Aliados del “buen aspecto” pero, sobre todo, de la salud, los productos cosméticos han experimentado un importante crecimiento en las farmacias, superior a los otros canales de distribución, según datos del Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos. Los tratamientos de la piel son los que tienen mayor presencia, seguidos de los productos de protección solar y los de higiene bucodental.


Según la reglamentación al respecto (Reales Decretos 1599/1997, 2131/2004 y 209/2005), se entiende por producto cosmético “toda sustancia o preparado destinado a ser puesto en contacto con las diversas partes superficiales del cuerpo humano (epidermis, sistema piloso y capilar, uñas, labios y órganos genitales externos) o con los dientes y las mucosas bucales con el fin exclusivo o principal de limpiarlos, perfumarlos, modificar su aspecto y/o corregir los olores corporales, y/o protegerlos o mantenerlos en buen estado”.

 mujer sonriendoTeniendo en cuenta esta definición, el repertorio de cosméticos de venta en farmacia es sumamente amplio y cubre un enorme espectro de problemas y cuestiones relacionadas con la piel, el pelo, las uñas, los dientes, los labios… en definitiva, nuestro aspecto físico.



El farmacéutico aconseja


Tal y como se contempla en el documento Los productos cosméticos en la farmacia, elaborado por el Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos, hay una serie de consejos prácticos que se deben seguir en la utilización de estos:
• El producto cosmético tiene que ser adecuado al tipo de piel.
• Leer los prospectos, indicaciones de uso y condiciones especiales de utilización.
• Los niños, por su tipo de piel, requieren productos cosméticos específicos, sobre todo fotoprotectores.
• Aunque no nos maquillemos, siempre es conveniente hacer una buena limpieza facial por la mañana y por la noche.
• Los productos cosméticos están diseñados para una parte del cuerpo; no hay que utilizarlos en otra que no sea la indicada.
• Los protectores solares deben ser adecuados al fototipo y condiciones de exposición, incluido el índice UVI.
• Cepillarse los dientes con pastas fluoradas después de cada comida es la mejor forma de prevenir la caries y los problemas de las encías.
• No dejar los productos cosméticos al alcance de los niños, ya que pueden ingerirlos.
• Una vez abiertos, los productos cosméticos deben guardarse bien cerrados, en zonas fuera de fuentes de calor. Nunca deben utilizarse fotoprotectores del año anterior.



Los “hits” de la dermocosmética


-Nanotecnología. Es una técnica creada en 1960 y que actualmente constituye uno de los puntales en la dermocosmética. Básicamente se trata de introducir en pequeñísimas partículas que permiten la introducción de sustancias biocompatibles que transportan activos cosméticos. Esta formulación permite que las sustancias se absorban de forma más rápida y efectiva, llegando a las capas más profundas de la piel, y asegura una mayor estabilidad de los ingredientes.
-Neuropéptidos. Según un estudio llevado a cabo por la Academia Americana de Dermatología, entre los activos dermocosméticos que se encuentran “al alza” están los neuropéptidos, que ejercen influencia sobre el cerebro liberando sustancias que incrementan las defensas de la piel. Según esta investigación, otras materias primas en auge son el péptido de cobre (un potente antioxidante), y el kombuchka, también conocido como el hongo de la longevidad.
-Cócteles antiedad. En no pocas ocasiones, los cosméticos de venta en farmacia son pioneros en lo que a la introducción de nuevos principios activos se refiere. Actualmente, la dermocosmética antiedad aúna “clásicos”, como los antioxidantes, con las sustancias más punteras en lo que a freno del envejecimiento se refiere: la DHEA, conocida como la “hormona de la juventud”, los Omega 3, la soja (fundamental en la regulación hormonal y, por tanto, en el estado de la piel en la menopausia), o la coenzima Q10, una sustancia antioxidante que no sólo controla la acción de los radicales libres sino que también es capaz de reparar los estragos de los factores externos  sobre la piel, aumentando el grosor y la elasticidad de la misma.
Las últimas investigaciones en tecnología ansiedad apuntan a una molécula presente en el vino tinto y en otras plantas, susceptible de aumentar la actividad de un gen o sirtuína (“el gen de la longevidad”), que permite prolongar la duración de la vida de la célula, dándole más tiempo para repararse y retardar su envjecimiento.  Esta molécula es el resveratrol, capaz de aumentar hasta un 160% la vida de las células cutáneas.
-Cronocosmética. Son muchos los productos de venta en la farmacia cuya acción se basa en la cronobiología. Partiendo de la base de que nuestras células no trabajan de la misma manera por la mañana que por la noche, muchos de los últimos tratamientos cosméticos poseen una formulación “programada”, que los hace capaces de adaptarse al ritmo celular y actuar en aquellos momentos de la jornada en los que las células están más receptivas.



