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No hay nada que, hasta el momento, haya sustituido a la higiene dental diaria como la estrategia más eficaz para lucir una sonrisa sana. Independientemente de otros problemas que puedan afectar a la dentadura, la pauta básica es siempre la limpieza, la cual no siempre se realiza de la forma adecuada. Nunca es tarde para poner en marcha las pautas básicas que deben regir nuestros hábitos bucodentales.
Sarro, placa dental, gingivitis, caries, periodontitis… los enemigos (silentes unos, descarados otros) de la salud de nuestra boca en general y nuestros dientes en particular están perfectamente identificados. Y la forma de combatirlos, también. Básicamente, todos los problemas dentales tienen su origen en la acumulación de bacterias y restos alimenticios (componentes principales de la placa dental) que se adhieren firmemente a los dientes. Con el paso del tiempo, si esta placa no se retira, se empieza a mineralizar y se convierte en cálculo (sarro) sobre el que, a su vez, se adhiere una nueva capa. Si esta placa bacteriana no se elimina puede provocar gingivitis (inflamación y sangrado de las encías) y periodontitis. ¿Cómo frenar la acción “increscendo” de estas acumulaciones? Pues de una forma tan sencilla como cumplir a rajatabla con el consabido “hay que lavarse los dientes tres veces al día, después de cada comida”.
Radiografía de una caries
La temida caries es, junto con el resfriado común, una de las afecciones más comunes en todo el mundo. Se trata de una enfermedad producida por microbios que se alimentan de los restos alimenticios acumulados en aquellas bocas en las que la higiene es deficiente. De estos restos, los que más “daño” hacen son aquellos que proceden de los hidratos de carbono (especialmente los azúcares refinados), a partir de los cuales se producen ácidos que desmineralizan los dientes y los convierten en una “presa fácil” de microbios que degradan su estructura y pueden llegar a destruirlos. Sus síntomas van desde un cambio en la coloración del diente al dolor agudo, pasando por el aumento de sensibilidad ante bebidas o comidas frías o calientes y mal aliento. Cuando está más avanzada puede producir otros síntomas más severos como infección, sinusitis e incluso la pérdida definitiva de la pieza dental.
El tratamiento depende del momento en que se encuentre la caries: si se trata antes de que duela, lo más seguro es que el daño causado en la pulpa sea leve o inexistente, lo que permite salvar gran parte de la estructura dental. Si está más avanzada, las pauta que suelen ser seguir los dentistas es la siguiente: tras anestesiar el diente, se retira el tejido descompuesto con el torno o fresa y, después, coloca un material que sirve como base de relleno: el empaste.
Es importante saber que hay distintos tipos de caries, ya que éstas se desarrollan de forma distinta según la zona del diente en la que se produzcan:
– De superficie lisa: se inician como un punto blanco en donde las bacterias disuelven el calcio del esmalte.
-De orificios y fisuras: muy frecuentes en la infancia (aparecen alrededor de los 10 años), se forman en las estrías de los molares y avanzan muy rápidamente.
-De raíz: se inician en la zona de la raíz dental, al quedar ésta expuesta porque se despegan las encías.
-Las que se forman en el esmalte: se desarrollan lentamente y son muy destructivas, ya que pueden llegar hasta la pulpa dentaria, una zona situada en el interior del diente con numerosos tejidos y vasos sanguíneos.
Las edades de la boca
• En la adolescencia: el proceso de sustitución de los dientes de leche por los definitivos puede prolongarse hasta los 12-13 años de edad. Cuando aparecen las muelas del juicio, alrededor de los 18 años, el joven ya luce la dentadura completa de 32 dientes definitivos. Es a estas edades cuando algunos de los defectos de dentición son más evidentes (apiñamientos y demás desigualdades), de ahí que esta sea la etapa en la que es más frecuente el uso de la ortodoncia.
• A los 20 años: la dentadura que se luce es la definitiva. Las imperfecciones o problemas más frecuentes son la presencia de espacios interdentales, posibles desgastes de las estructuras, zonas en las que existe una mayor debilidad de las estructuras dentales…. Las modalidades de ortodoncia “para mayores”, como la invisible, son una buena opción, así como las carillas de porcelana.
