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Actuar rápido: fundamental para crecer en autoestima
Lo malo de la dislexia es lo que va sedimentando en el niño: una sensación de fracaso constante y una falta de autoestima al sentir que no puede como los demás y que todo su esfuerzo no se ve recompensado. A menudo es tachado de vago, de desmotivación y de falta de esfuerzo, pero nada más lejos de la realidad. Ello se debe a que el niño/a disléxico debe poner tanto esfuerzo en las tareas de lectoescritura que tiende a fatigarse, a perder la concentración, a distraerse y a rechazar este tipo de tareas. Así, según explica Araceli Sala, frases como “este niño no sigue el ritmo de la clase”, pueden llegar a ser lapidarias. Porque, “¿qué ritmo es el que debemos seguir?, no hay un solo niño que tenga el mismo ritmo de aprendizaje. El sistema está fracasando al ajustarse a un ritmo impuesto por un sistema que no funciona. De ahí nuestra exigencia de una Educación con C de Calidad: digna para todos y abierta al aprendizaje según nuestras posibilidades y no según nuestras dificultades”. Hay que mejorar la formación, dotar a los centros de mayores recursos tecnológicos que permitan trabajar de forma más abierta, con métodos multisensoriales, aumentar la inversión en orientadores, logopedas, maestros de pedagogía terapéutica y maestros de audición y lenguaje, y acabar con la falta de voluntad política y de sensibilidad con la problemática.
“Avanzando en oportunidades”
Los niños con dislexia son más emprendedores, tienen más habilidades visoespaciales, son más rápidos, tienen memoria fotográfica, una visión periférica más desarrollada frente a la central, algo que favorece algunas profesiones, como la astronomía, la ilustración, la pintura, la arquitectura o el diseño, son más creativos, tienen habilidades para la publicidad y el marketing, etc. Hay que poner el foco en sus posibilidades y no en las dificultades. Hay que desterrar mitos y empezar a pensar que un niño con dislexia pueda tener buenas notas, puede tener buena letra, puede no ser vago y esforzarse como el que más. Hay que poner a trabajar al sistema para que se saque todo el potencial de estos niños, con la ayuda de los docentes y las familias.
- El protocolo de detección PRODISLEX, que deben cumplimentar tanto el afectado como su familia y tutor, permite la detección precoz de la dislexia, algo realmente esencial para prevenir las secuelas emocionales, la desmotivación y el fracaso escolar.