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Es guionista, humorista, ilusionista… Luis Piedrahita (Coruña, 1977) no para. Lleva varios años presentando sus espectáculos en los Cines Callao, colgando el cartel de no hay entradas en casi todas sus representaciones. Su último monólogo es un espectáculo lleno de ingenio y ternura en el que reflexiona acerca de la sensación de que nadie está contento con lo que le ha tocado. “Es mi palabra contra la mía“ es considerado por Piedrahita su monólogo más divertido hasta la fecha. Según el gallego, “los anteriores no eran más que la antesala de esta obra maestra. Vamos, que eran una caca. Éste es el bueno“.
Consejos de tu farmacéutico ha hablado con él para ver en qué momento se encuentra y charlar sobre sus proyectos e inquietudes. Asegura que siempre ha sido él, que le quedan todos los papeles por interpretar y, que en las farmacias, suele pedir cosas raras. Miren, miren, pasen y lean.
Haces teatro, monólogos, escribes libros, te adentras en la magia…¿cómo crees que valora la población hoy en día la cultura y estas artes?
Creo que la gente las valora y las disfruta. Puede que debido a la irrupción de las redes sociales y el ocio digital tengamos la sensación térmica de un enfriamiento en las inquietudes culturales pero no pienso que sea así. La cultura siempre será vital para un porcentaje de la población. No muy grande pero sí muy fiel. Los teatros siguen llenos y, cada vez más, proliferan las editoriales y las salas alternativas.
Tu monólogo Es mi palabra contra la mía opina que nadie está contento con lo que le ha tocado y solo el humor hace la vida soportable ¿Es como ves la sociedad hoy en día?
Es cierto que vivimos instalados en el descontento general, pero no creo que sea cosa de hoy en día, creo que es algo inherente al ser humano. Nadie está contento con lo que le ha tocado. La maravillosa contradicción es que cada mañana seguimos encontrando un motivo para levantarnos y seguir luchando. No nos rendimos e incluso, de vez en cuando, somos felices en un mundo en el que odiamos todo lo que nos rodea.
¿Crees que funciona la risa como terapia actualmente? ¿Qué te ha enseñado este show Es mi palabra contra la mía?
Mi show habla de esa contradicción que mencionaba arriba. Y la conclusión a la que llego es que el humor es lo que hace llevaderas cada una de esas miserias cotidianas. El humor no soluciona los problemas, pero hace la vida soportable.
Confío más en el humor como terapia que en la risa. El humor se obliga a tener un pensamiento detrás. La risa puede tener en el fondo unas cosquillas, un porro u oxido nitroso. Creo que como terapia prefiero apostar por el pensamiento.
¿Qué quieres que se lleve la gente de esta obra?
Me encanta cuando descubren que su cuerpo puede reír como no había reído antes. Me encanta cuando salen con los ojos húmedos y cuando me cuentan que al día siguiente les duelen los músculos abdominales de tanto reír… eso, por cierto, se llama risaca. Me encanta cuando me comentan que las reflexiones planteadas en el show les duran mucho tiempo y les hacen sonreír varios días después.
Pero si vamos a mínimos… me basta con que salgan mejor de lo que entraron.
¿Cómo describirías tu humor en tres palabras?
No lo sé.
Has confesado en alguna ocasión que el humor te ha ayudado a hacer más llevaderas las enfermedades ¿qué nos puedes decir de eso?
Me refería a cuando me operaron para extirparme la vesícula. Era una operación sencilla pero pasar por un quirófano siempre da miedo. Me pareció que el humorista ha de intentar convertir el sufrimiento en belleza. Yo quería convertir todo ese miedo, dolor y convalecencia en algo que hiciera que el mundo fuera un sitio mejor. Entonces se me ocurrió subastar mi vesícula. Lo hicimos en El hormiguero. Bajo el lema “hacer de tripas corazón” subasté esa vesícula para donar lo recaudado a la Fundación Síndrome de West. La compró un concejal de Tarazona por 2.000€ y todo el dinero fue donado a la asociación benéfica que te mencioné. Fue muy divertido pero uno no vive tranquilo sabiendo que hay gente dispuesta a pagar tanto por sus órganos. Ten en cuenta que todavía me queda un apéndice y dos amígdalas. Me he puesto alarma en casa.
Luis Piedrahita: «Suelo pedir consejo al farmacéutico, pero sobre todo suelo pedir cosas raras»
Como sabes esta es una revista de salud que se distribuye en farmacias. ¿En qué te ha ayudado este establecimiento?
