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Las terapias biológicas, también conocidas como anti-TNF (fármacos bloqueadores del Factor de Necrosis Tumoral -TNF), que han comenzado a administrarse recientemente en pacientes con Espondilitis Anquilosante, están proporcionando resultados muy positivos en pacientes que hasta ahora no encontraban respuesta en ningún tratamiento convencional, según han manifestado diversos expertos este fin de semana durante la celebración del XIX Congreso de la Sociedad Andaluza de Reumatología (SAR) en Punta Umbría (Huelva).
Según el Dr. José Luis Andréu, miembro del Servicio de Reumatología del Hospital Universitario Puerta de Hierro de Madrid, “el 40% de los pacientes que actualmente padecen en España Espondilitis Anquilosante no encontraba hasta ahora ningún tratamiento, habitualmente asociado a la realización de una terapia física y a la administración de antiinflamatorios no esteroideos (AINES), que aliviara los síntomas de la enfermedad”. Sin embargo, con la administración de los anti-TNF, fármacos que actúan reduciendo la inflamación al interferir en las moléculas que mantienen o agravan la enfermedad, la calidad de vida de estos pacientes mejora, por primera vez, de forma significativa.
La Espondilitis Anquilosante, que se caracteriza por un fuerte dolor de espalda y rigidez en la columna, afecta al 0,5% de la población española (unas 200.000 personas) y repercute de forma muy significativa en la calidad de vida de quienes la padecen.
Para el Dr. Andréu, que ha participado en la reunión de la SAR con la ponencia Terapia Anti-TNF en Espondilitis Anquilosante: la realidad del control sintomático y el sueño del control estructural, “aunque se ha demostrado la gran mejora que los anti-TNF suponen para los síntomas de la enfermedad, de momento no se ha podido probar que impliquen una modificación en su desarrollo estructural y, por tanto, en la evolución de la Espondilitis Anquilosante”.
En este sentido, el Dr. Andréu ha manifestado que el problema podría residir en que, hasta hace poco tiempo, los anti-TNF se administraban en períodos evolutivos de la enfermedad tardíos, “por lo que hasta dentro de dos o tres años no podremos saber con certeza si realmente este tipo de terapia biológica puede llegar a modificar el desarrollo estructural de la patología”.
La importancia de mantener el tratamiento biológico
El Dr. José Luis Fernández Sueiro, miembro del Servicio de Reumatología del Complejo Hospitalario Juan Canalejo de A Coruña, que ha presentado la ponencia Controversias en las pautas de utilización de los tratamientos biológicos en las espondiloartropatías. ¿Hasta cuándo tratamos?, ha explicado que se ha demostrado que la interrupción de este tratamiento supone una reaparición de los síntomas, tanto en el caso de la espondilitis anquilosante como en el de la artritis psoriásica.
En su opinión, al tratarse todavía de un tratamiento costoso y con un balance beneficio-riesgo ajustado, una de las principales dudas que surgen en torno a la aplicación de estas terapias biológicas es si deben suspenderse en algún momento y qué sucede al hacerlo.
En este sentido, el experto ha señalado que al interrumpir el tratamiento “en la mayoría de los pacientes, los síntomas reaparecen al cabo de unos meses; pero también se ha observado que al hacerlo y, posteriormente, al volver a introducir el mismo tratamiento, éste no pierde efectividad, pues la respuesta del paciente resulta muy similar a la inicial”. Con estos datos, en la actualidad el tratamiento con fármacos anti-TNF en estos pacientes debe de mantenerse de una forma crónica
En el encuentro de la SAR, que ha congregado a cerca de 150 reumatólogos, además de estos temas se han abordado los últimos avances en patología reumática, así como la situación actual y futura tanto de la detección como del tratamiento de estas enfermedades.