Cosmético Bio: un valor al alza


Desde tiempos inmemoriales se ha recurrido a los ingredientes que se pueden encontrar en la naturaleza más próxima para elaborar fórmulas cosméticas, pero en los últimos tiempos se puede hablar de un auténtico boom de la cosmética natural, tal y como se desprende de una encuesta elaborada por el Centro de Investigación sobre Fitoterapia (INFITO), según la cual, el 73 por ciento de las mujeres prefiere un cosmético de origen natural frente a uno de origen sintético y el 82 por ciento cambiaría su cosmético actual por uno de componentes basados en plantas de cultivo biológico. Los resultados también demostraron que las mujeres de entre 35 y 44 años, de clase media-alta y alta son las más interesadas en este cambio.

Pero tan importante como el origen de las plantas empleadas es el método de fabricación que se emplea en lo que se podría denominar “cosmética natural”. Y esta es precisamente la baza de la cosmética bio o biocosmética,  cuyos productos se elaboran a partir de vegetales  y son respetuosos con el medio ambiente.  Además del origen biológico de los ingredientes empleados, la biocosmética utiliza el método de extracción con CO2 supercrítico, con el que se logra aislar los principios activos de la planta sin alterarlos, para integrarlos después en diferentes formulaciones. Mediante este procedimiento se consigue garantizar tanto la pureza de los extractos utilizados como la máxima tolerancia dermatológica. Todos los productos que se adscriben a la biocosmética están fabricados con activos vegetales BIO, denominación que requiere, según el ECOCERT (Organismo Europeo de Certificación), que el 99 por ciento de sus componentes sean de origen natural.

En cuanto a los ingredientes “estrella” de este tipo de cosmética, destaca el cacao, un potente antioxidante que suele usarse para evitar la aparición de grietas en los labios; el aceite de orquídea, rico en ácidos grasos que ayudan a oxigenar la piel; la camomila o manzanilla, por su efecto descongestionante; o las pepitas de frambuesa, indicadas para regular al secreción de grasa y evitar los poros abiertos.

Otra peculiaridad es que, dependiendo del uso que se le vaya a dar al cosmético, se recurre a las raíces, los frutos o las hojas. Tal y como explica Carmen Centeno, especialista en fitoterapia aplicada a la cosmética, “las grasas vegetales son más beneficiosas que las de origen animal o sintético porque la piel las tolera mejor”. Según esta especialista, los expertos que mejor pueden aconsejar al consumidor a la hora de cuidar la piel con cosméticos de origen vegetal son los farmacéuticos, ya que en su formación estudian las aplicaciones de la fitoterapia.



Corregir y camuflar


La llamada cosmética correctora tiene una doble finalidad: por un lado, ayudar a mejorar el aspecto de aquellas personas que padezcan alteraciones cutáneas tales como vitíligo, cuperosis o angiomas; y, por otro, proporcionar una tez más sana y uniforme a los rostros en los que las manchas y otras irregularidades hayan hecho su aparición.

Según explica el doctor Eduardo López Bran, profesor titular de Dermatología del Hospital San Carlos, de Madrid, estos productos deben ofrecer una cobertura perfecta, larga duración, acabado natural y ser  hipolargénicos. “También es fundamental que ofrezcan protección solar –la mayoría incorporan SPF de hasta 30-, de forma que se pueda tomar el sol con ellos”.

Desde el punto de vista del resultado y la textura, son prácticamente iguales a los maquillajes convencionales, pero tanto su poder de cobertura como su adecuación a todo tipo de patologías cutáneas es mayor. Además de las bases de maquillaje (el cosmético de este tipo más utilizado), en las farmacias se pueden encontrar sticks correctores, polvos de maquillaje e, incluso, maquillaje corporal (concebido para cubrir imperfecciones en las piernas y otras zonas del cuerpo).

