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En el documento, los firmantes dejan claro que la vida humana empieza en el momento de la gestación, como afirmaba en el acto de presentación Mónica López Barahona, biomédica y consultora en el área de Bioética de Naciones Unidas:
«El embrión unicelular, en estado de cigoto, es vida humana y es un individuo de la especie humana. Por tanto, es objeto de los mismos derechos que cualquier otro individuo de la especie humana. Por eso entrar en una terminología de plazos no es aceptable, porque uno no pertenece más o menos a la especie humana según el número de células que tenga o según los kilos que pese».
El aborto es un acto cruel de interrupción de la vida humana y la nueva ley que prepara el Gobierno, se añade en el Manifiesto, es una tragedia para el nasciturus, para la madre y para toda la sociedad.
Siguen sumándose las adhesiones
El número de adhesiones no deja de crecer: una centena de ginecólogos y psiquiatras, así como la Asociación Profesional de Médicos de Ejercicio Libre (ASPROMEL) se han adherido este lunes en bloque a la Declaración de Madrid, el manifiesto científico sobre el aborto que han presentado este martes, en conferencia de prensa, los profesores Nicolás Jouve de la Barreda, catedrático de Genética de la Universidad de Alcalá; Francisco Abadía Fenoll, catedrático emérito de Biología Celular de la Universidad de Granada, y Julio Navascués Martínez, catedrático de Biología Celular de la misma Universidad granadina, junto a una nutrida representación de los cerca de un millar de científicos, escritores, juristas y profesionales, todos con un perfil de excelencia acreditado a nivel internacional, que han firmado ya la Declaración de Madrid. Otras plataformas, como Pediatras por el Derecho a Vivir, con cerca de medio centenar de doctores adheridos, tambiñen se han sumado a la Declaración de Madrid.
El número de adhesiones sigue creciendo y, de hecho, ha desbordado la previsión inicial de sus promotores, los profesores Abadía, Jouve y Navascués, además del profesor César Nombela, catedrático de Microbiología de la Universidad Complutense y una autoridad mundial en el estudio de las células madre. De ahí que el Manifiesto, que en un principio iba a llamarse Manifiesto de los 300, haya pasado a denominarse la Declaración de Madrid.
La Declaración de Madrid consta de diez puntos
El Manifiesto deja sentado el estado de la investigación científica sobre el origen de la vida y analiza el proyecto de reforma del régimen jurídico del aborto, tal y como ha salido de la Subcomisión parlamentaria y del Comité consultivo abortista creado por el Ministerio de Igualdad.
La Declaración de Madrid es la referencia de la Opinión de la élite científica española sobre la cuestión del aborto. Los firmantes constituyen la primera fila de la investigación biomédica en España, sabios con una trayectoria y reputación al servicio de los mejores centros de investigación de España y del mundo.