Entre las resoluciones que se hacen al comienzo del año siempre ocupa un lugar destacado mejorar el look. La clave para conseguirlo de verdad y no abandonar al primer intento es sustituir las viejas rutinas, conocer las últimas técnicas que pueden hacer más fácil alcanzar el objetivo e incorporar a los hábitos diarios los ingredientes y consejos más efectivos. El reto no es solo empezar el año luciendo el mejor aspecto sino seguir luciendo espléndida los 12 meses restantes.
Cuidarse más, cumplir la rutina cosmética diaria y, sobre todo, perder peso son auténticos “clásicos” en todas las listas de propósitos de año nuevo. Pero al poco de comenzar enero, en la mayoría de los casos, la mitad de ellos se quedan por el camino. Para motivarnos a llevar estas resoluciones hasta el final y conseguir –por fin- esos hábitos de belleza que siempre se quieren adquirir, lo mejor es “resetear” nuestras costumbres cosméticas, actualizarlas y ajustarlas a “lo que se lleva”. Manos a la obra.
Ingredientes antiedad: en crema… y en la nevera
Usar la cosmética adaptada al tipo de piel y a la edad es un gesto cosmético básico, pero cada vez hay más evidencias de que a medida que se cumplen años, con “las cremas” no basta y hay que combatir la acción de los radicales libres y otros factores relacionados con el envejecimiento cutáneo tanto desde fuera como desde el interior del organismo, a través de los suplementos y de la alimentación. Es lo que la doctora Carmen Gorosabel, médico especialista en Medicina Estética de la Clínica Londres, de Madrid, denomina “beauty food”, esto es, los alimentos que, además de ayudar al organismo a recuperarse del “resacón navideño”, son los más efectivos para hacer frente al estrés oxidativo y fortalecer las defensas de cara a las afecciones invernales. “Los alimentos beauty food ayudan a luchar contra el envejecimiento prematuro, ya que estimulan la renovación celular, evitan la inflamación y protegen frente a las agresiones medioambientales”, explica la experta, para quien la “lista de la compra antiaging” ideal debe estar compuesta básicamente por nutrientes ricos en los cuatro antioxidantes naturales más potentes:
Carotenoides: además de antioxidantes, tienen un efecto fotoprotector. Se encuentran en zanahorias, espinacas, calabaza o pimiento rojo, entre otros.
Polifenoles: previenen el estrés oxidativo manteniendo la piel elástica e hidratada. Están presentes en frutos rojos, uva, remolacha, legumbres, aceite de oliva, cacao, granada o mandarina.
Vitamina C: es un elemento esencial para la formación de colágeno. La suministran principalmente la naranja y el kiwi.
Omega 3: evita la inflamación causada por la exposición solar y mejora la circulación sanguínea. Se encuentra en el pescado azul (sardina, caballa), semillas de lino, nueces y aguacates.
Muchas de estas sustancias tienen su versión cosmética y forman parte de la mayoría de las formulaciones de los productos antiedad.
Rutina cosmética: la importancia del orden de aplicación
Rutina cosmética: la importancia del orden de aplicación
La prisa y el cansancio la mayoría de las veces y el desconocimiento en otras ocasiones hacen que a menudo no se utilicen los productos cosméticos de la forma adecuada ni en la secuencia correcta. Y es que, tal y como explica Cándida Losa, vocal de Dermofarmacia del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Guipúzcoa, “Para obtener un buen resultado de los tratamientos de belleza (hidratación, nutrición), es muy importante seguir un orden de aplicación de los cosméticos”. Esta es la forma en la que debe estar estructurada la rutina cosmética diaria para potenciar la efectividad de todos los gestos y productos, según explica esta experta:
Limpiar la piel con leche limpiadora (pieles secas), mousses o jabones no comedogénicos (pieles mixtas y grasas) o agua mincelar (pieles sensibles). Retirar y aclarar con abundante agua y secar bien. “Si la piel está obstruida no penetran bien los agentes activos”.
Limpiar el contorno de los ojos y los labios con un producto específico. Una vez a la semana, exfoliar las células muertas, y cada 15 días aplicar una mascarilla.
Aplicar un tónico adecuado para cada tipo de piel, con el fin de restablecer el pH y terminar de retirar los restos de suciedad o de crema limpiadora.
Con la piel bien seca, aplicar los cosméticos de tratamiento específico (antiacné, anti manchas, etc)
Aplicar con un ligero masaje un par de gotas de serum (excepto en el contorno de ojos). Las pieles jóvenes no necesitan utilizar este producto por las mañanas, es opcional. “La utilización de serum no permite prescindir de las cremas hidratantes, pues el serum actúa en capas profundas de la piel, y las cremas en capas más superficiales”.