Aunque la cosmética correctora está capitaneada por el maquillaje (su producto “estrella” debido a su capacidad cubriente), también existen líneas específicas para el tratamiento de las pieles que lucen manchas e imperfecciones. Los productos que las componen están formulados con ingredientes cuya principal misión es inhibir o regular la síntesis de melanina, ultima responsable de la coloración irregular. Incluyen además SPF, imprescindible para mantener a raya al enemigo número uno de una tez uniforme: la radiación solar. Así mismo, hay líneas solares específicas para pieles con alteraciones de la pigmentación o propensas a la aparición de manchas.



Piel sensible: diez cosas que hay que saber


Relacionada con la alteración de los factores medioambientales, el estrés y otras peculiaridades de la vida actual, cada vez son más las personas que experimentan una mayor sensibilidad en su piel. Los expertos de la Academia Española de Dermatología y Venereología ofrecen las pautas para combatir este problema:

1-La “piel sensible”no es un término médico, sino que se trata de una expresión coloquial para describir la piel de aquellas personas que refieren sensación de tirantez, enrojecimiento y descamación de forma espontánea o tras la aplicación de determinados productos.
2-Los factores externos que pueden provocar más sensibilidad de la piel son el clima seco y el frío, la excesiva exposición al sol, la aplicación de productos que pueden irritar o producir alergias (conservantes, perfumes), el estrés y algunos alimentos y plantas, entro otros.
3-Hay determinados tratamientos dermatológicos (peelings, dermoabrasión, láser, retinoides orales y tópicos, productos ricos en vitamina C e hidroxiácidos) que pueden producir un estado de hipersensibilidad, aunque sólo sea temporal.
4-Las personas con piel seca tienden a tener la piel más sensible y esto se hace más patente en climas secos y durante la época de invierno.
5-La piel de los niños y de los ancianos suele ser más sensible, en el primer caso por la falta de madurez de las estructuras de la piel y, en el segundo, por la atrofia secundaria al envejecimiento.
6-Hay zonas especialmente sensibles como son el contorno de los ojos y el cuello.
7-Conviene identificar determinadas enfermedades que condicionan una piel más sensible como son la rosácea, la dermatitis seborreica y otros eccemas. El sol puede beneficiar a la dermatitis seborreica, pero no a la rosácea, aunque no hay normas establecidas.
8-En raras ocasiones, la presencia de piel seca o que se enrojece con facilidad sin causa aparente puede deberse a una enfermedad interna, no propiamente de la piel, que debe ser investigada por el médico.
9-La evaluación por el dermatólogo es fundamental ya que con la interpretación de los datos que aporta el paciente, la exploración física y, en algunos casos, las pruebas cutáneas, se puede llegar a identificar la causa.
10-El tratamiento de la piel sensible pasa en muchas ocasiones por evitar determinados productos que irritan o producen alergia, aunque en otras ocasiones se requiere un tratamiento específico en función de la causa. No puede decirse que los cosméticos con conservantes agraven el problema en todos los casos, depende de la piel. Ingredientes como el aloe vera sirven para refrescar.



Fotoprotección: las cosas claras


“Hasta la fecha, la fotoprotección se perfila como la mejor forma de tomar el sol de manera inteligente”, explica la doctora Aurora Guerra*, Jefe de la Sección de Dermatología del Hospital Doce de Octubre, de Madrid. Se trata de preparaciones para la aplicación externa que contienen sustancias que detienen parcialmente las radiaciones UV. Se preparan en una base líquida (emulsión o gel), semilíquida (crema) o sólida (barras o stick). En las farmacias hay una amplia variedad de fotoprotectores solares. Según la doctora Guerra, la elección de uno u otro depende del fototipo, del lugar en el que nos vamos a exponer al sol y de la actividad que se mantenga. En cuanto al índice de protección, para unificar criterios, la FDA ha sugerido recientemente que se considere una protección mínima para FPS de 2 a 12; moderada, de 12 a 30, y alta, a partir de 30. Asimismo, se desaconseja el término “pantalla total” para evitar que el usuario se llame a engaño, pues siempre existen riesgos.

