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Insolación
Cómo actuar
El término insolación hace
referencia a la acción directa de los rayos solares sobre la cabeza. Esta
acción intensa puede llegar a ocasionar un aumento de la temperatura dentro del
cráneo e incluso una irritación de las meninges, las membranas que envuelven el
cerebro. Cuando esto sucede se presentan diversos síntomas de alteración del
sistema nervioso: sensación de gran cansancio, vértigos y dolor de cabeza
intensos. También es frecuente que se produzcan náuseas y vómitos. La
temperatura corporal puede estar algo elevada, aunque no en exceso, y en los
casos más graves pueden producirse convulsiones y pérdida de la consciencia más o menos prolongada, que puede llevar al
coma. Ante un caso de insolación debe actuarse rápidamente, situando a la
persona afectada en un lugar fresco y bien ventilado y con la cabeza
incorporada mientras esté consciente, para reducir la presión craneal. Es
conveniente aplicar también compresas frías en la cabeza y cuello para enfriar
la zona, y siempre trasladarla a un centro médico para ver si presenta alguna
afectación cerebral.
El golpe de calor:
una
urgencia médica
El golpe de calor hipertérmico, también conocido como hiperpirexia
por calor, termocución o siriasis,
es el trastorno por el calor más grave, aunque también el menos común. Se debe
a un aumento excesivo de la temperatura corporal, debido a un fallo de los
mecanismos termorreguladores causado por una exposición prolongada a
temperaturas muy elevadas. Este trastorno afecta principalmente a niños
pequeños, ancianos y enfermos. Los síntomas son debilidad, dolor de cabeza,
mareos y malestar indefinido que puede provocar una gran ansiedad. Su piel está
enrojecida, caliente y seca, ya que ha dejado de sudar. La temperatura corporal
llega a alcanzar los 41º y 42º, y el pulso se acelera por encima de las 150
pulsaciones el minuto. A medida que pasa el tiempo se presentan mayores
trastornos del comportamiento: desorientación, irritabilidad, agresividad e
incluso pueden aparecer delirios, pérdida de conciencia e incluso el coma. Lo
más importante es bajar la temperatura del cuerpo, para lo que es preciso
aplicar compresas frías y sumergir a la persona en agua fría, eso sí,
procurando que la temperatura no baje de 38,5º, para evitar causarle una
hipotermia. En definitiva, se trata de una urgencia médica que debe ser tratada
de inmediato, ya que puede causar la muerte y daños cerebrales irreversibles.
Corte de digestión:
guardar
o no las horas
El corte de digestión o hidrocución es una alteración de la conciencia debida a una
disminución de la irrigación cerebral producida por una inmersión brusca en
agua fría, habitualmente durante la digestión, aunque también puede producirse
por el paso brusco de la exposición solar al agua fría. El hecho de que pueda
producirse más fácilmente durante la digestión hace que lo más conveniente sea
guardar un tiempo prudencial antes de meternos en el agua, siendo este tiempo
de dos horas, más o menos el tiempo que tardamos en hacer la digestión. El
cambio de temperatura da lugar a un reflejo generalizado de contracción de los
vasos sanguíneos, que puede reducir el aporte de sangre al cerebro. Si además
realizamos ejercicios, como nadar, una parte importante de la sangre va a la
musculatura, reduciendo aún más la irrigación cerebral, y pudiendo producirse
una pérdida de consciencia.