Únete a nuestra comunidad
Toda la actualidad del mundo de la salud y la farmacia en Consejos de tu Farmacéutico.
Además, puedes seguirnos en nuestras redes sociales:
Pasar
largas horas al sol sin protección y bucear en aguas altamente cloradas son
importantes factores de riesgo para nuestra salud ocular
Con
la llegada del verano, el cuidado de nuestros ojos debe ser tan esmerado como el
de la piel. La larga exposición a los rayos UVB y UVA del sol puede perjudicar
seriamente nuestra salud ocular.
Ojos
indefensos ante el sol
Según
el oftalmólogo Ricardo Ramón, de Clínicas Novovisión, la exposición prolongada
a los rayos solares puede producir alteraciones oculares severas como
cataratas, una enfermedad que surge cuando el cristalino empieza a opacarse y,
en consecuencia, la visión se deteriora progresivamente. La queratitis o
inflamación de la córnea, así como la degeneración macular son otras de las
posibles lesiones que el sol puede ocasionar en nuestros ojos. Esta última
enfermedad, también denominada ?mancha amarilla?, afecta directamente a la
mácula (parte central de la retina), que llega a dañarse, lo que conlleva una
pérdida de la visión central aguda, importante para la lectura y el
reconocimiento de los detalles. Según el doctor Ramón, la toma de determinados
medicamentos fotosensibles, antidepresivos, barbitúricos o salicilatos pueden
potenciar el efecto de las radiaciones.
Más
tumores en los jóvenes
Por otra parte, Andrea Sanz, especialista del
Hospital Oftalmológico Internacional de Madrid, alerta que la excesiva
exposición al sol también está siendo la responsable del notable aumento de
casos de tumores oculares en personas jóvenes. Este tipo de tumores solían
darse hasta ahora en personas mayores de 50 años que, por su ocupación
profesional, se veían obligadas a pasar largas jornadas bajo el sol sin la
protección adecuada. Esto propiciaba, y propicia ahora también entre los jóvenes,
la aparición en los párpados del llamado epitelioma basocelular, un tipo de
tumor cutáneo que suele afectar a esta zona provocando graves alteraciones
estéticas y funcionales del ojo, y, en ocasiones, su pérdida.
Párpados al
descubierto
Para
proteger los ojos de los estragos que los rayos solares puedan ocasionarte, los
expertos en oftalmología recomiendan no tomar el sol directamente y utilizar
siempre unas gafas de protección solar adecuadas. Sin embargo, muchas de estas
gafas son demasiado pequeñas por
razones estéticas y cubren sólo una parte del ojo, dejando los párpados al
descubierto, por lo que se hace necesario, además, la aplicación de cremas con
un alto factor de protección en la zona que bordea al ojo para evitar
quemaduras en esta zona tan delicada.
Gafas
de sol: elegir bien
La
importancia de elegir unas buenas gafas de sol es fundamental a la hora de
proporcionar protección a nuestros ojos. No todas las gafas con cristales
oscuros nos ofrecen garantía de calidad, por lo que, al adquirirlas, debemos
tener en cuenta que los cristales sean homologados y cuenten con un filtro
solar para evitar lesiones oculares. De no ser así, estaremos contribuyendo a
dañar más nuestros ojos, ya que unas gafas oscuras sin filtro aumentan la
dilatación de la pupila y no ofrecen protección ninguna, multiplicando todos
los riesgos posibles.
Lo
mejor, por tanto, es acudir a centros especializados y dejarse asesorar por los
expertos, quienes nos ayudarán a escoger las mejores gafas en función de
diferentes criterios, como la cantidad de luz que llegan a absorber y el tipo
de uso que les vamos a dar.
Cómo elegir el mejor filtro
Nº | Absorción | Descripción | Aplicaciones | Restricciones |
0 | 0 | Filtración | Interiores/ | Ningunas |
1 | 20 | Filtración | Luminosidad | No |
2 | 57 | Filtración | Luminosidad | No |
3 | 82 | Filtración | Luminosidad | No |
4 | 92 | Filtración | Luminosidad | No |
FUENTE:
Instituto Oftalmológico de Alicante / General Óptica
Ojos bajo el agua
Además
del sol, el baño en las piscinas es otra de las causas que favorece la
aparición de lesiones oculares e infecciones, aunque a menor escala. La gran
cantidad de cloro y productos químicos que se aplican a las aguas llegan a
provocar conjuntivitis o queratitis (inflamación de la córnea), así como
enrojecimiento, picor y visión turbia. Igualmente, la falta de estos productos
en las piscinas puede causar infecciones, principalmente en la conjuntiva,
producidas por el germen denominado clamidea. Acudir a la farmacia y solicitar
consejo clínico es la mejor opción cuando aparece algún síntoma de irritación,
ya que actualmente existen multitud de colirios y lágrimas artificiales que te
ayudarán a paliar estos síntomas.