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El linfoma es un tumor que afecta al sistema linfático y, hoy por hoy, el tipo de cáncer hematológico más frecuente. En España se diagnostican 6.000 nuevos casos cada año y, aunque su incidencia va en aumento, en muchos casos es curable.
El linfoma está causado por una proliferación maligna de linfocitos (células defensivas del sistema inmunitario), generalmente dentro de los nódulos o ganglios linfáticos, pero que a veces afecta también a otros tejidos como el hígado y el bazo. Dicho de otra forma, es un cáncer que se inicia en el tejido linfático. Aunque algunos linfomas pueden relacionarse con situaciones de inmunosupresión, con infecciones por virus o bacterias o con algunas enfermedades, en más del 90% de los casos su origen es desconocido. Puede aparecer en todas las edades de la vida, pero son más frecuentes a partir de los 50 años.
Más de 30 tipos de linfoma
Existen más de 30 tipos de linfoma, que se clasifican según el aspecto que presenten las células en el examen microscópico. De esta forma podemos identificar dos grandes grupos: el linfoma de Hodgkin o enfermedad de Hodgkin y linfomas no Hodgkin que agrupa a todos los demás tipos. Una vez determinado el tipo de linfoma, éste se puede clasificar según la extensión de la enfermedad: estadios del I al IV (menor a mayor gravedad). Un sistema más nuevo, denominado REAL, divide los tipos de linfoma de acuerdo con su comportamiento clínico: indolente, agresivo y altamente agresivo.
Identificar los síntomas para ganar tiempo a la enfermedad
· El síntoma más habitual de cáncer linfático es la aparición de un bulto (adenopatía), que no suele ser doloroso, en la zona cervical, el cuello, las axilas o las ingles. Al ser fácilmente confundible con una infección, el diagnostico puede retrasarse de forma considerable, por lo que los expertos advierten que la mejor prevención es acudir de forma precoz al médico si se observa un ganglio abultado que persiste en el tiempo.
· Algunos pacientes pueden presentar fiebre superior a 38º.
· Sudoración nocturna profusa.
· Pérdida de peso sin razón aparente.
· Cansancio.
· Picor en la piel y manchas cutáneas de coloración rojiza.
Un cáncer curable
Los avances en los tratamientos han permitido que el porcentaje de curación en algunos tipos de linfomas alcance cifras bastante elevadas. Como señalan desde la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) “los linfomas son, en general, un modelo de enfermedad curable en Oncología”. Entre los avances más relevantes destaca la utilización de los anticuerpos monoclonales en combinación con quimioterapia. También se ha avanzado en la aplicación de la radioterapia con mayor precisión, y en los métodos de medición de la extensión de la enfermedad y la respuesta al tratamiento, tales como la tecnología PET o la citometría de flujo y la biología molecular aplicada.
En los linfomas agresivos, como en el linfoma B de células grandes, es frecuente conseguir la remisión completa y posteriormente la curación, especialmente en fases tempranas, por lo que hay que enfatizar la importancia del diagnóstico precoz. En otro buen número de tipos de linfoma, de comportamiento más indolente, como la leucemia linfática crónica o el linfoma folicular, la respuesta completa y la curación son importantes, pero también lo es mantener el linfoma bajo control, aunque esté presente en el organismo. Ambas circunstancias se asocian a una supervivencia prolongada en este grupo de pacientes.