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En el año 2011, el PNUMA (Programa de Naciones Unidas para El Medio Ambiente), presentó un informe señalando los residuos plásticos, que acaban en el océano, como uno de los problemas medioambientales más graves de este siglo. El plástico está considerado como el producto con una trayectoria histórica más abundante en cantidad de fabricación. Es un material que domina todas las esferas del consumo y que en los últimos 20 años casi se ha triplicado su producción, hasta los 300 millones de toneladas anuales.
De toda la producción mundial, casi el 40% se utiliza para embalaje o almacenaje y otro 20% en fabricación de artículos para el hogar. Se deduce por tanto que pasa por nuestras manos una parte muy importante del plástico que se fabrica y que somos responsables de su reciclaje. Además, la vida media de estos productos es muy alta. Por ejemplo, una bolsa de plástico puede tardar 150 años en descomponerse. Una botella de las de agua, puede durar hasta 500 años. Por esta razón y por la falta de cuidado en la recuperación de los desechos, desde mediados del siglo XX se ha venido acumulando en los mares una ingente cantidad de residuos plásticos, formando lo que se llaman “islas de plástico”. Algunas, como la que existe en el Pacífico, son de enormes dimensiones, incluso mayores que la Península Ibérica.
Otro grave problema es la aparición de los plásticos milimétricos o microplásticos, que se generan por la descomposición de trozos más grandes o que proceden directamente de ciertos productos de consumo, como algunos cosméticos. Hay animales, como las medusas, que ingieren estos residuos como parte del plancton, siendo devorados por otros peces de mayor tamaño que pueden acabar siendo de consumo humano. Un estudio reciente llevado a cabo en el Mediterráneo por el Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), ha verificado la presencia de residuos plásticos en el 97% de las muestras tomadas, habiéndose encontrado una media de 147.500 partículas de plástico por kilómetro cuadrado. “Estas partículas suponen una grave amenaza no sólo para el ecosistema marino y los organismos que habitan en él, sino que podría tener importantes consecuencias en la salud humana y en las actividades económicas», opina el investigador del CSIC Luis F. Ruiz-Orejón.
Hoy día existen algunos proyectos de investigación que tratan de paliar estos problemas. Un ejemplo es el del joven holandés Boyan Slat, quien ha ideado un sistema para atrapar los plásticos del océano. Se trata de formar una barrera flotante artificial, guiada por barcos y que frena el avance de los plásticos arrastrados por las corrientes marinas. Éstos se concentran en el centro de la barrera, donde luego se clasifican y recogen para su posterior reciclado. Según opina el propio Slat, su proyecto, si tiene éxito, ayudará a la limpieza de los océanos, pero no excluye la prevención que es totalmente imprescindible para erradicar el problema.
¿SABÍAS QUE…?
Cerca del 20% de las emisiones contaminantes son de origen doméstico. Reducirlas es fácil es muchos casos y además beneficioso para su bolsillo. Por ejemplo, si utiliza un termo de gas para calentar el agua, con encendido automático en lugar de llama continua, puede ahorrar hasta un 30% en su consumo. Un programa de lavado con agua a 30ºC, en lugar de 50ºC, puede rebajar a la mitad ese coste de electricidad y reducir un 50% sus emisiones de CO2. El frigorífico es el electrodoméstico que más consume al año en un hogar. Si se optimiza el tiempo y el número de aperturas de la puerta se puede ahorrar hasta un 15% en su consumo.