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Caer en la tentación de comprar unos zapatos que queden un poco holgados, para que “aguanten” todo el invierno, o aprovechar ese calzado del curso anterior aunque al niño le quede un poco justo, puede tener sus consecuencias.
El Colegio Profesional de Podólogos de Andalucía advierte que “muchas enfermedades del pie están vinculadas al uso abusivo de calzado incorrecto. Llevar unos zapatos inadecuados en la edad escolar es una de las causas de dolores en las rodillas y de problemas que luego sufrimos de adultos” al alterar el crecimiento del pie y favorecer la aparición de deformidades. Para evitarlo recomiendan:
1. Debe ir con sus hijos a comprar los zapatos. Probárselos en ambos pies y hacerle andar durante unos minutos por la tienda para que el niño compruebe si le molesta. Tras ello, revísele los pies por si hubiera señales de irritación. Lo mejor es comprar el calzado por la tarde o noche, cuando los pies están más hinchados.
2. Debe probarse los zapatos con los calcetines que vaya a usar normalmente. Evite los calcetines elaborados con tejidos acrílicos.
3. Una forma sencilla de dar con la talla exacta es meter el dedo por el talón con el niño de pie. Si entra con soltura, es su talla.
4. Pase la mano por el interior del calzado: debe estar bien acabado para evitar rozaduras.
6. Si a pesar de estas recomendaciones observa un desgaste anormal del calzado consulte a su podólogo, puede ser síntoma de alteración en los pies.
7. Los podólogos de Andalucía advierte además que muchos fabricantes de calzado colocan elementos anatómicos de serie en el calzado. “En la mayoría de los casos son inútiles y, a veces, hasta perjudiciales, ya que el efecto que provocan puede estar contraindicado en el tipo de pie que presenta el niño”, señalan.
8. En el caso de las niñas se desaconseja el uso de tacón alto en el calzado infantil, ni siquiera de modo ocasional. Además conviene retrasar su uso tanto como sea posible.
9. Cada vez es más frecuente que los niños utilicen de forma casi exclusiva zapatillas deportivas, un calzado que no permite una buena transpiración del pie. La sudoración excesiva es terreno abonado para la aparición de infecciones, como hongos, verrugas y eccemas por alergias. Además, su uso continuado influye en que el pie se sea más ancho y musculado, especialmente en la planta, lo que puede provocar problemas en la edad adulta.
10. Como norma general, los podólogos andaluces recomiendan diversificar el calzado. No utilizar sólo un par de zapatos, sino dos o tres.