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La dermatitis atópica o eccema atópico es una de las principales causas de consulta pediátrica en los países industrializados y su incidencia se ha multiplicado en los últimos años. Caracterizada por la aparición en la piel de erupciones pruriginosas y descamativas, es un trastorno de difícil tratamiento y que disminuye
considerablemente el bienestar y la calidad de vida de los niños afectados.
Desde hace algún tiempo, los expertos han venido barajando datos que indicaban que una reducción en la cantidad de la flora microbiana a edades tempranas podía alterar el estatus inmunitario, y que esa situación podría estar relacionada con un mayor riesgo de aparición de enfermedades alérgicas. Equilibrar la flora intestinal sería, según esa teoría, la mejor forma de abordar el problema, y en ese contexto cobrarían especial valor los probióticos.
Diversos estudios ya indicaban la eficacia potencial de los probióticos en la prevención del eccema atópico, debido a sus efectos moduladores del sistema inmune2. Ahora, un estudio de la Universidad de Umeå (Suecia) conducido por el Dra West, miembro del Department of Clinical Sciences, Pediatrics, confirma que los probióticos tienen utilidad en la disminución del riesgo de desarrollar trastornos alérgicos, como el eccema atópico, en la población infantil.
“Según este estudio, la administración de probióticos después de la lactancia puede ser una medida efectiva para la prevención de patologías alérgicas en los bebés, incluida la dermatitis atópica”, explica Jordi Roig, Medical Advisor, División Merck Consumer Health Care. “Una de las vías de investigación que tenemos abiertas en Merck son precisamente los probióticos. Estamos convencidos de que sus efectos positivos en la flora intestinal se traducen en numerosos beneficios no sólo para los bebés, sino para toda la población, que podría encontrar en los probióticos una forma de mejorar su bienestar y su calidad de vida”.
Los efectos beneficiosos a los que contribuyen los probióticos en el organismo son tres tipos:
1. Protección contra microorganismos patógenos.
2. Estimulación del sistema inmunitario intestinal y general.
3. Mantenimiento de las funciones digestivas del intestino.
“Se ha demostrado la utilidad de algunos probióticos en la prevención y tratamiento de diarreas agudas por rotavirus” señala a su vez la Dra. Pilar Riobó, especialista en Endocrinología y Nutrición. Los estudios iniciales indican que estas bacterias buenas o “probióticas” ayudan a mantener un equilibrio bacteriano saludable, estimulan la inmunidad intestinal y evitan la aparición de organismos patógenos causantes de las alteraciones intestinales y la diarrea”.