La crisis económica ha tenido un impacto directo en el aumento de los niños y adolescentes con problemas de comportamiento. Según el informe “Adolescentes con trastornos de comportamiento, ¿Cómo podemos detectarlos? ¿Qué se debe hacer?” editado por el Hospital Sant Joan de Déu de Barcelona en colaboración con Laboratorios Ordesa, en los últimos cinco años se ha detectado un significativo aumento en el diagnóstico de trastornos de conducta en menores, provocado en parte por el aumento de las familias con problemas económicos y los cambios sociales vividos.

El informe, que se ha presentado en la sede de la OMC (Organización Médica Colegial) en Madrid, se ha elaborado a partir de los datos recogidos en una encuesta realizada entre padres y madres, profesores, pediatras y profesionales de la salud mental de todo el territorio español, para tratar de detectar nueva necesidades, mejorar la prevención, la detección precoz y proponer recomendaciones para mejorar el abordaje de los problemas de conducta.

La gran mayoría de los profesionales encuestados para el informe afirma haber detectado un aumento en las demandas por problemas de conducta (96% de pediatras), convirtiéndose en la principal causa de consulta sobre salud mental, según afirman psicólogos y psiquiatras.

Además de la situación económica, los cambios experimentados en la sociedad respecto a las estructuras familiares en los últimos años, junto a un auge de valores como el individualismo, la necesidad de recompensa inmediata o la poca tolerancia al malestar, han comportado un aumento de los trastornos de comportamiento que afectan al entorno del menor. Una situación que tiene un gran impacto principalmente en el ámbito familiar y educativo.

¿Cómo podemos detectarlos?
Se estima que uno de cada cinco niños tendrá a lo largo de su infancia o adolescencia algún trastorno de conducta. Se trata de un problema de salud más frecuente entre los chicos que las chicas y cuya mayor prevalencia se da entre los 13 y 16 años.

Existen diferentes situaciones de riesgo que pueden provocar la aparición de trastornos de comportamiento, entre las que se pueden destacar:

  • Situaciones personales.
  • Comportamiento disocial.
  • Inicio precoz de conductas agresivas.
  • Pocos vínculos sociales.
  • Abuso de sustancias.
  • Impulsividad.
  • Baja capacidad de atención.
  • Actitud negativa ante lo escolar.
  • Bajo rendimiento académico.
  • Baja tolerancia a la frustración.
  • Pérdida de valor a la autoridad.

Y entre las situaciones familiares:

  • Padres que no tienen tiempo de estar con sus hijos.
  • Familias desbordadas
  • Control parental inadecuado.
  • Falta de comunicación y conocimiento de los problemas de los hijos.
  • Bajo nivel socio-económico.
  • Padres abusivos o ruptura con el hogar en la infancia.

Por otro lado, también existen algunos factores protectores para evitar la aparición de trastornos de conducta, como el hecho de ser mujer, tener una orientación social positiva, alta inteligencia, poseer buenas habilidades de afrontamiento del estrés, establecer relaciones de calidad y de apoyo con adultos. También está demostrado que ayuda la implicación personal y familiar en valores sociales o ser competente al menos en una habilidad.

Un mayor aumento de los problemas de aprendizaje
Según el informe los trastornos de conducta que han experimentado un mayor aumento son los problemas de aprendizaje y el TDAH (Trastorno por Déficit de Atención). Aunque en menor medida también ha crecido el número de casos de consultas por síntomas del trastorno negativista desafiante o trastorno disocial.

Las principales características de estos trastornos suelen ser:

  1. Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH): es el trastorno que genera mayor número de visitas a los servicios de salud. Se caracteriza  por la dificultad para mantener la atención, hiperactividad o exceso de movimiento e impulsividad. Su incidencia está entre el 3% y el 7% de la población, siendo más frecuente entre los chicos.
  2. Trastorno Disocial: su principal característica es reincidir en comportamientos que atentan contra los derechos de los demás o las normas sociales. Por ejemplo, comportamientos agresivos, acosar o amenazar a otros, iniciar peleas, uso de armas, robos, etc. Se calcula que la prevalencia en la población general es de entre 1,5 y 3,4% y es más prevalente entre los varones.
  3. Trastorno Negativista Desafiante (TND): sigue un patrón de comportamiento negativista, desafiante, desobediente y hostil hacia las figuras de autoridad. Se caracteriza por actitudes como accesos de cólera, discusiones con adultos, hacer deliberadamente cosas que molestan a los demás, ser quisquilloso, mostrarse rencoroso o vengativo. Aproximadamente afecta entre un 3% y un 8% de los niños, siendo entre 2 y 3 veces más frecuentes en niños que en niñas.

