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“Aquella noche de abril de 1991 empecé a tener una sensación rarísima en mis piernas. No era dolor: era incomodidad, era inquietud, era hormigueo, era nerviosismo. Rápidamente salté de la cama y me puse a idear movimientos para calmar tan desagradable sensación: dar vueltas por la casa de forma rápida, hacer flexiones en el suelo, dar saltos…”
Jorge, de 43 años, recuerda con estas palabras cómo fueron los inicios de su enfermedad. Tiempo más tarde le diagnosticaron el síndrome de piernas inquietas (SPI), un trastorno de origen neurológico, que se caracteriza por una irresistible necesidad de levantarse y mover las piernas para mitigar las molestias que produce.
El SPI, también llamado acromelalgia o síndrome de Ekbom, no está considerado como una enfermedad “rara”, sin embargo es una gran desconocida. Es por ello que la Asociación Española de Síndrome de Piernas Inquietas (AESPI) ha editado el libro ‘Síndrome de piernas inquietas. El demonio que me despierta cuando duermo’*, una publicación escrita a modo de conversación entre amigos que busca reflejar las dificultades previas al diagnóstico. Los protagonistas relatan el largo y dificultoso camino desde que los primeros síntomas comienzan a manifestarse hasta que logran ser diagnosticados de una enfermedad que apenas conocen. En este sentido, y en palabras del Dr. García-Borreguero, director del Instituto de
Patrocinada por el laboratorio UCB Pharma, la publicación ha sido realizada con el objetivo de ayudar a “entender una enfermedad que ha sido y sigue siendo una gran desconocida, a pesar de que podría padecerla el 10% de la población”, comenta Rafael Hernampérez, coautor del libro.
ACERCA DEL SPI
1. La enfermedad se caracteriza por la aparición de molestias como pinchazos, hormigueos, inquietud o dolor en las extremidades inferiores que provocan la necesidad urgente de movimiento para aliviar las crisis. Estas molestias suelen aparecer a última hora de la tarde o a lo largo de la noche, lo que ocasiona en el paciente gran inquietud e incluso insomnio.
2. Los pacientes con SPI son propensos a desarrollar algunas enfermedades, tales como depresión, ansiedad, alteraciones cardiacas, hipertensión arterial e insuficiencia renal. Por esta razón, es importante realizar un diagnóstico temprano y un tratamiento correcto que prevenga la aparición o el agravamiento de esta enfermedad.
3. El último avance en el tratamiento de la patología, según García-Borreguero, es la aplicación del parche de rotigotina para SPI que permite que el paciente mantenga los niveles adecuados en sangre durante las 24 horas de tratamiento, lo que asegura un control continuado del proceso de la enfermedad.
*El libro se puede descargar de forma gratuita en Internet: http://www.aespi.net