Es importante también tener en cuenta que hay tres tipos de fotoprotectores según su composición.
1. Los filtros químicos dispersan y reflejan la radiación lumínica que incide sobre ellos. En 1998 nació en Europa el Mexoryl XL, que absorbe tanto las radiaciones UVA como las UVB.
2. Los filtros físicos absorben la luz y la transforman en otros tipos de energía que no produce daño cutáneo. Son, por ejemplo, el óxido de zinc y de hierro, dióxido de titanio, silicatos (arcillas, caolín) y el talco. “Son los menos cosméticos, pues actúan como pantalla opaca”, explica la doctora Guerra.
3. Por último, los fotoprotectores mixtos, que se obtienen de mezclar filtros químicos y físicos. Dispersan y reflejan la luz dentro de un espectro que incluye UVA, UVB e infrarrojos. Para que sean más agradables desde el punto de vista cosmético se utilizan partículas de mica recubiertas por óxido metálico o un micronizado de los polvos de dicho óxido: cuanto más pequeña es la partícula, menos luz visible refleja y más dispersa, con lo que se obtiene un mayor rendimiento y mejor textura.

¡Una solución quiero!
Estrías
-Lo que hay que saber: Se producen por dos tipos de factores: fisiológicos (pubertad, embarazo, predisposición genética) y patológicos (aumento del cortisol, tratamientos con corticoides, patologías de las glándulas suprarrenales). Por su color, se pueden distinguir estrías rubras (rojas, de aparición reciente y más anchas) y las estrías albas (más claras, antiguas y estrechas).
-El mejor tratamiento: El doctor Hugo Vázquez, jefe de Sección del Servicio de Dermatología del Complejo Hospitalario Universitario de Santiago de Compostela *, explica que los estudios realizados al respecto han llegado a la conclusión de que la centella asiática en crema es la sustancia más efectiva para la prevención de las estrías, especialmente en el embarazo. “En cuanto al tratamiento de las estrías una vez que éstas han aparecido, hay que saber que en ningún caso se consigue la desaparición de las lesiones en un 100 por cien. El ácido retinoico y sus derivados es el compuesto tópico más estudiado, y recomendamos su aplicación tópica en pacientes con estrías instauradas blancas y rojas (no embarazadas) en concentraciones entre 0,025 y 0,1”.



Acné


-Lo que hay que saber: Aunque es una enfermedad que predomina en la adolescencia, no es exclusiva de esta edad. Las causas de su aparición son diversas, de ahí la importancia de acudir al dermatólogo, especialista que individualizará el tratamiento, seleccionando la crema o pastillas según el sexo, la edad y el tipo de acné de cada paciente.
-El mejor tratamiento: En la farmacia se puede encontrar un amplio repertorio de líneas de productos específicos para el acné. Tal y como advierten los expertos de la Academia Española de Dermatología, estas cremas en ocasiones pueden irritar la piel, lo que no es motivo para suspender el tratamiento, sino que hay que espaciar su aplicación, cada dos o tres días. Los expertos recuerdan que el tratamiento del acné requiere constancia, ya que puede mantenerse activo durante meses o años. También es importante utilizar cosméticos libres de aceites o no comedogénicos y evitar manipular las lesiones de acné (es el mejor tratamiento para evitar las marcas), ya que al apretar los granos se puede transformar una lesión que iba a desaparecer en poco tiempo y sin dejar cicatrices en otra mucho más visible y duradera.



Manchas en la piel


-Lo que hay que saber: “Hay dos tipos diferentes de manchas: los lentigos solares, que son las que aparecen con el paso del tiempo a lo largo de la vida y está producidas por el sol (son muy concretas, muy bien delimitadas, pequeñas y salpicadas por toda la cara o en el dorso de las manos, y afectan a todas las personas a partir de determinada edad); y otro tipo de manchas que son los melasmas (cuando tienen lugar en el embarazo se denominan cloasma);  se trata de manchas no tan bien delimitadas, más amplias, que afectan a los pómulos, la frente, al labio superior” (el paño)”, señala el doctor Pedro Jaén,  Jefe del Servicio de Dermatología del Hospital Ramón y Cajal, de Madrid.
-El mejor tratamiento: Tal y como señala el doctor Jaén, los melasmas mejoran bastante con los tratamientos despigmentantes y también con el láser y los peeling químicos.
En la farmacia hay líneas específicas para tratar este problema cuyo cometido, además de prevenir la aparición de manchas, es atenuar las ya existentes. Otra opción es recurrir al maquillaje corrector.