• A los 30 años: suelen ser más evidentes las consecuencias de determinados hábitos como el tabaquismo y el abuso de sustancias como el café, el té y las bebidas de cola; así como de la higiene deficiente y, también, del paso del tiempo. Todo ello suele traducirse en un tono amarillento (en ocasiones grisáceo) que se puede solucionar muy bien con las técnicas de blanqueamiento dental.
• A los 40 años: tal y como explica el doctor Agustín Morillo, director de la Clínica Dental Rosales, de Madrid, “algunos dientes adultos pueden mostrar el típico patrón de desgaste, con un perfil recto de la línea de los incisivos, lo que proporciona un aspecto muy duro y envejecido. Una buena solución para mejorar el aspecto es la técnica del contorneado dental”.
• A los 50 años: a los desgastes naturales producidos por el paso del tiempo se une la acción de ciertas alteraciones como el bruxismo (apretar los dientes), los cambios de color y, también, la pérdida de colágeno existente en las fibras que soportan los dientes, lo que produce a su vez una pérdida de elasticidad que hace que los dientes se desplacen de su ubicación habitual. En estos casos, la mejor solución son los implantes dentales.
• A los 60 años: tal vez el problema más típico a esta edad sea la recesión de las encías, que suele estar producida por la enfermedad de las estructuras de soporte de los dientes. Como consecuencia de ello, parte de la raíz dental, que normalmente no está expuesta, queda al aire libre. Además de un aspecto antiestético al sonreír, se produce una mayor sensibilidad frente a las temperaturas extremas, por lo que la ingesta de bebidas o alimentos muy fríos o muy calientes puede llegar a resultar dolorosa. La tecnología láser de última generación resulta muy eficaz en estos casos.
Periodontitis: más allá de una sonrisa mejorable
Se entiende por periodontitis la inflamación gingival (de las encías) que se provoca la pérdida irreversible de los tejidos de soporte del diente. La afectación de estos tejidos hace que la encía, inflamada, se separe de la raíz, del ligamento periodontal (que es el que sujeta el diente al hueso) y del hueso de soporte, lo que hace que el diente se mueva y favorece que se forme lo que se conoce como “bolsa periodontal”, esto es, un espacio que se forma entre la encía y el diente y que está colonizado por placa bacteriana.
Cada vez son más las evidencias científicas que relacionan la periodontitis con otras enfermedades:
-Enfermedades cardiovasculares: las investigaciones realizadas al respecto han demostrado que las personas con periodontitis tienen un 14 por ciento más riesgo de padecer cardiopatía isquémica (esto es, la incapacidad de las arterias del corazón para suministrar el oxígeno necesario debido a una obstrucción). El estudio más reciente, llevado a cabo por expertos del Instituto de Biología Clínica Molecular, de la Universidad de Kiel, en Alemania, ha dado un paso más en este sentido, al confirmar que, además, existe una relación genética entre la periodontitis y la enfermedad cardiaca. Según los autores de esta investigación, teniendo en cuenta esta evidencia, los pacientes con periodontitis deberían tratar de reducir los factores de riesgo y adoptar medidas de prevención precoz, y también instan a los dentistas a tomarse en serio esta enfermedad y diagnosticarla y tratarla lo antes posible.
-Diabetes: “Muchos diabéticos se esmeran en controlar su dieta, hacer ejercicio y tomar su medicación de forma exacta y se olvidan de cuidar correctamente sus dientes y encías”, advierte el doctor Elías Casals, presidente de la Sociedad Española de Epidemiología de la
-Partos prematuros: el doctor Casals recomienda que “antes de quedarse embarazada, cualquier mujer que desee tener hijos sanos debería revisar bien su boca y, una vez embarazada, tener una higiene bucal muy cuidadosa”. La razón de esta advertencia es que las mujeres embarazadas con periodontitis tienen de 2 a 7 veces más riesgo de sufrir alguna complicación en la gestación, como un parto prematuro, toxemia (presencia de toxinas en sangre), diabetes gestacional, bajo peso del niño al nacer e incluso pérdida del feto. Teniendo en cuenta que el 70 por ciento de las embarazadas padece alguna forma de gingivitis (debido a los cambios hormonales), la vigilancia de la salud dental durante la gestación adquiere una importancia extrema.