Un 60% de los padres preguntados para este informe afirmaron que sus hijos manifestaban algún trastorno de comportamiento, en la mayoría de los casos (22%) se trataba de problemas de aprendizaje. Mientras que pediatras y profesores también destacaban un mayor número de casos que presentaban síntomas de trastorno negativista desafiante, TDAH o trastorno disocial

¿Qué podemos hacer?
Las mayoría de los grupos participantes en este estudio reclamaron un aumento de los recursos, mejorar la coordinación entre los diferentes profesionales implicados y proporcionar más formación sobre los problemas de conducta y los recursos o estrategias existentes para su abordaje.

La crisis ha generado nuevas necesidades y hace fundamental la mejora en la coordinación y la realización de un abordaje multidisciplinar que englobe a pediatras, educadores, padres y profesionales de la salud mental para lograr una mejor prevención y tratamiento de los problemas de conducta, así como favorecer la detección precoz.

La mayoría de los padres ante un posible trastorno de conducta en sus hijos decide acudir al pediatra o médico de familia o acuden directamente a un psicólogo. En muchos casos (49,2%), la familia ni tan siquiera comunica el problema a la escuela. Un dato que muestra la necesidad de mejorar la relación entre los padres y la escuela, espacio dónde también se detecta un importante porcentaje de casos (46,3%).

La coordinación de los diferentes colectivos implicado es el principal reto en estos momentos. Los pediatras parecen ser el profesional referente para estos casos como reconocen padres y profesores quiénes defienden la necesidad de establecer una ágil comunicación entre las diferentes áreas implicadas.

Los diferentes profesionales que han reflejado su opinión en este informe también inciden en la importancia de la intervención precoz. En el ámbito escolar el 99% de los casos detectados se intentan resolver desde el aula. Los profesores coinciden que la mejor forma de actuar es de forma inmediata y aseguran que en un 50% de los casos la intervención es bastante rápida.

En el ámbito educativo, el 90% de los profesores aseguran que existen buenos recursos pero insuficientes, y denuncian que además han disminuido en los últimos años. Los padres también consideran necesario incrementar los recursos asistenciales para tratar los problemas de comportamiento. Por su parte, los pediatras valoran positivamente las estrategias terapéuticas existentes pero consideran que desde los recursos escolares y los servicios sociales se realiza un trabajo insuficiente.

Más formación sobre los problemas de comportamiento y mayor conocimiento de los recursos existentes es otro de los aspectos que reclaman los diferentes colectivos. Los profesores aseguran no disponer de la formación adecuada para hacer frente a este tipo de situaciones, mientras una gran parte de los pediatras dice desconocer los recursos educativos existentes para tratar estos problemas o las estrategias terapéuticas a utilizar.

Más de 1.000 pediatras, profesores, padres y profesionales de la salud mental
El estudio se ha realizado a través de una encuesta descriptiva contestado por personas de los diferentes colectivos implicados como pediatras, profesores, padres y madres, psicólogos y otros profesionales de la salud mental. En total han participado más de 1.300 personas de todo el territorio español que han respondido a diferentes cuestiones para poder analizar los aspectos más relevantes relacionados con los problemas de conducta.

El informe “Adolescentes con trastornos de comportamiento, ¿Cómo podemos detectarlos? ¿Qué se debe hacer?” ha sido coordinado por Josep Matalí, psicólogo clínico y Coordinador de la Unidad de Conductas Adictivas del Servicio de Psiquiatría y Psicología Infantil y Juvenil del Hospital Sant Joan de Déu de Barcelona junto a otros cinco autores entre los que se encuentran pediatras, psicólogos y psiquiatras infantiles. El documento está editado por el Hospital Sant Joan de Déu de Barcelona, con la colaboración de Laboratorios Ordesa,  dentro de la colección FAROS de guías de salud y bienestar para las familias.

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Redacción Consejos

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