eneagrama de la personalidad

El Eneagrama se ha convertido en una herramienta de psicología práctica que contribuye a facilitar, profundizar y acelerar el proceso de autoconocimiento. Utilizada por psicólogos, psiquiatras, psicoanalistas, coaches y demás profesionales, su aplicación terapéutica está contribuyendo a dar un enfoque más objetivo y resolutivo a sus terapias.

El Instituto Europeo de Educación define al Eneagrama como “un mapa de la mente humana que ayuda a explicar con claridad cómo son las personas y su forma de relacionarse con los demás”. Se trata de una herramienta que, además de permitirnos conocer y comprender el funcionamiento de nuestro modelo mental, nos permite comprender más profundamente las motivaciones que hay detrás del comportamiento de las personas con las que nos relacionamos en nuestro día a día. De ahí que se esté convirtiendo en una herramienta útil y práctica que en la actualidad está siendo utilizada por los departamentos de recursos humanos de muchas empresas para comprender y desarrollar la inteligencia emocional de las personas que trabajan para ellas.

Limitaciones y potencialidades

Según explica Borja Vilaseca en su libro Encantado de conocerme, el Eneagrama es un mapa de nuestro territorio emocional que podemos utilizar a modo de orientación y referencia para conocer nuestras limitaciones y potencialidades. Desde la perspectiva del Eneagrama, cada ser humano es único y diferente, pero todos nacemos a partir de una energía común, materializada mediante nueve cualidades o virtudes inherentes a nuestra naturaleza: serenidad, humildad, autenticidad, ecuanimidad, desapego, coraje, sobriedad, inocencia y proactividad. Al mismo tiempo, cada eneatipo se identifica con una pasión que predomina en él, una emoción o motivación que condiciona su manera de pensar y sentir: la ira en el eneatipo 1, el orgullo en el eneatipo 2, la vanidad en el 3, la envidia en el 4, la avaricia en el 5, el miedo en el 6, la gula en el 7, la lujuria en el 8 y la pereza en el 9. El eneagrama nos ayuda a descubrir nuestro lado oscuro (el ego) y nuestro lado luminoso (el ser), ayudándonos a identificar y trascender las limitaciones del ego para reconectar con las cualidades y fortalezas de nuestra verdadera esencia.

9 tipos de personalidad o eneatipos 

Según este mapa de la mente humana, todos tenemos un número o eneatipo con el que nos sentimos identificados de entre las nueve formas de pensar, sentir y hacer que componen el eneagrama. Cada uno de ellos representa un mapa de características y patrones de pensamiento, sentimiento y comportamiento específicas. ¿Quieres saber cuál es el tuyo?

