dañado el nervio óptico. Generalmente, se asocia a un aumento de la presión intraocular (PIO) y, según la OMS, es la segunda causa de ceguera en el mundo. Así se ha puesto de manifiesto en la rueda de prensa ofrecida por Santen Pharmaceuticals en Madrid en la que han participado el doctor Julián García Feijóo, Catedrático, Jefe de Servicio del Hospital Clínico San Carlos de Madrid y Presidente de la Sociedad Española de Glaucoma y la doctora María Isabel Canut, Coordinadora del Departamento de Glaucoma del Centro de Oftalmología Barraquer y Profesora de la Universidad Internacional de Catalunya.
En España, se estima que más de medio millón de personas padece glaucoma, sin embargo, es poco diagnosticada por ser asintomática. Esta enfermedad evoluciona de forma lenta y progresiva siendo irreversible el daño en el nervio óptico. Gracias a los tratamientos de que se dispone en la actualidad es posible retrasar y, en algunos casos, frenar su evolución, mejorando así la calidad de vida de los pacientes. Estos fármacos actúan reduciendo la presión intraocular, con lo que disminuyen el daño en el nervio óptico.
80 millones en 2020
Actualmente, se estima que 60 millones de personas padecen glaucoma en el mundo. La cifra aumenta en 2,4 millones cada año, por lo que en 2020 estaríamos hablando de casi 80 millones de pacientes. Por ello, cada vez más, los expertos insisten en la importancia de la detección precoz y la instauración del tratamiento adecuado. Como explica García Feijóo, presidente de la , la prevención y el cumplimiento terapéutico son la mejor estrategia de que se dispone para poner freno al glaucoma y evitar que este conduzca a la ceguera.
Revisiones a partir de los 40
La medición periódica de la presión intraocular es la herramienta diagnóstica más efectiva en la prevención del glaucoma. En este sentido, apunta este experto, “todas las personas mayores de 40 años deberían acudir periódicamente al oftalmólogo, ya que, además de revisar la presión ocular, es importante evaluar el estado del nervio óptico, especialmente en aquellas con antecedentes familiares de glaucoma”. El riesgo de padecer esta enfermedad aumenta a partir de los 60 años.
El tratamiento
Existen distintas opciones de tratamiento farmacológico en colirio, con uno o dos fármacos en su formulación. Se suele iniciar con una monoterapia y, en caso de no ser suficiente, se puede añadir un segundo o incluso tercer fármaco. Hay disponibles varias clases terapéuticas como prostaglandinas, beta-bloqueantes, inhibidores de la anhidrasa carbónica… Cuando no se consigue el control de la presión intraocular también puede necesitarse la realización de cirugía.