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El fallo de medro es la incapacidad de sostener una velocidad de crecimiento normal, tanto en peso como en talla, en niños menores de 3 años de edad.
Hasta el 10% de los niños presentan fallo de medro, un crecimiento en peso y talla inadecuado para la edad. Desde que un niño nace hasta aproximadamente los 3 años, las revisiones médicas son habituales para establecer un normal crecimiento y desarrollo. Para ello se utilizan los percentiles, que comparan a los niños de una misma edad y sexo. Por ejemplo, decir que un niño está en el percentil 10 para el peso significa que, de 100 niños de la misma edad y sexo, 90 pesan más y 10 pesan menos.
Cuando el niño presenta percentiles entre 3 y 5 en más de una ocasión; tiene un peso inferior al 80% del peso ideal para su edad; o una caída sostenida en su percentil a pesar de que su peso real no sea bajo, podemos hablar de fallo de medro. Sin embargo, explica el doctor Andrés Bodas, especialista en gastroenterología infantil del Centro Médico-Quirúrgico de Enfermedades Digestivas, “periodos de falta de crecimiento de hasta tres meses no indican que un niño tenga fallo de medro, si no que en ese periódico ha crecido menos de lo que es habitual, pero que recuperará de forma natural”.
Las causas
Hay que distinguir dos grandes grupos: las orgánicas, cuando el niño sufre algún tipo de enfermedad que dificulta un normal crecimiento y las inorgánicas, debidas a factores medioambientales.
1. En este último grupo, el fallo de medro lo causa un consumo deficiente de alimentos que en algunos casos puede deberse a problemas económicos o situaciones de pobreza, y en otros, a una paternidad irresponsable o maltrato. Si existen problemas que alteran la convivencia familiar, estos pueden reducir el apetito del niño y disminuir la ingesta de alimentos.
2. El fallo de medro causado por un trastorno médico del niño engloba dificultades para masticar o para tragar como el labio leporino o el paladar hendido y trastornos que pueden provocar malabsorción de nutrientes (enfermedad celíaca, alergias alimentarias o enfermedad inflamatoria intestinal). Otras causas físicas pueden incluir trastornos neurológicos, enfermedades renales, hepáticas, tumores, cardiopatías, trastornos hormonales o metabólicos, reflujo o esofagitis.
Diagnóstico y tratamiento
El tratamiento dependerá de la causa. Para ello se realizará una historia clínica completa en la que queden registradas todas las circunstancias desde la concepción del bebé. Esto, junto con las exploraciones físicas y las pruebas que los especialistas pauten, ayudarán a dar con el diagnóstico que explique el fallo de medro (bien sea por causas físicas o psicosociales) y, por tanto, a prescribir el tratamiento, cuyo objetivo fundamental será aportar los nutrientes necesarios.
Los primeros años de vida son fundamentales para el desarrollo del cerebro, por lo que los niños desnutridos pueden sufrir un retraso permanente con respecto a sus compañeros, aunque mejore su crecimiento físico.