Utilizar un producto para el contorno de ojos de forma circular, siempre desde la parte externa del ojo hacia la nariz, para así evitar potenciar las arrugas de esta zona.
Usar por las mañanas una crema hidratante y por las noches una crema nutritiva. “Las pieles jóvenes no necesitan utilizar cremas nutritivas por la noche, sino que se aconseja usar la misma crema hidratante que se aplican por la mañana. En el caso de las pieles grasas, con la aplicación del serum por la noche puede ser suficiente”.
Recurrir a la base de maquillaje o corrector para corregir imperfecciones, disimular poros y unificar el tono.
Las ampollas flash (un producto muy efectivo para mejorar el aspecto de la piel en tiempo récord) se aplican siempre antes del maquillaje, con ligeros toques.
El gesto final siempre es la aplicación del maquillaje.
Las manicuras, con un plus
Lucir unas manos impecables en todo momento es uno de los mejores propósitos de año nuevo que podemos hacer, y para conseguirlo hay que someterlas a una rutina básica todos los días. Los expertos de la firma Mavala nos recuerdan cuáles deben ser esos cuidados diarios:
Lavarlas con un jabón suave y nutritivo que no reseque su piel. Después, secarlas suavemente (es importante evitar que queden húmedas), insistiendo especialmente en la zona entre los dedos. Hidratarlas con una crema específica, que sea ligera y no grasa, aplicando el producto masajeando bien las manos, hasta que penetre. Reaplicar la crema varias veces al día y siempre que se note la piel de las manos tirante.
Una vez por semana, exfoliarlas con un producto específico, extendiéndolo hasta las uñas.
Es preferible limar las uñas (siempre, en la misma dirección) que cortarlas, para así evitar que se abran y escamen. Hay que hacerlo suavemente, con una lima de madera.
Utilizar una crema de cutículas, que mantiene esta zona de la uña suave y elástica. Aplicar una pequeña cantidad dos veces por semana antes de acostarse, para que la crema actúe durante toda la noche.
En caso de uñas quebradizas, secas o frágiles, hay que utilizar una crema nutritiva, masajeando la matriz, para favorecer la penetración de nutrientes y estimular el riesgo sanguíneo.
Además de estos cuidados básicos, los centros especializados ofrecen propuestas cada vez más originales y completas que convierten a manos y uñas en las auténticas protagonistas del look. Le Petit Salon (www.lepetitsalon.es), propone una manicura orgánica que incluye exfoliación, guantes-mascarilla, masaje relajante y eco-esmaltado. En The Calm Beauty (www.thecalmbeauty.com), la propuesta es la manicura vietnamita, un ritual que incluye baño de manos orgánico, limpieza detox, masaje & nutrición y esmaltado.
Cejas y pestañas: es “su momento”
A menudo relegadas de los cuidados diarios, cejas y pestañas se han convertido en el objetivo de las técnicas y los productos cosméticos más vanguardistas. En el caso de las cejas, la tendencia es rediseñarlas, buscando un mayor espesor y una apariencia mucho más natural ya que, tal y como explican los expertos de Revitalash, unas cejas naturalmente pobladas tienen un potente efecto rejuvenecedor. “Las cejas demasiado finas ‘ponen años’ por un sencillo motivo: con la edad tienden por sí mismas a perder espesor, así que unas cejas despobladas están directamente asociadas a una mayor edad”. Los expertos explican los cuatro pasos que hay que seguir para conseguir este efecto antiedad:
Recuperar el espesor perdido. Para ello, hay que evitar depilarse “ni un pelo” hasta que las cejas hayan terminado de repoblarse en su totalidad. Es habitual que tras muchos años de aplicar las pinzas sobre esta zona ahora luzcan calvas o áreas despobladas. Para favorecer esta repoblación se puede recurrir a acondicionadores regenerantes específicos (aplicarlos preferiblemente por la noche) que ayudan a fortalecer las cejas y las protegen frente los agentes externos.
Dar el grosor que más favorece: “Hay que poseer unos rasgos muy ‘potentes’ para que unas cejas muy gruesas e hiperpobladas (del estilo de las que luce cara Delevigne) no hagan un flaco favor al conjunto de la mirada, ‘comiéndose’ parte del párpado. El grosor de la ceja que suele sentar mejor a la mayoría está en un punto medio entre el ultra-fino y el grosor extremo: la clave es equilibrar ese grosor con el tipo de rasgos y, sobre todo, con la forma de los ojos”.
