Cuando el bebé alcanza el primer año de vida su
organismo no está totalmente preparado para consumir la misma leche de vaca que
los adultos

. El
paso previo está en las leches de crecimiento

Si en algo ha
insistido siempre la Organización Mundial de la Salud (OMS), es en recomendar
la lactancia materna durante los 6 primeros meses del bebé. La experiencia ha
demostrado que es el alimento ideal para el recién nacido y el lactante, tanto
por sus características nutricionales como por sus propiedades inmunológicas. Sin
embargo, pasado ese período el niño inicia la alimentación sólida e introduce en
su dieta leches de continuación que tienen un alto aporte nutritivo, para luego
dar paso a leches de crecimiento fortificadas y que terminarán finalmente en
las mismas leches de vaca consumidas por adultos.

?Expertas? recomendaciones

1.       
Los expertos en nutrición señalan la
necesidad de consumir, antes de los dos años,
leches en polvo enteras, llamadas ?de continuación? o leches 2,
y en cuya composición estén presentes elementos nutritivos adicionales y un 26 %
de materia grasa.

2.       
A estos efectos, los pediatras
recomienden leches
?de crecimiento? o leches 3
, para la alimentación del niño de uno a tres años de edad, ya que su composición nutricional se acerca más a la de
leches de continuación que a la de vaca, y por lo tanto sirven de transición
entre una y otra. Su presentación, por lo general, es en forma líquida en briks
o botellas. Estas leches fortificadas se elaboran a partir de la leche de vaca,
pero modificando las proporciones de los distintos componentes nutricionales de
forma que resulten debidamente adaptados a las necesidades nutritivas y
capacidad digestiva del niño a partir del primer año. De hecho, en algunas
leches de crecimiento (líquidas), el perfil lipídico es de 3 g/100 ml, de los
cuales el 0,6 son grasas saturadas, el 2,1 grasas monoinsaturadas, y el 0,3
grasas poliinsaturadas.

Leches enriquecidas

El
nacimiento de las leches de crecimiento tiene como objetivo fundamental servir
de complemento  a la alimentación del
niño, dentro de una dieta variada y diversificada. En el mercado existen leches
de crecimiento pensadas especialmente para los más pequeños, y que aportan
ácidos grasos esenciales, proteínas, vitaminas y minerales cuya ingesta en las
cantidades adecuadas, es indispensable durante los tres primeros años de vida.

v      En
este sentido, una de las primeras cualidades de este tipo de leches es que
están enriquecidas con vitaminas y
hierro
, aporte que asegura, por un lado, la absorción del calcio (esencial
para la formación de los huesos), y por otro, el refuerzo de las defensas
naturales del niño. Además, previene la aparición de la anemia ferropénica,
cuyos síntomas tienen relación con la falta de apetito, retrasos en el
crecimiento, cansancio, debilidad y mayor susceptibilidad a las infecciones.

v     
Las grasas
que contienen las leches de crecimiento provienen de una mezcla de origen
vegetal y animal, aportando un perfil de ácidos grasos ricos en
monoinsaturados, -lo que tiende a equilibrar y disminuir el riesgo inherente a
la ingesta de grasa saturada-, así como la presencia en las proporciones
adecuadas de los ácidos grasos poliinsaturados de las series omega-6 y omega-3,
consideradas como esenciales tanto en las fases tempranas del desarrollo como
en la vida adulta.

v     
Por último, el contenido de proteínas, sodio y potasioes más adecuado que el de la leche de vaca consumida por los
adultos.

Situaciones especiales

Los
expertos recomiendan la ingesta de leches de crecimiento a niños cuyo apetito
disminuye o a niños para quienes el comer supone un auténtico calvario, lo que
puede llegar a provocar problemas relacionados con una disminución en su
crecimiento. También en niños que realizan una actividad física constante o viven
una etapa de aprendizaje y formación en la que la alimentación es clave.

Y más allá?

Como
continuidad a las leches de crecimiento, en la actualidad se comercializan
otras leches para niños apartir de cuatro años, en las que se ha
mejorado el perfil lipídico de la leche, disminuyendo la grasa saturada y
enriqueciéndola con ácidos grasos monoinsaturados y poliinsaturados, además de
llevar incorporadas vitaminas y minerales. Esta etapa de vida es crítica, puesto
que el niño tiene unos requerimientos  nutricionales
y energéticos que hacen necesaria una alimentación equilibrada para que su
desarrollo físico e intelectual sea el adecuado, por lo que este tipo de
bebidas lácteas puede ser un buen complemento de su dieta.

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Redacción Consejos

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