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Como su
nombre indica, la hipertensión es la tensión excesivamente alta de la sangre.
En algunos casos pueden
aparecer mareos, sangrado por la nariz o dolores de cabeza, aunque en la
mayoría de las ocasiones el hipertenso no manifiesta síntomas aparentes.
Se entiende por hipertensión el hecho de que
la sangre viaje por las arterias a una presión mayor que la deseable para la
salud. Gran parte de las muertes que se producen cada año son consecuencia
directa de la hipertensión o de sus complicaciones sobre el sistema
cardiovascular o el riñón.
En España, la hipertensión afecta
aproximadamente a un 27% de la población, pero sólo el 25% controlan su
enfermedad. Realmente, no es una enfermedad que exija cuidados excesivos, pero
no conviene descuidarla y hay que ser constante.
Según un artículo publicado en Lancet por
Kearney se prevé un aumento hasta el 60% de afectados por hipertensión arterial
en el año 2025, lo que significa que para entonces habrá más de 1.560 millones
de hipertensos en todo el mundo. Sin embargo el crecimiento será desigual
dependiendo de las zonas: aumentando un 24% en los países industrializados,
mientras que en los países subdesarrollados el crecimiento será hasta del 80%
(Lancet 2005;365:217-223)
Existen dos tipos de hipertensión. Más del
90% de los casos no tiene una causa única ni conocida y por eso se denomina
hipertensión arterial esencial, primaria o idiopática. Es la que padece la gran
mayoría de los pacientes. Un pequeño porcentaje padece hipertensión arterial
secundaria, en la que la causa es conocida, y puede tener un origen renal,
endocrino, psicógeno, neurológico, farmacológico, aumento del volumen
intravascular, alteraciones vasculares, gestación, o por consumo de drogas.
Factores de riesgo
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Colesterol
–
Diabetes
–
Tabaquismo
–
Menopausia
–
Obesidad
Controla la tensión
–
Limita
el consumo de productos salados (patatas fritas, aceitunas…).
–
Beber
agua a menudo. Entre 6 y 8 vasos al día.
–
Deja
de fumar. El tabaco incrementa la tensión arterial.
–
Reduce
el sobrepeso. Adelgaza. Tu cuerpo te lo agradecerá.
–
Haz
ejercicio. La actividad física diaria te ayudará a sentirte mejor.
–
Sigue
una dieta saludable. Rica en fruta y vegetales, baja en grasas, alcohol y sal.
Consumir menos sodio
Es importante conocer los beneficios que
conlleva un consumo racional de sal. La sal contiene sodio y si se consume
abusivamente, parte del agua que bebes se infiltra en los tejidos, causando
retención de líquidos.
–
Utiliza
menos sal al cocinar
–
Aumenta
el sabor de los alimentos con pimienta, especies, limón…
–
Utiliza
aceite de oliva
–
Reduce
la alimentación a base de productos pre-cocinados.
–
Evita
abusar de carnes saladas o ahumadas.
–
Comprueba
con atención la cantidad de sodio reflejada en las etiquetas de los alimentos.
–
Utiliza
sustitutivos en caso de mayor restricción de consumo. La sal dietética baja en
sodio posee menos de la mitad de sodio que la sal común.