Trazar el arco según el tipo de facciones. “Aunque la forma de cada ceja es lo que es y lo mejor es respetarla al máximo, se pueden realizar pequeñas modificaciones teniendo en cuenta la morfología de cada rostro y siguiendo unas normas básicas generales de la proporción”. Así, a las caras cuadradas les favorece potenciar ligeramente el “pico”, depilando las cejas en forma triangular, para compensar la cuadratura del óvalo. Los rostros triangulares o en forma de corazón, por el contrario, deben huir de los picos y optar por cejas redondeadas, como una sutil “U” invertida. A los rostros ovalados les suelen sentar mejor las cejas con la cola ligeramente ascendente, mientras que en las caras muy alargadas hay que buscar unas cejas lo más rectas posible, para acortar visualmente el rostro.
Definir. “Peinar y aportar color de forma natural a las cejas se ha convertido en el último must de un maquillaje perfecto”, dicen los expertos. Para este gesto van muy bien los productos que aúnan color con elementos acondicionadores y protectores de las cejas.
En cuanto a las pestañas, los cuidados más “in” van mucho más allá de la simple aplicación del rímel. La técnica que triunfa son las extensiones, un método rápido y sencillo que en pocos minutos transforma la mirada. Tal y como explican los expertos de Lovely Lashes, una de las firmas pioneras en esta técnica, las extensiones añaden juventud al rostro, abren la mirada de manera natural, alargando y dando volumen a las propias pestañas, y potencian los rasgos. Además, y sin necesidad de maquillaje, hacen la mirada más expresiva y penetrante, dándole vitalidad e intensidad. Hay varias opciones según el efecto deseado: las extensiones propiamente dichas (una, para un efecto natural, o dos, para un toque “glamour”, colocadas en cada pestaña natural); extensiones de pelo de visón (pelo más grueso, sedoso y curvado, con un efecto más duradero); lifting de pestañas (no se añaden extensiones sino que se utilizan tubos y bigudíes para alisar, levantar y estirar al máximo las pestañas, que lucen más largas y definidas)….
Además de estas técnicas “must”, es importante incluir el cuidado de cejas y pestañas en los rituales cosméticos diarios, utilizando desmaquillantes adecuados a esta zona del rostro y aplicando productos específicos que las hidratan y refuerzan.
¿Qué ventajas tiene usar productos específicos para el tratamiento de cejas y pestañas?
La máscara de pestañas, en todas sus versiones, es un clásico del maquillaje femenino y se sabe que es uno de los productos de mayor consumo. La mayoría de las máscaras de última generación incorporan ingredientes que aseguran el buen estado de estas áreas de la zona ocular y las protegen de las agresiones y de los efectos del paso del tiempo. Pero también hay tratamientos específicos cuya función no es la de dar color a cejas y pestañas sino aportarles aquellas sustancias que, al igual que ocurre en otras partes de la cara y el cuerpo, necesitan para lucir su mejor aspecto. “La principal característica del tratamiento para las pestañas es que estimula el folículo piloso, haciendo que dos de las tres etapas del ciclo de renovación de pelo en esta zona tenga una mayor duración. Como resultado, las pestañas son más largas, espesas y sanas”, comenta Cristina Loeches, farmacéutica y responsable técnica de M2 Beauté en España. Estos productos están indicados para todo tipo de personas y edades. “Por ejemplo, en casos de tricotilomanía o alopecia areata, los dermatólogos han conseguido muy buenos resultados a partir de los 10 años. En el caso de necesidades estéticas, se ve una alta efectividad a partir de los 28 años de edad”.
El manual de uso de estos productos es muy sencillo: “Deben aplicarse una vez al día, preferiblemente por las noches y después de haberse desmaquillado. En este sentido, es muy importante que el desmaquillante sea totalmente libre de aceite para evitar así que la película que dejan los desmaquillantes corrientes impida la correcta penetración del producto. El serum para las pestañas se aplica sobre la base del párpado superior, muy cerca de la línea de crecimiento, tal y como se haría con un delineador. En cuanto al serum para cejas, este producto se aplica cubriendo la zona de la piel dónde se desea activar el crecimiento. En los casos en los que hay pelo en esa área, se recomienda aplicar el producto en dirección contraria al nacimiento de este, asegurando así que entre en contacto con la piel”.
Espesor y longitud: estos son los dos principales resultados que se consiguen con estos productos. “En el caso del serum de pestañas, los efectos más visibles son un incremento de la longitud y espesor, y ya empiezan a notarse después de 6-8 semanas de uso, siendo en la semana 16 el pico máximo de crecimiento. En cuanto al serum para las cejas, los primeros efectos suelen ser una repoblación del pelo en aquellas zonas en las que hay vacíos. Primero se observa un pelo un poco más débil y a lo largo del tratamiento se va haciendo más fuerte y oscuro. Los primeros resultados suelen apreciarse tras 8 a 10 semanas de uso continuado”.
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