Imagino que no quieres una respuesta al uso. Pido consejos, explico mis síntomas y me dejo diagnosticar como todo el mundo, pero… te contaré una cosa. Los magos solemos ir a las tiendas a pedir productos que luego utilizamos para lo que no son. Yo he llegado a ir a las farmacias y pedir la pastilla efervescente más grande que tengan.
-Pero… ¿qué es lo que desea usted? ¿una aspirina, un analgésico, un antiácido, un…?
-Me da igual. Yo solo quiero que se disuelva en agua echando burbujitas y que sea lo más grande posible.
Era para un truco de magia de televisión, realmente me daba igual lo que hiciera ese medicamento.
Otra vez fui a comprar cápsulas rojas y negras. Me daba igual el medicamento, lo único que me interesaba es que fueran grandes, rojas y negras. Yo las iba a vaciar. Finalmente me consiguieron esas cápsulas sin nada dentro.
Los farmacéuticos, al principio reacios porque la medicina es algo serio, siempre que les explico que es para un juego de magia intentan ayudarme todo lo que pueden.
¿Sueles entonces pedirle consejo al farmacéutico?
Suelo pedir consejos pero sobre todo suelo pedir cosas raras.
¿Con qué se anima un humorista?
Charlando con los amigos, leyendo un buen libro, yendo al teatro, viendo una buena película… vamos, con lo mismo que todo el mundo.
¿Crees que la sociedad necesita más humor que nunca?. Y en cuanto a salud, dinero y amor ¿qué orden tienen para ti en la vida?
La sociedad siempre ha necesitado, siempre necesita y siempre necesitará del humor. Lo decíamos arriba, es lo único que hace la vida soportable.
¿Salud, dinero o amor? Veamos, sin salud no puedes comprar amor. Quiero decir con eso que de nada sirve ser la persona más amada del mundo si no tienes salud para gastar con las personas ricas. O lo que es lo mismo, de nada sirve disfrutar de una buena fortuna y derrochar amor si a nadie importa todo tu dinero. Si estas respuestas no tienen sentido es porque solo existe una respuesta a esa pregunta.
Has escrito tu obra ‘222 palabras sin colorantes y con Cervantes’ ¿con qué mensaje te gustaría que se quedaran los lectores?
La importancia que tiene el lenguaje. Las palabras son las piezas con las que construimos nuestro pensamiento. Jugar con las palabras es jugar con las ideas.
¿Qué autor te ha influido más en tu trayectoria? ¿Quién es tu referente?
Me han influido la revista La Codorniz, Gila, Tip y Coll, Juan Tamariz, Gomaespuma, Pepe Carroll, Alejandro Dolina y Les Luthiers. Y muchísimos más. No dejan de influirme.
¿Cuál es tu mayor sueño a nivel personal y profesional?
Seguir haciendo lo que hago y aprender a hacerlo mejor.
¿Qué próximos proyectos tienes?
Ahora mismo preparo un espectáculo para el Teatro Real de Madrid. Se trata de una obra de divulgación acerca de la vida de Beethoven.
¿Qué papel te queda por interpretar?
Todos. Todavía no he interpretado ninguno. Por ahora siempre he sido yo.
Has hecho multitud de entrevistas ¿Qué pregunta nunca te han hecho y te hubiera gustado que te hicieran?
¿Cuáles son las partículas fundamentales del estándar básico de partículas? O al menos que me pregunten por mi partícula favorita.
¿Qué le pides al 2020?
Que alguien me pregunte de una vez por todas por el estándar básico de partículas y por el neutrino.
PARA CONOCEROS MEJOR
Un libro que te haya marcado (que no sea tuyo):.
Las Crónicas del Ángel Gris de Alejandro Dolina.
Cómo te definirías personalmente:
Muy trabajador.
Cual es tu leitmotiv
El único enemigo del ser humano es el segundo principio de la termodinámica.
Una canción:
Una que una vez me hicieron unos amigos por mi cumpleaños. Escribieron una letra muy bonita y la melodía era preciosa.
Un destino por descubrir:
Japón.
Un reto que te queda por cumplir:
No muchos más. Me interesa más hacer bien lo que ya sé hacer que empezar de cero con cosas nuevas.
Un país Éste (da igual dónde este usted cuando lea esto. Es ese país.)
Por Bárbara Fernández