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Los pediatras alergólogos recomiendan que los niños alérgicos lleven dos autoinyectores de adrenalina y que los monitores estén formados
La Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica (SEICAP) reclama protocolos de actuación ante reacciones alérgicas en campamentos de verano, como los que ya existen en algunos colegios, para evitar el riesgo de shock anafiláctico. Según datos de la SEICAP, uno de cada cinco niños sufre algún tipo de alergia, uno de cada diez es asmático y entre el 4 y el 8% tienen alergia a alimentos. Ante estas cifras, que aumentan cada año, los pediatras alergólogos consideran que deben establecerse guías de actuación en los campamentos que incluyan formación de monitores, presencia de autoinyectores de adrenalina en los botiquines, control de los comedores y sistemas de contacto con los padres y centros sanitarios.
“La mayoría de los niños alérgicos están concienciados sobre lo que pueden comer o no, en caso de alergia a alimentos, y qué hacer en caso de aparecer síntomas, pero para evitar situaciones de peligro y que los niños se sientan seguros en todo momento es importante que los campamentos cuenten con protocolos específicos para alergia”, explica la doctora Ana María Plaza, presidenta de la SEICAP.
El shock anafiláctico es la reacción alérgica más grave y en algunos casos puede ser letal, como ocurrió el año pasado en un niño alérgico a los lácteos que ingirió un yogur en una granja escuela. La adrenalina es el tratamiento de urgencia en caso de shock anafiláctico.
La SEICAP organiza cada verano colonias educativas para niños asmáticos y alérgicos a alimentos de entre 8 y 14 años. En ellas, aprenden, mientras juegan, qué factores desencadenan una crisis, qué sucede en las vías respiratorias durante la misma, cómo medir el flujo de aire, así como aplicarse un inhalador o la adrenalina. El doctor Carles Lucas, jefe del Servicio de Alergia en la Fundación Hospital Sant Pere Claver, de Barcelona, es pionero en España en este tipo de campamentos, que inició hace 26 años. “La diferencia con los campamentos tradicionales es un control sanitario y de alimentación y la formación en alergia y asma, pero los niños juegan y se divierten igual”, comenta. En el campamento que organiza en una masía de la comarca de Osona (Barcelona) los monitores son antiguos participantes. A su juicio, sea en estancias exclusivas para niños alérgicos o para cualquiera, los monitores y los responsables de la restauración deben estar formados sobre alergias.
Dos autoinyectores
El doctor Juan Carlos Cerdá, del grupo de trabajo de Educación Sanitaria de la SEICAP, que también organiza desde hace 24 años campamentos para niños con asma en Valencia, recomienda que los niños alérgicos lleven dos autoinyectores de adrenalina, ya que “se puede producir una reacción anafiláctica grave estando lejos de un centro sanitario y haría falta administrar una segunda dosis a los 20 minutos”.
El conocimiento de la enfermedad y de su tratamiento, el ejercicio físico y el apoyo psicológico y social, objetivos de los campamentos para niños con alergia, son clave, según el doctor Cerdá, para que “los chicos sientan que pueden llevar una vida como la de cualquier otro y que no viven en un mundo aparte”.