Barbas encanadas


-Lo que hay que saber: La pseudofoliculitis de la barba es una afectación crónica que ocurre del 10 al 83 por ciento de los hombres que se afeitan. Sucede cuando el vello de la barba duro y rizado se revuelve y se introduce de nuevo en la piel, provocando una reacción inflamatoria que se puede sobreinfectar. Se trata de un problema crónico que suele producir dolor o picor, comedones (pequeños quistes), hiperpigmentaciones e incluso cicatrices.
-El mejor tratamiento: Según la doctora Rosa Ortega, profesora titular de Dermatología de la Facultad de Medicina de Granada *, los exfoliantes cosméticos pueden ser muy útiles, ya que eliminan las últimas capas, las más superficiales de la epidermis, y favorecen la desaparición  de los quistes que forman el pelo enclavado. “Por un lado los físicos (jabones scrub: con antisépticos y micropartículas) y los más recomendados, los exfoliantes químicos como los alfa-hidoxiácidos (ácido glicólico y pirúvico, entre otros) y los retinoides (ácido retinoico, adapaleno, tazaroteno, etc), por su poder comedolítico y antiinflamatorio”. La experta señala además que es imprescindible, al afeitarse, tratar de no apurar demasiado (sobre todo en el cuello), preferir el de tipo húmedo al seco y hacerlo más a menudo con menor intensidad en lugar de pocas veces y apurando demasiado. Por otro lado, las cuchillas deben renovarse asiduamente.



Celulitis


-Lo que hay que saber: “Hay que partir de la base  de que cuando hablamos de celulitis, siempre nos estamos refiriendo a un problema multifactorial o, lo que es lo mismo, un trastorno provocado por más de un factor. Y es que en su aparición influye desde la predisposición genética hasta los cambios hormonales, los hábitos de vida (sedentarismo, tabaco…), la alimentación, la circulación e incluso la psicología (está demostrado que ciertos estados de estrés favorecen su desarrollo). Así, dependiendo de las causas implicadas en su aparición y de los síntomas en los que éstas se traduzcan, se puede hablar de cuatro tipos de celulitis; adiposa, fibrosa, edematosa y con flebopatía, y cada una de ellas necesita un tipo de tratamiento concreto”, explica la doctora Sofía Ruiz del Cueto, directora de la Clínica Médico Estética Mira-Cueto, de Madrid.
-El mejor tratamiento: Aunque la única forma de erradicar totalmente la celulitis es la liposucción, la utilización de los productos específicos de venta en farmacia mejoran notablemente el estado de la piel de naranja, la hinchazón que suele caracterizar a las zonas con celulitis y, sobre todo, evitan o ralentizan la formación de la celulitis futura. Los lanzamientos de este año apuestan por el “efecto múltiple” (vientre, cintura y glúteos) y por los tratamientos combinados (solución oral +aplicación tópica). Lo ideal es aplicar estos productos dos veces al día.



A vueltas con la caducidad


Hace aproximadamente tres años entró en vigor una nueva normativa respecto al etiquetado de productos cosméticos en la que destacan dos medidas: el PAO (Period After Opening) y la introducción de información adicional en el listado INCI, una norma internacional que regula la forma de denominar los ingredientes en el etiquetado de los productos cosméticos. El PAO es el periodo de tiempo en meses o años que transcurriría desde la primera vez que se utiliza el producto hasta que éste deje de ser seguro para su uso. Está simbolizado con un tarro abierto con la indicación de tiempo que debe aparecer tanto en el frasco/tarro como en el estuche (si lo lleva).