Cómo elegir el dentífrico ideal
Tal y como se expone en la Guía de Formación elaborada por el doctor Elías Casals con motivo de la última celebración del Mes de la Salud Bucodental (2008), Según la modificación del Real Decreto 1599/1997 por el Real Decreto 209/2005 para armonizar la legislación española a la directiva europea 2003/15/CE, dentífrico en España es la “sustancia o preparado que se aplica en la mucosa bucal y/o en los dientes que, por sus indicaciones, composición o forma de presentación no puede ser considerado cosmético, tales como pastas dentífricas, colutorios, blanqueantes dentales, chicles o comprimidos para higiene bucal o productos hiperfluorados de uso profesional o cualquier otro producto que pueda ser calificado como tal”, y, como tal, deben ser autorizados sanitariamente para su comercialización a través de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios.
Desde el punto de vista de la composición, la pasta o gel dentífrico es una mezcla homogénea de sólidos en agua que colabora en la limpieza dental y que complementa la acción mecánica del cepillo. Contienen principios activos con efectos terapéuticos. Según se desee conseguir o potenciar uno u otro efecto hay que buscar un dentífrico que incluya el ingrediente más adecuado en su composición:
1. Dentífricos con flúor: es la sustancia más habitual, y se utiliza para prevenir la caries, ayuda a disminuir la sensibilidad dental y tiene efectos sobre la placa bacteriana.
2. Dentífricos antiplaca: contienen principios activos como la clorhexidina, el triclosán, la sanguinaria, la hexetidina, el citrato de zinc, los aceites esenciales o el lauril sulfato de sodio, los cuales tienen como objetivo eliminar los microorganismos responsables de la formación de la placa bacteriana.
3. Dentífricos para los dientes sensibles: incorporan sustancias medicamentosas y están especialmente indicados para el tratamiento de la sensibilidad dentaria. Entre sus principios activos destacan el nitrato de potasio, flúor, cloruro de estroncio, cloruro potásico, oxalato férrico o floruro estañoso.
4. Dentífricos blanqueadores: incorporan en su composición agentes abrasivos como el sílice, el fosfato de dicalcio, el óxido de aluminio o el carbonato de calcio. Más que cambiar el color del diente lo que hacen estos productos es eliminar de forma más eficiente que los dentífricos clásicos los depósitos y las manchas que se encuentran en la superficie dental.
El cepillo: ¡qué haríamos sin él
Un dato significativo de lo que ocurre cuando no nos lavamos a diario los dientes: está demostrado que las personas que permiten la acumulación indiscriminada de placa dental sin someterse a higiene oral durante 48 horas desarrollan una inflamación de las encías. Según los expertos participantes en un reciente encuentro sobre salud bucodental, organizado por Oral B, el problema no es tanto la falta de higiene dental como que la gran mayoría no sabemos cepillarnos los dientes adecuadamente y, además, no dedicamos a ello el tiempo suficiente (según las estadísticas realizadas al respecto, en muchos casos, con 35 segundos nos damos por satisfechos). “Un correcto cepillado es la mejor prevención de las enfermedades bucales”, señala Sol Archanco, presidenta del Colegio Profesional de Higienistas de Madrid.
Según las recomendaciones de la Asociación Dental Americana (ADA), el cepillo ideal es aquel que, en primer lugar, resulta cómodo en la mano y cabe en la boca. Hay que reemplazarlo cada tres o cuatro meses, o antes si se deshilachn.
En cuanto al tipo de cepillo dental elegido, básicamente hay dos categorías: manuales y mecánicos. Los más utilizados son los primeros, de los que hay muchas opciones entre las que elegir: según la dureza de las cerdas (duro, medio, suave), con cabezal rígido o flexible, con distintos diseños de las cerdas para conseguir un efecto masajeador, de mayor limpieza interdental, específicos para niños…. El dentista en la consulta y el farmacéutico en la oficina de farmacia pueden asesorar acerca del diseño más adecuado a cada circunstancia.
Cepillos eléctricos: fuera mitos
Según los expertos de la ADA, no existen evidencias de que los cepillos manuales sean más efectivos que los eléctricos y viceversa. Sí que se recomienda el uso de cepillos eléctricos a las personas que tienen algún problema en el desempeño de las destrezas motoras como, por ejemplo, aquellas que padecen artritis.
