Aunque en el origen de la migraña influyen aspectos genéticos, hormonales (menstruación), emocionales (estrés, ansiedad, insomnio), atmosféricos (cambios de altitud o presión atmosférica) o ambientales (luminosidad), no hay que desterrar la importancia de la dieta y los alimentos que incluimos en ella. Entre los alimentos a no incluir bajo ningún concepto están: los frutos secos, quesos crudos y fuertes, zumo del naranja, vino tinto, chocolate y cacao, especias y picantes, ahumados, alimentos en conserva y alimentos con aditivos como las salchichas tipo frankfurt y embutidos en general. El consumo de alcohol y tabaco también es perjudicial para el migrañoso, así como ciertos medicamentos o las dietas bajas en glúcidos o el pasar mucho tiempo sin comer. El café en exceso tampoco es recomendable.

Por el contrario, es muy bueno consumir agua abundantemente, una dieta baja en grasas y rica en frutas y verduras, así como el ejercicio constante y moderado, oxigenado y al aire libre. Por supuesto, dormir y comer de forma regular, y evitar tensiones y estrés están en la base de una buena salud para tu cabeza.

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Redacción Consejos

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