 “Es muy importante distinguir el PAO de la fecha de caducidad. Ésta se refiere al momento a partir del cual el producto no debería de utilizarse, mientras que el PAO es el periodo durante el que se puede consumir ese producto una vez abierto. Por ejemplo, un producto que tiene una fecha de caducidad de 2010, pero con un PAO de 6 meses significa que, independientemente de cuándo caduque, si se abre por ejemplo el mismo día en que se compró, tiene un periodo de 6 meses para utilizarse sin riesgo para el consumidor”, explica Manuel López Nuevo, farmacéutico y director de Comunicación de Laboratorios Pierre Fabre Dermocosmética.

No  todos los productos cosméticos están obligados a incluir el PAO. La normativa excluye a aquellos con fecha de uso preferente igual o menor a 30 meses (los cuales llevan explícita la advertencia “utilizar preferentemente antes de…”) y, dependiendo del criterio del fabricante, tampoco están obligados a incluir este símbolo: los de un solo uso (monodosis), los que no están en contacto con el exterior (aerosoles) o aquellos que con el paso del tiempo no se deterioran de forma que se hagan inseguros (productos alcohólicos o anhidros).

“Una vez abierto, la duración de un cosmético va a depender de muchos factores: de la forma de fabricación, de los componentes que tenga y, por supuesto del tipo de producto. Los cosméticos se fabrican generalmente con una serie de conservantes destinados a que duren más. A mayor número o mayor concentración de conservantes (y dependiendo también del tipo de conservante), el producto durará más o menos tiempo”, señala López Nuevo.

Otro factor que hay que tener en cuenta es el principio activo. Los cosméticos de nueva generación son cada vez más activos y esto, según López Nuevo, implica que estos sean cada vez más lábiles (se alteran más fácilmente), por lo que, pasado un tiempo, disminuye su efectividad. “Por tanto, teniendo en cuenta la alteración  del producto como tal, debido tanto a distintos factores externos como a una disminución de su actividad, este no actúa como debiera, y esto es uno de los factores que determinan el establecimiento del PAO”.

Según esto, los productos que más durarán una vez abiertos son aquellos que nunca van a entrar en contacto con el aire (aerosoles y monodosis), de ahí que no estén obligados a incluir el PAO. “También presentan una mayor duración aquellos productos que incluyen una serie de componentes que facilitan que se mantengan en mejores condiciones, como los componentes hidro-alcohólicos: el alcohol actúa como conservante y amplía el periodo de tiempo durante el cual se puede aplicar el producto”, comenta el experto, quien afirma que en este “grupo de los más duraderos” también entrarían los productos destinados a la higiene, los cuales contienen una serie de tensioactivos que también pueden actuar como conservantes.



“No hay que pasar por alto las reacciones alérgicas a estos productos”
Ana Aliaga. Vocal de Dermofarmacia del Colegio Oficial de COF.



-¿Qué ventajas presentan los cosméticos de venta en farmacia respecto a los que se adquieren por otros canales?

La principal ventaja es que su dispensación va acompañada de un consejo de un farmacéutico, que conoce el producto y puede adecuarlo a las necesidades del consumidor. Otra de las diferencias es que en las farmacias contamos con marcas que se elaboran con este fin y cada vez con mayor número de productos para cubrir todas las demandas: piel sensible, manchas, fotoprotección, color, caída del pelo, celulitis, cuidado de los pies… y para todas las edades: niños, adolescentes, adultos en distintas franjas de edad, hombres y mujeres.


-¿Qué síntomas son indicativos de que un cosmético ha producido una alergia cutánea?
Son variados y diferentes, según las características de la persona o el ingrediente que ha producido la alergia o, también, si ésta se ha debido a la reacción con agentes externos como por ejemplo las radiaciones. En la mayoría de los casos, se localizan en las zonas de contacto directo. Predominan las manifestaciones clínicas de tipo irritativo, que se caracterizan por hormigueo, quemazón y eritema, todos ellos de corta duración. Otras de carácter más grave son el acné, los trastornos de la pigmentación y la dermatitis de contacto, que también pueden variar en el agravamiento de lesiones.


