Durante los meses de verano, como advierten especialistas y asociaciones de pacientes, es frecuente que las personas con Fibrosis Quística presenten deshidrataciones graves asociadas a pérdidas aumentadas de sal por sudor (sodio, cloro y potasio). Una complicación ligada a la Fibrosis Quística debido a una importante pérdida de sal y de agua por el efecto acumulado de una fuerte sudoración y de una elevada concentración de sal en el sudor. Por ello, en verano deben protegerse del calor como un grupo de riesgo y tomar medidas para prevenir la deshidratación. Desde la Federación Española de Fibrosis Quística, se ha creado un decálogo de pautas para ayudar a las personas con Fibrosis Quística a disfrutar de esta época del año y evitar sus posibles efectos adversos.

Como señala Juan Da Silva, vicepresidente de la Federación Española de Fibrosis Quística, “en las personas con Fibrosis Quística el intercambio de sodio, cloro y potasio está alterado, por lo que tienen más riesgos de deshidratación que la mayoría de la población. Además, con el aumento de temperaturas se puede producir Alcalosis Metabólica: una descompensación en sangre de los niveles de bicarbonato que puede hacer que la persona se encuentre más cansada de lo normal, con malestar generalizado, incluso llegar a producir vómitos y diarreas”.

Mª Carmen Luna, médico adjunto de la Unidad de Fibrosis Quística del Hospital 12 de Octubre, apunta que “las alergias también pueden estar presentes en estos meses de verano y empeorar los síntomas del paciente, con congestión nasal, estornudos, rinorrea e incluso cuadros de asma”.

Qué es la Fibrosis Quística

La Fibrosis Quística es una enfermedad crónica y hereditaria que representa un grave problema de salud. Es una enfermedad degenerativa que afecta principalmente a los sistemas respiratorio y digestivo.

Consiste en una alteración genética que afecta a las zonas del cuerpo que producen secreciones, dando lugar a un espesamiento y disminución del contenido de agua, sodio y potasio originándose la obstrucción de los canales que transportan esas secreciones y permitiendo que dicho estancamiento produzca infecciones e inflamaciones que destruyen zonas del pulmón, hígado, páncreas y sistema reproductor principalmente. Es una patología grave de tipo evolutivo con una esperanza de vida limitada y que hoy día no tiene curación.

Como explican desde la entidad, hay algunos consejos específicos que es bueno que las personas con Fibrosis Quística consideren en estos meses. La Federación Española de Fibrosis Quística ofrece para ello el siguiente decálogo:

1. Llevar siempre bebidas. Es beneficioso también tener bebidas isotónicas o sueros de rehidratación orales (en caso de bebés) y beber de vez en cuando, sin esperar a tener necesidad o sensación de sed. Para los bebés, añadir más agua a los biberones también es una buena medida.

2. Tomar suplementos de sal durante el verano. Aunque se beba mucha agua, si no se añade la suplementación de sal no es suficiente para corregir la deshidratación y puede incrementar los vómitos. La indicación para la aportación de sodio es -según la temperatura ambiente y el peso- de un máximo de 15 gramos al día. La sal puede aportarse en forma de sal común (una cucharita a ras tiene entre 6 y 7 gramos); comprimidos o ampollas; o con la ingesta de alimentos ricos en sal (como son el jamón, embutidos, aceitunas, marisco y pescados en conserva, patatas fritas, galletas saladas, cacahuetes tostados, zumo de tomate, aguas embotelladas con alto contenido en sodio, etc.)

3. También se aconseja un aporte extra de potasio, que se puede encontrar en alimentos tales como la fruta deshidratada, el cacao, las legumbres, los zumos de naranja y tomate, los frutos secos, etc.

4. Evitar el alcohol, ya que altera la capacidad de respuesta al calor y favorece la deshidratación.

5. Evitar las bebidas con cafeína o muy azucaradas, ya que aumentan la eliminación de líquidos. Hay que evitar tomar los líquidos excesivamente fríos.

6. Aumentar el consumo de zumos y licuados de verduras, gazpachos y ensaladas para aumentar las sales minerales.

7. Evitar esfuerzos intensos o la práctica de deporte durante las horas más calurosas del día.

8. Procurar salir a sitios climatizados o sombreados y frescos. Cuando se produzcan varios días de calor, se recomienda acudir a sitios climatizados, al menos 2 horas al día (centros comerciales, bibliotecas, museos, etc.)

9. En casa: airear las habitaciones a primera y/o a última hora del día y poner toldos y bajar las persianas en la horas de más luz. Es bueno darse baños y/o duchas frecuentes.

10. Para el exterior: escoger ropa amplia, de color claro, gorros de paja o viseras y proteger la piel al descubierto con crema solar; en el interior de las casas, evitar los aires acondicionados fuertes y limpiar muy bien y a menudo los filtros. Con los más pequeños, en caso de no tener aire acondicionado, es recomendable dejarles en pañal o con ropa interior para evitar que acumulen el sudor. También se puede pulverizar agua por la ropa y el cuerpo.

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Redacción Consejos

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