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A partir del mes de diciembre de 2003 será fácil distinguir un salmón o un marisco criado en libertad de uno criado en cautividad, por su color más o menos vistoso y anaranjado. La razón estriba en que el uso de la cantaxantina, colorante de la familia de los beta-carotenos utilizado tradicionalmente en piensos de alimentación de salmones y mariscos criados en cautividad, ha demostrado ser perjudicial para la retina, lugar en el que se acumula y produce daños, según diversos estudios que han salido a la luz recientemente. Así, la Comisión de Sanidad de la Unión Europea ha reducido hasta un 75 % la cantidad máxima permitida de este colorante, que hasta el momento era de 0,03 miligramos por kilo de masa corporal. La cantaxantina también se utiliza en cremas bronceadoras y en algunos alimentos, sin añadir valor nutritivo alguno a su composición.