-El hecho de que un producto sea catalogado como hipoalergénico, ¿implica que nunca puede producir una alergia?
No. Los productos hipoalergénicos se testan para minimizar los riesgos de alergias, y se controla su composición en cuanto a que no lleven ingredientes más problemáticos. Una persona muy alérgica debe utilizar productos hipoalergénicos y que no contengan perfumes ni conservantes. Cuando se conoce la alergia a un determinado ingrediente el farmacéutico puede conocer a través de la lista de ingredientes del producto –si está contenido en la misma- y recomendarle otro. En la farmacia nos encontramos con personas alérgicas a parabenos, kathon, retinol, formaldehído, proplenglicol, distintos componentes de perfumes, colorantes, componentes de tintes…


-¿Qué tipo de cosméticos son más susceptibles de provocar una alergia cutánea?
Más que productos, a veces lo que da una reacción es una maña utilización o conservación o, también, el uso de productos ya caducados o el hecho de no haber respetado el PAO (plazo de utilización de productos abiertos). Por regla general, los ingredientes que más problemas dan son los conservantes de perfumes y de tintes de pelo.
Por otro lado, las lacas de uñas pueden presentar un tipo de reacción a distancia que no es local, y se da fundamentalmente en el contorno de los ojos y los labios, con lo cual no es fácil de asociar, pero sí se trata de una reacción que, según estudios comparativos con otros países, es más abundante en España.
Actualmente, los legisladores están preocupados por la seguridad de los productos cosméticos y, por ello, se va a contemplar un apartado especial en el próximo reglamento de productos cosméticos.


-¿Cómo actúa el farmacéutico ante un caso de alergia?
Cuando se presenta una reacción alérgica hay que valorar las lesiones, remitir al médico al consumidor afectado, ponerse en contacto con el servicio de cosmetovigilancia del laboratorio y rellenar la ficha a disposición de los farmacéuticos a través de los Colegios Oficiales de Farmacéuticos y, también, de Portalfarma o el catálogo de parafarmacia.
Hay que recordar que los consumidores pueden conocer las posibles reacciones adversas producidas por un producto cosmético poniéndose en contacto con el laboratorio fabricante. Para ello, a veces figura en el material de acondicionamiento del producto una web o un teléfono de contacto o, también, en un directorio europeo:

http://www.european-cosmetics.info/

. En España, la Agencia Española del Medicamento ha iniciado un grupo de trabajo de cosmetovigilancia con la participación de la misma, la Academia Española de Dermatología y Venerología, Stanpa y el Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos.


Cosmética-genética: ¿Una opción de futuro?

Uno de los campos más recientes en la investigación cosmética es la aplicación de la genética, lo que también se conoce como cosmética del ADN. Básicamente, los principios genéticos se han utilizado desde el punto de vista cosmético en dos direcciones: por un lado, adaptar la acción de los ingredientes a las variaciones específicas de los genes relacionados con la sensibilidad y el tipo de piel (lo que se logra a través de un procedimiento basado en elaborar, partiendo de una muestra de saliva, una fórmula específica para cada perfil genético) y, por otro, preservar al ADN de todos los daños medioambientales futuros y reparar los efectos de los ya producidos mediante la reactivación de la actividad celular.   Este tipo de productos están indicados para tratamientos faciales de hidratación, reparación y regeneración y entre sus efectos principales destacan su gran capacidad de absorción de agua, de “secuestrar” los radicales libres responsables de la oxidación y, por tanto, del envejecimiento y como inhibidores de la degradación de colágeno y elastina.
Sin embargo, según algunos expertos, aún son necesarias muchas investigaciones para asegurar su efectividad. Así, por ejemplo, investigadores de la Universidad de Boston han señalado al respecto que el hecho de elaborar un producto a partir de una muestra de ADN no es efectivo teniendo en cuenta que aún no conoce de forma definitiva el funcionamiento de los genes que regulan el cuidado de la dermis.



Belleza “interior”

La cosmética oral o nutricosmética es una opción que cuenta cada vez con más adeptos.  Bajo esta denominación se agrupan los complementos nutricionales formulados a base de sustancias que cuidan y reparan la piel, el cabello y las uñas desde el interior del organismo. Su fórmula incluye ingredientes capaces de atravesar la barrera intestinal y, mediante la circulación sanguínea, llegar a aquellas células del organismo en las que son más necesarios y que en este caso suelen ser la epidermis, el cabello y las uñas. Su utilización es más “resolutiva” que “preventiva”, ya que se recomienda acudir a ellos cuando la piel o el cabello muestren signos de falta de vitalidad, tono o firmeza; señales de fotoenvejecimiento, capilares dilatados; falta de brillo o debilidad en el caso del cabello y las uñas… Entre estos ingredientes destacan el licopeno, el aceite de onagra, la vitamina E, la vitamina C, el resveratrol, el chitosán, los carotenos, el aceite de borraja…