  1. El eneatipo 1: “el reformador”, el que quiere ser perfecto. Estas personas buscan la perfección a toda costa, pero en el proceso se vuelven muy autoexigentes y críticas consigo mismas. Son detallistas, ordenados, anteponen el deber al placer, pero tienen tendencia al perfeccionismo y la crítica. Debido a su prepotencia y rigidez, creen que siempre tienen la razón. Su aprendizaje pasa por transformar la ira en serenidad, aceptándose tal como son. En su estado óptimo son tolerantes, buenos líderes y muy éticos.
  2. Eneatipo 2: el “ayudador”, el “orgulloso”, el que necesita amor. Su carencia es que no se quieren a sí mismos, ya que piensan que amarse es un acto egoísta. A menudo son manipuladores y tienen poca tolerancia al rechazo, necesitando ser vistos, seducir y conquistar. Suelen anteponer las necesidades de los demás a las suyas propias. Su aprendizaje pasa por transformar su orgullo en humildad, atendiendo primero sus propias necesidades emocionales. En su estado óptimo pueden ser realmente altruistas y desapegados.
  3. Eneatipo 3: el “vanidoso”, el que necesita valoración. Para estas personas la imagen es una prioridad y viven con el objetivo de gustar. Su herida es que no se valoran a sí mismos. Piensan que su valía como ser humano depende de sus triunfos profesionales y del estatus social alcanzado. Su aprendizaje pasa por transformar su vanidad en autenticidad, valorándose por lo que son en vez de por lo que hacen, tienen o consiguen. En su estado óptimo, son sinceros y muy productivos.
  4. Eneatipo 4: el “sensible”, el que necesita atención. Su trauma es que no se ven a sí mismos y tienen un fuerte complejo de inferioridad, buscando convertirse en una persona única, especial y diferente. Al compararse con otras personas se sumen en la envidia, la tristeza y la melancolía. Suelen tener una vena creativa profunda y una sensibilidad muy particular, pero necesitan sentir calor afectivo, compartir su estado de ánimo y sentirse queridos y escuchados. Su aprendizaje pasa por aprender a interesarse más por los demás que por sí mismo. En su estado óptimo, son empáticos y muy creativos.
  5. Eneatipo 5: el “observador”, el que teme expresar sentimientos. Se consideran personas reservadas, celosas de su intimidad a las que les gusta observar más que participar. Su mayor miedo es ser incapaz de relacionarse emocionalmente con los demás. Todo lo que tenga que ver con los sentimientos, así como con el contacto físico, le incomoda y abruma. Son amantes del conocimiento, y usan el saber para aislarse y protegerse. Su aprendizaje pasa por conectar más con su corazón, encontrando el equilibrio entre lo que piensan y lo que sienten. En su estado óptimo, son desapegados, empáticos, sensibles y generosos.
  6. Eneatipo 6: “el leal”, el que teme tomar decisiones. No confían en sí mismos y sienten miedo y ansiedad por potenciales problemas futuros. La duda forma parte de sus vidas y preguntan constantemente a otras personas qué hacer. Buscan y rechazan la autoridad. El otro es considerado una amenaza. Su aprendizaje pasa por transformar su cobardía en coraje, cultivando la confianza en sí mismo para asumir las consecuencias de sus propias decisiones. En su estado óptimo, son valientes, leales y muy buenos compañeros.
  7. Eneatipo 7: “el entusiasta”, el que teme sufrir. Profundizan poco y tienden a desarrollar una personalidad divertida, alegre y positiva, utilizando el sentido del humor como mecanismo de defensa y huyendo de sí mismos y de la búsqueda del sentido profundo de las cosas. Suelen ser hiperactivos y hedonistas. Su aprendizaje pasa por conectar con la felicidad y el bienestar que residen en su interior en vez de perderse en el laberinto de la evasión. En su estado más sano pueden estar muy presentes y se comprometen en causas nobles, son muy animadores, capaces de disfrutar del presente como nadie.
  8. Eneatipo 8, “el desafiador”, el que quiere tener el control. Tienen una personalidad fuerte y tienden a ser orgullosos y dominantes. Su mayor miedo es que los demás les hagan daño. Les gusta estar al mando de las situaciones para no someterse a la voluntad de los demás. Dividen el mundo entre fuertes y débiles. Su aprendizaje pasa por soltar el control y aceptar su vulnerabilidad, comprendiendo que nadie puede herirle emocionalmente sin su consentimiento. En su estado óptimo, son protectores y defensores de la manada, ayudando al otro de forma magnánima y aportándole fuerza.
  9. Eneatipo 9: el “pacificador” el que evita el conflicto. Estas personas tienden a infravalorarse, suelen pasar inadvertidos y evitan tomar partido para no molestar a nadie. Les frena la pereza y son incapaces de tomar decisiones con rapidez. Creen que su opinión no importa y tienden a amoldarse al pensamiento general. No discuten y se resignan fácilmente, dejando todo para el último momento. Su aprendizaje pasa por transformar su pereza en proactividad, haciéndose valer y aportando valor al mundo. En su estado óptimo, son muy buenos mediadores, personas fáciles y calman los extremos ajenos.

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Paula Rivero

Soy de la primera promoción de Periodismo que salía del "horno" de Sevilla (en todos los sentidos), allá por el año 94, estudios que completé con los de Historia Contemporánea, licenciándome en...