Los cepillos eléctricos de última generación incorporan la tecnología más innovadora, como la 3D, lo que les permite potenciar el cepillado y aunar al mismo tiempo las funciones de limpieza, masaje o blanqueadora. Este tipo de cepillos cuentan cada vez con más adeptos entre la población. Sin embargo, hay una serie de ideas erróneas muy extendidas en torno a ellos.
-Los cepillos eléctricos dan corriente. Falso. Este tipo de cepillos se cargan mediante un cargador que es el que recibe la electricidad y cuya base está totalmente sellada. La pequeña batería recargable que el cepillo lleva instalada está perfectamente aislada en el mango de plástico.
-Su usas mucho el cepillo eléctrico se te va quitando el esmalte. Falso. Está científicamente probado que los cepillos eléctricos recargables son tan seguros como los manuales, ya que el desgaste del esmalte es igual en ambos a lo largo de los años. Además, algunos cepillos eléctricos recargables poseen un sensor que detiene el movimiento cuando se ejerce una presión excesiva y lo reanuda cuando esta presión es la adecuada. Y no hay que olvidar que con un cepillo manual la presión puede llegar a ser hasta tres veces mayor que con uno eléctrico.
En cuanto al manual de uso, es conveniente cambiar el cabezal del cepillo cada dos meses (los filamentos gastados pierden su eficacia y no eliminan la placa); cepillarse al menos durante dos minutos, para eliminar la placa en profundidad; y cepillar las encías igual que los dientes, comenzando por el exterior, siguiendo con el interior y finalizando con la superficie.
Niños y azúcar, mala relación
Las caries en la niñez temprana, conocidas también como deterioro de los dientes de leche, se caracterizan por problemas dentales graves en el comienzo de la vida. La relación entre este problema y la elevada ingesta de azúcar por parte de los más pequeños de la casa es evidente, de ahí que los expertos estén buscando nuevas alternativas que resulten menos perniciosas para la salud bucodental infantil. Así, expertos de la Universidad de Washington, en Seattle, han encontrado evidencias de que un endulzante natural, el xilitol podría ser efectivo en la prevención de la caries en los dientes de leche en los niños, por lo que esta sustancia se presenta como una buena alternativa.
Y es que los niños suponen el mayor grupo de riesgo de presentar caries, ya que tienden a comer con más frecuencia y todavía no dominan la técnica del cepillado dental. Por eso es tan importante iniciarles cuanto antes en el hábito de lavarse los dientes. Para ello, es necesario facilitarles un cepillo de filamentos suaves especial para los más pequeños y pasta con flúor o dentífricos especiales para niños.
Seda dental: manual de uso
Teniendo en cuenta que los espacios que quedan entre los dientes suponen el 40 por ciento de nuestra dentadura, la limpieza de estas zonas interdentales resulta imprescindible. La forma habitual de realizarla es mediante el uso de la seda dental, lo que supone varias ventajas para la salud bucodental: además de asegurar una higiene bucal completa, proporciona un aliento más fresco y mejora la salud y el aspecto de las encías. Para un uso correcto, sigue las siguientes pautas:
-Toma aproximadamente 50 cm de seda dental y anúdala, sin apretar, alrededor de ambos dedos corazón, anudando más seda en un dedo que en el otro y dejando 5 cm de seda entre ambos.
-Manteniendo la seda tirante con pulgares e índices, deslízala suavemente entre los dientes, teniendo cuidado de no dañar las encías.
-Curva la seda alrededor de cada diente formando una “C”, y muévela despacio hacia arriba y hacia abajo por los laterales de cada pieza dental, incluida la línea de las encías. -Desenrolla otro trozo a medida que vas pasando de un diente a otro.
-Tras la limpieza interdental es importante lavarse los dientes durante dos minutos.
Colutorios: el mejor broche final
Fundamentalmente, los colutorios están indicados para reforzar la acción del cepillado y la limpieza interdental, ya que llegan a zonas de la boca de difícil acceso. Se trata de soluciones acuosas o hidroalcohólicas que contienen principios activos al igual que ocurre con las pastas dentífricas. La oferta es amplia, hay de distintos tipos y de varios sabores. En cuanto a la composición, en el mercado se pueden encontrar soluciones formuladas con floruro sódico destinadas a uso diario o semanal, que pueden ser utilizadas a partir de los seis años.
