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PROCTÃ?LOGO O DENTISTA

Déme usted unas compresas pero finitas y cómodas.

Perdone la pregunta, pero ¿son para usted?

¿Tanto se me nota la edad?

No mujer, es que cuando son para otra persona, y lo sé por experiencia, hay que sacar un mustrario.

Pues son para mí, aunque el período ya lo tengo olvidado.

¿Para la incontinencia urinaria tal vez?

¡Uy que va, hijo. Si lo único que me funciona bien es el riñón! Son para las almorranas.

¿Tanto sangra usted como para usar compresas?

Como un toro picado.

Pues ese síntoma no me gusta nada, porque la sangre puede tener otra procedencia.

No me asuste usted. ¿De qué otra cosa puede ser?

Puede ser, por ejemplo, de una colitis ulcerosa. ¿Es siempre roja?

Mire usted yo soy muy estreñida y los días que no sangro me salen unos bultos como tomates.

Por lo que me dice quiero creer que son hemorroides, pero la solución no es sangrar aunque con ello experimente alivio.

¿Y por qué es así?

Porque las hemorroides son como varices.

¡Ande usted, las varices las tengo en las piernas que parecen mapas de carreteras!

Es que son varices del recto.

Qué sitio más raro para las varices.

El recto está muy vascularizado y si el bolo fecal es duro hace de émbolo y saca fuera unas venas llenas de sangre.

¿Eso del bolo no es lo que hacen los artistas en verano?

Yo le hablo del bolo fecal que es la porción de excremento que se aloja en el recto antes de ser expulsada

O sea un mojón.

Eso hablando en metáfora, ¿no?

Es una palabra que mi marido siempre tiene en la boca.

Pues entonces si usted necesita un proctólogo su marido necesita un dentista.

¿Un dentista mi marido? ¿Para qué?

Para que le arreglen la boca.

Déjese de bromas que aunque sea mal hablado es muy buena persona y muy sufrido, porque no hace mucho tiempo también tuvo sus cosas en semejante parte y no dijo ni pío.

¿También hemorroides?

No. Una cosa muy rara. ¡Que no hacía caca!

O sea, un estreñimiento crónico.

No sé pero lo cierto es que le hicieron un estudio metiéndole por el ano?

Una rectoscopia?

¡No, como una lavativa! ¡Pobre mío!

Enema opaco

Ni Esteban ni Paco, mi marido se llama Antonio.

¡No mujer, que la lavativa se llama enema y lo de opaco es por si hay que hacer una radiografía de contraste!

Eso fue lo que le hicieron y después le mandaron un jarabe para evacuar y hasta hoy.

Pues si a su marido le repite ese episodio está proclive a que le pase lo que a usted.

¿Almorranas? ¡Uy, si él las tiene desde antes que yo, lo que pasa es que le sangran de higos a brevas!

Pero eso no significa que tengan menos importancia que las suyas porque doler le tienen que doler.

¡Y tanto! Por eso le he dicho que mi Antonio es muy sufrido.

¿Y no se pone nada?

Nada. Cuando se le salen se da baños en el bidé con agua helada.

Pues eso no es conveniente, es más recomendable agua templada. De todas formas debían ir ambos a un proctólogo.

¿Un qué?

Un especialista del recto que después de un estudio, aconseja o no, la intervención quirúrgica.

¿Operarme yo de almorranas? ¡Y un mojón!

Pues entonces los dos al dentista.

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Redacción Consejos

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