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¿Sabías que cada persona tiene su manera particular de reaccionar ante situaciones de estrés?
El estrés puede definirse como un conjunto de reacciones fisiológicas que se presentan cuando una persona sufre un estado de tensión nerviosa, producto de diversas situaciones en el ámbito laboral o personal. El estrés en sus diferentes formas, estrés agudo por estrés laboral, estrés episódico o estrés crónico se manifiesta de diferente forma atendiendo a la persona. Te presentamos las fases por las que evoluciona el estrés:
1.La alarma
En la primera etapa, llamada de alarma, el cuerpo reconoce el estrés y se prepara para la acción, ya sea de agresión o de fuga, según el temperamento de la persona afectada. Las glándulas endocrinas liberan hormonas que aumentan los latidos del corazón y el ritmo respiratorio, elevan el nivel de azúcar en la sangre, incrementan la transpiración, dilatan las pupilas y hacen más lenta la digestión.
2. Resistencia
En la segunda etapa, de resistencia, el cuerpo demuestra sus habilidades reparando el daño producido en la primera etapa. Pero si el estrés continúa, el cuerpo sigue en alerta y no puede reaccionar.
3. Agotamiento
La tercera etapa, de agotamiento, es la consecuencia de una resistencia prolongada. La exposición al estrés agota las reservas de energía del cuerpo y puede llevar a situaciones extremas. Es entonces cuando pueden aparecer alteraciones físicas producidas por el estrés prolongado: algunos tipos de jaqueca, dolor facial, dolor de espalda, asma, alopecia, úlcera péptica, hipertensión y estrés premenstrual. El estrés emocional añadido puede causar o empeorar muchos trastornos de la piel, desde picores o cosquilleo hasta hipersensibilidad, sarpullidos y acné.