Generalmente se presentan el píldoras o pastillas, pero también están disponibles en ampollas o viales. Lo más novedoso son las láminas, que se disuelven en la boca. Dependiendo del producto, deben consumirse de uno a tres comprimidos diarios, con un vaso de agua y siempre antes de alguna de las principales comidas. No conviene superar las dosis recomendadas. Se pueden combinar con los tratamientos de belleza habituales y no están recomendados para mujeres embarazadas o lactantes



Etiquetas: una información muy valiosa

Tal y como queda expuesto en el artículo 15 del Real Decreto que regula estos productos, en los recipientes y embalajes de todo cosmético puesto en el mercado deberán figurar los siguientes datos:
-Denominación del producto.
-El nombre o la razón social y la dirección o el domicilio social del fabricante.
-El contenido, indicando en peso o en volumen, salvo para los envases que contengan menos de 5 gr o menos de 5 ml, las muestras gratuitas y las dosis únicas.
-La fecha de caducidad mínima, esto es, la fecha hasta la cual el producto cosmético, conservado en condiciones adecuadas, continúa cumpliendo su función inicial. Se indica mediante la fórmula” utilícese preferentemente antes de final de…”. Para los productos cosméticos cuya vida mínima exceda los 30 meses, la fecha de caducidad no es obligatoria, sino que se indica el plazo después de su apertura durante el cual pueden utilizarse sin ningún riesgo.
-Las condiciones particulares de empleo deben figurar en el recipiente y en el embalaje, así como las eventuales indicaciones relativas a las precauciones particulares.
-El número de lote de fabricación o la referencia que permita la identificación de la fabricación.
-El país de origen, cuando se trate de productos cosméticos fabricados fuera del territorio comunitario.
-La función del producto, salvo si se desprende de su presentación.
-La lista de ingredientes por orden decreciente de importancia ponderal en el momento de su incorporación. Esta lista irá precedida de la palabra “ingredientes” o “ingredientes”.
–En el caso del jabón y de las perlas de baño, así como otros pequeños productos, cuando debido al tamaño o a la forma resulte imposible hacer figurar las indicaciones, estas deben aparecer en un rótulo situado muy cerca del lugar en que se ofrezca a la venta el producto cosmético.



Puesta a punto de cara al verano

No hay tiempo que perder: la cuenta atrás para lucir estupendas cuando sube la temperatura  ha empezado ya, y son varias las opciones de que los centros especializados ofrecen para conseguirlo “a tiempo”. Uno de los más completos y específicos es el de la firma María Galland, disponible en muchos centros de estético. Su nombre es “Anhelos del Sol”, y consiste en cinco pasos que en total duran una hora: limpieza; tonificación con té verde (protege contra los radicales libre, rejuvenece y previene la sequedad); un modelaje Cocoon (técnica de masaje) y crema específica; hidratación satén (hidratante + mascarilla); y, para finalizar, un suero hidratante. ¿El resultado? Un cutis terso, relajado y rejuvenecido y un bronceado sano y uniforme.
Lo puedes encontrar en:
-Madrid: Carmen Navarro.  C/ Sagasta, 21.. Tel: 91-5944283. C/ Buen Suceso, nº 8. Tel: 91-5418113. C/ Ortega y Gasset, nº 24. Tel: 91-5756415
-Pontevedra. Centro Estético Popea. C/ Cuba nº 25. Vigo.
-Bilbao. Amaia Portillo. C/ Rodríguez Arias nº 31 Dcha.
-Gijón.  Eterbell. C/ Donato Argüelles, nº 4. Gijón
-Barcelona. Arsenal 2000. C/ Amigo, nº 72. Tel.-933620141/932128400


 


 


 

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Redacción Consejos

Equipo de redacción de la revista Consejos de tu farmacéutico. Revista especializada en el sector sanitario, editada en España y con más de 20 años de experiencia. Todo nuestro contenido está...