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Idolatran el músculo hasta el punto de que sólo son felices si el espejo les devuelve una imagen robusta y musculosa hecha a base de ejercicio físico desproporcionado. Con razón, el primer psiquiatra americano que habló de este trastorno, Harrison G. Pope, en sus últimos libros y estudios lo califica como el Complejo de Adonis. La esclavitud que supone esta nueva obsesión no difiere mucho de otros trastornos obsesivos como la anorexia y la bulimia. De hecho, se han dado casos en los que una vez superada la anorexia nerviosa, algunos chicos se han dedicado a cultivar el cuerpo en exceso, pasando de un trastorno al otro. Según datos del Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos, en España existen unos 700.000 casos de hombres con vigorexia, y a juicio de los expertos, se trata de un desorden psiquiátrico del que emana una insatisfacción por el físico que se manifiesta por regla general en personas inmaduras, con baja autoestima, introvertidos, antisociales y excesivamente obsesionados por el peso, la imagen y los sobreesfuerzos físicos.