También hay otros colutorios que tienen como objetivo el control de la placa bacteriana (colutorios antiplaca) o la disminución de la inflamación gingival (antigingivitis), que están formulados con clorhexidina, aceites esenciales y otros principios antisépticos como el triclosán, los compuestos de armonio cuaternario, el delmopinol o la hexetidina. Hay evidencias científicas de que la práctica habitual de los enjuagues con colutorios puede desempeñar un papel fundamental en la prevención y tratamiento de las enfermedades periodontales, aunque nunca pueden sustituir al cepillado.
Carillas de porcelana: lo que hay que saber
Muchos las definen como el mayor logro de la odontología estética. Se trata de unas finas láminas de porcelana que se fusionan a la superficie de los dientes para cambiar su forma , color o posición. ¿El objetivo? Mejorar el aspecto estético de la sonrisa. Los expertos de la Clínica Rosales de Estética Dental, de Madrid, nos resuelven las dudas más típicas que surgen en torno a esta técnica:
-¿Para qué tipos de defectos dentales están indicadas? Las indicaciones son muy amplias: dientes teñidos en los que el blanqueamiento no resulta del todo satisfactorio; en el caso de los dientes separados; la corrección de dientes demasiado pequeños; corrección de la posición de uno o varios dientes atrasados; dientes que han sido sometidos a múltiples empastes antiestéticos; y en las técnicas de rejuvenecimiento dental.
-¿Cómo se colocan? Hay que aplanar previamente la cara anterior de los dientes, para lo que es necesario aplicar un poco de anestesia local.
-¿Cuánto duran? Pueden permanecer en la boca durante muchos años. Suelen tener que ser sustituidas al cabo de unos 15 años a causa de los cambios que se producen en las encías derivados de la edad y porque suelen producirse pequeñas microfiltraciones que dan lugar a cambios de color.
-¿Se puede comer de todo con ellas? Sí, aunque no conviene morder alimentos excesivamente duros como huesos, mariscos, hielo, caramelos duros, frutos secos con cáscara…..
-¿Qué tipo de mantenimiento hay que seguir? Es conveniente realizar una supervisión periódica que suele hacerse coincidir con la visita anual al dentista para la revisión y limpieza. Y, al igual que ocurre con todos los dientes, una buena higiene diaria.
Un vistazo a las nuevas técnicas
BLANQUEAMIENTO. Actualmente es la técnica más popular para mejorar el aspecto de la sonrisa y blanquear la dentadura. Tras realizar una limpieza dental profunda, se realiza una impresión de la dentadura del paciente a partir de la cual se elaboran unos moldes de plástico flexible ajustables a la boca, que se emplean durante todo el tratamiento. Sobre ellos se aplica un gel que puede contener dos sustancias: el peróxido de hidrógeno y el peróxido de carbamida. Para potenciar la penetración del gel se puede recurrir a una potente luz que favorece la oxidación (en cuyo caso se necesitan varias sesiones, cuyo número varía en función del paciente) o el láser (se hace en una única sesión).
PUENTES Y CORONAS. Son dos tipos de prótesis estéticas que se emplean para reforzar los dientes dañados o reemplazar los ausentes. La corona se usa para cubrir o enfundar un puente dañado y también para mejorar la forma, el aspecto o la alineación de los ya existentes. La función de los puentes es reemplazar uno o más dientes, cubriendo el espacio, adhiriéndose con cemento a los dientes naturales o a los implantes que rodean el espacio vacío.
CONTORNEADO. Es una técnica que se basa en la aplicación (totalmente indolora) de una turbina de alta velocidad sobre el borde de los dientes para modificar su forma y pulirlos. Está indicada para dar forma a los dientes para modificar el perfil recto y, también, para los apiñamientos en la dentadura inferior.
