Dime qué abdomen tienes… El “arte” de camuflar tripa

Muy pocas mujeres se libran de sufrir un volumen abdominal añadido (lo que viene siendo lucir tripa) ya sea de forma puntual o continua. En esta zona, el plan de acción pasa por tonificar, reafirmar, deshinchar, reducir grasa e incluso tratar la celulitis, pero la forma de alcanzar estos objetivos depende del tipo de abdomen ya que, como explica la Dra. Mar Mira, no todos son iguales, aunque en la mayoría de los casos en todos confluyen varias alteraciones estéticas.

“Contrariamente a lo que se cree, la tripa no sale sólo por comer mal, sino que además del tipo de alimentación, en el aspecto, forma y definición del abdomen influyen otros factores: el envejecimiento corporal, la genética, alteraciones hormonales (menopausia, hipotiroidismo, estrés), salud intestinal, posturas, problemas de la espalda (hiperlordosis lumbar), embarazos, estilo de vida o tonificación muscular”, dice la doctora Mar Mira, experta en medicina estética y directora de la Clínica Mira + Cueto.

La “fórmula” de cuidados para esta zona se basa en la aplicación de productos específicos para reducir el volumen y tonificar la piel de la zona; la práctica de ejercicio (imprescindibles los abdominales); dieta adecuada (rica en proteínas y baja en azúcares), y tratamientos médico-estéticos que mejoren su aspecto.

En función de la alteración estética predominante, la doctora Mira identifica distintos tipos de abdomen, y recomiendan las técnicas más adecuadas para tratarlos:

1. Con celulitis: En esta zona, la celulitis suele estar presente alrededor del ombligo: “Aparecen irregularidades en el aspecto de la piel en forma de nódulos con tracciones cutáneas (piel de naranja). Para esta tipología se recomienda el drenaje linfático manual, la mesoterapia (drenante, anticelulítica y lipolítica), para acelerar la “destrucción” de los acúmulos de celulitis; y la carboxiterapia (activa la circulación y mejora la calidad y elasticidad de la piel). 
2. Con flacidez: “Este tipo de abdomen suele tener una piel fina y atrófica, que va formando pliegues en la zona del ombligo, dando como resultado el famoso ‘ombligo triste’ (caído)”, comenta la doctora Mira. La alimentación con exceso de azúcares, los cambios bruscos de peso, la exposición solar excesiva y la pérdida de colágeno asociada al envejecimiento (que se traduce en adelgazamiento y laxitud de la piel) son sus principales causas. Para este tipo de abdomen la experta ha desarrollado un protocolo que combina radiofrecuencia (para estimular la síntesis de colágeno), hilos tensores corporales con ácido hialurónico; ultrasonidos e inductores de colágeno.
3. Con grasa localizada: Según Mar Mira, es una de las “tripas” más frecuentes: “Se identifica fácilmente porque este abdomen es globuloso debajo del ombligo y aumenta el contorno corporal en los flancos laterales, dando lugar a una barriga que comúnmente conocemos como ‘flotador’ consecuencia de una alimentación desequilibrada e hipercalórica, el estrés y la menopausia”. Las dos técnicas más efectivas en este caso son las infiltraciones con lipolíticos y la combinación de radiofrecuencia y ultrasonidos.