NUEVAS ORTODONCIAS. Hay varias opciones que se adaptan a las distintas necesidades del paciente. La ortodoncia fija consiste en la fijación de elementos de cerámica o metal (brakets) que se pegan a cada diente mediante una pasta hecha de resina y a los que después se enganchan unos metales u otros materiales de nueva generación, con la forma exacta de la dentadura que se quiere conseguir. Cuando los brakets se colocan en la parte interior del diente se habla de ortodoncia invisible. Otra opción es la ortodoncia de quita y pon, basada en férulas transparentes a medida que se coloca sin recurrir a los brakets. El Invisalight combina la ortodoncia convencional con el uso de gráficos informáticos en 3D, para diseñar una dentadura personalizada en la que se emplean alineadores transparentes que se van cambiando aproximadamente cada dos semanas, hasta conseguir la dentadura deseada.
MES DE LA SALUD BUCAL
Según una reciente encuesta, un 25% de la población asegura que se cepilla los dientes solamente una vez al día. Una dieta inadecuada, el tabaco y el alcohol y, una deficiente higiene de la boca, son los principales factores que provocan problemas bucodentales. Por tanto, es fundamental la educación sanitaria a la población, y con este objetivo la Vocalía Nacional de Dermofarmacia del Consejo General de Colegios Farmacéuticos, en colaboración con Fluocaril, pone en marcha una nueva edición de la campaña sanitaria “Mes de la Salud Bucal”, que se desarrollará en las farmacias durante el mes de octubre.
Bajo el lema “Mes de la salud bucal: Cuida de tu higiene bucal… ¡y sonríele a la vida!”, farmacéuticos de todo el país asesorarán a la población sobre hábitos correctos para una adecuada higiene de la boca. Según una encuesta realizada recientemente, uno de cada cuatro ciudadanos pide consejo a su farmacéutico sobre productos para el cuidado bucal. Los hombres afirman tener más claro lo que buscan cuando van a la farmacia, mientras que el 31% de las mujeres asegura dejarse asesorar por su farmacéutico de confianza en materia de
salud bucal. En relación con los hábitos de higiene bucal, uno de cada cuatro españoles asegura que se cepilla los dientes sólo una vez al día, lo que respalda la necesidad de seguir impulsado a través de las oficinas de farmacia acciones de divulgación sanitaria en esta materia.
Esta campaña, en la que participarán más de 3.100 farmacéuticos de todo el país, está destinada a reducir la incidencia de enfermedades bucodentales combatiendo los factores de riesgo.
Formación de los farmacéuticos
Junto con la faceta de esta campaña dirigida a mejorar los hábitos de la población, esta iniciativa pretende también favorecer la formación de los farmacéuticos. Para ello se ha editado un manual que ha sido distribuido a los farmacéuticos, y se ha desarrollado una videoconferencia formativa, el pasado 8 de octubre de 2009, en la que participaron farmacéuticos a través de los Colegios Oficiales de Farmacéuticos.
DECÁLOGO DE LA SALUD BUCAL
1. Más vale prevenir que curar. Una buena higiene bucal es la mejor forma de prevenir la aparición de enfermedades periodontales.
2. Cepíllate cuidadosamente los dientes después de cada comida, durante al menos dos minutos cada vez. Acuérdate de todas las caras del diente y sigue un orden fijo. No te olvides de la lengua y las encías.
3. Utiliza un cepillo de filamentos firmes y suaves, pasta con flúor, hilo dental y colutorios.
4. Es muy importante limpiar los espacios entre los dientes a diario, ya que suponen hasta el 40% de la superficie de los dientes.
5. Cambia tu cepillo cada 3 meses, o el cabezal, si eres usuario de cepillos eléctricos.
6. No fumes.
7. No abuses de los alimentos dulces y evita los refrescos carbonatados. Muchos contienen ácidos que pueden dañar el esmalte dental.
8. Acude a tu dentista 2 veces al año: una visita para una revisión y otra para una limpieza de boca profesional. Los niños deben realizar su primera visita al dentista alrededor de los 3 años, cuando hayan salido todos los dientes de leche.
9. Pregunta a tu farmacéutico qué productos te pueden ayudar a mantener tu boca sana.
10. Durante el embarazo existe mayor riesgo de caries y enfermedades gingivales. Si estás embarazada o piensas quedarte embarazada, cuida tu boca y acude a tu dentista.