Una guía completa
Consejos clave para el cuidado estético durante la quimioterapia y radioterapia, así como pautas para mejorar la calidad de vida.
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Los tratamientos contra el cáncer suelen provocar sequedad cutánea, marcas de fatiga, erupciones, cicatrices o caída del pelo de las cejas. Nada que un buen producto de dermofarmacia y el maquillaje usado de forma correcta no pueda combatir.
El cáncer interfiere en nuestro aspecto. Lejos de pasar desapercibidos, las secuelas de los tratamientos oncológicos (náuseas, aftas bucales…) también se ceban con la piel, el pelo y al aspecto físico general. Aunque los efectos secundarios variarán en función del tipo de tratamiento y de cada persona que lo recibe, de forma general pueden generar sequedad, manchas, irritaciones cutáneas, picor, quemazón, piel agrietada, inflamación de las uñas, caída del cabello y cicatrices posquirúrgicas como consecuencia de su tratamiento. Afortunadamente, existen muchos proyectos como el de L’Oréal Groupe, que continúa liderando iniciativas de apoyo a pacientes y cuidadores a través del programa “Fight with care” de La Roche-Posay o el movimiento Skin&Cancer de Laboratorios Pierre Fabre, que junto al Grupo Español de Pacientes Con Cáncer (GEPAC) tienen como objetivo la impartición de talleres de maquillaje dermatológico corrector dirigido a las personas que conviven con cáncer, con el objetivo de enseñar al paciente a minimizar las secuelas de los tratamientos oncológicos de manera que le ayuden a reforzar su autoestima y mantener su propia identidad.
Hasta el 76% de los pacientes con cáncer tienen que reducir su tratamiento debido a los efectos secundarios cutáneos.
Piel sensible y sensibilizada, pero no enferma
María Muñoz, portavoz de la Fundación Stanpa, explica que la mayoría de personas que sufren una enfermedad oncológica experimentan sequedad cutánea desde el comienzo del tratamiento oncológico, tanto en la piel del rostro como en el resto del cuerpo, que en ocasiones se acompaña de picores y de malestar provocado por la tirantez. Además, suelen tener la piel sensibilizada por lo que es necesario que usen productos cosméticos adecuados y usen fotoprotector solar de máximo índice de protección (FPS 50 ò FPS 50+) durante todo el año. “El hecho de estar recibiendo un tratamiento oncológico no implica que el paciente tenga la piel enferma. Por tanto, puede aplicarse sobre la piel cualquier producto cosmético adecuado para este tipo de pieles secas y sensibles”, asegura la portavoz, quien avisa de que “no es recomendable comenzar a usar productos que contengan ingredientes que pudieran irritarla como los derivados de la vitamina A (retinol, retinal, etc), ni aquellos que contengan altas concentraciones de vitamina C ni ingredientes de acción despigmentante”.
Normas si recibes “quimio”
Uno de los tratamientos clásicos frente al cáncer es la quimioterapia, que se realiza administrando medicamentos con sustancias químicas fuertes que destruyen las células de crecimiento rápido en el cuerpo. Frente a este tratamiento, la Guía de Cuidados Estéticos para el Paciente Oncológico de la Asociación Española contra el Cáncer (AECC) indica claramente lo no es conveniente hacer y los productos que es mejor no utilizar mientras duren las sesiones y durante algún tiempo después.
- Es importante utilizar productos que no contengan alcohol (perfumes, desodorantes, etc.) para reducir al mínimo la sequedad y evitar irritaciones.
- Para la limpieza, es aconsejable utilizar diariamente agua templada y jabones suaves (con pH neutro). La regla es mimar la piel con suavidad, por lo que no se debe frotar con cepillos o esponjas al lavarla.
- Para conseguir una adecuada hidratación, se deben utilizar cremas hidratantes o aceites corporales.
- Al secar la piel, es aconsejable no frotarla demasiado y secarla con pequeños golpes, lo cual ayuda a mantener la hidratación de la barrera cutánea.
- Siempre es mejor depilarse con maquinilla eléctrica para disminuir el riesgo de irritación y cortes. En cambio, conviene evitar depiladores químicos como las cremas depilatorias.
- Tampoco es conveniente hacerse limpiezas de cutis y en el caso de tratamientos faciales específicos, siempre se debe consultar previamente con el médico.
- Está totalmente desaconsejado cualquier tipo de producto exfoliante tanto facial como corporal.
- Frente a las manchas de hiperpigmentación, que suelen afectar a las zonas de roce y los pliegues cutáneos, no deben usarse cremas despigmentantes sin antes consultar con el médico. En cualquier caso, para prevenir o reducir las manchas, lo más importante es no exponerse al sol y tener especial precaución, al menos durante los tres meses posteriores al tratamiento. “En caso de que vayas a exponerte al sol, es importante tomar una serie de precauciones, como evitar las horas de más intensidad solar (de 12.00 a 16.00 horas). Cuando salgas a la calle puedes utilizar un gorro que cubra la cara y la cabeza, al igual que ropa que te proteja, etc. Igualmente, hay que usar siempre crema de alta protección frente al sol (factor solar 50+)”, reza la guía de la AECC.
- En cuanto a las irritaciones en la piel producidas por la quimioterapia y que pueden aparecer en cualquier zona del cuerpo, aunque son más frecuentes en las palmas de las manos o las plantas de los pies, la mayoría de las veces desaparecen al terminar el tratamiento y no necesitan de una atención especial.
- También es un clásico que la quimioterapia debilita el vello de todo el cuerpo y provoca la caída del cabello y las cejas. En el caso de la quimioterapia, la caída del cabello es un proceso reversible y puede volver a crecer tras terminar el tratamiento.
Normas si recibes “radio”
- Tras dos o tres semanas de tratamiento, aparece una coloración rojiza (eritema) en la zona donde se reciben las radiaciones. Si el tratamiento se prolonga, esta zona de la piel va adquiriendo una coloración oscura que desaparecerá en uno o dos meses tras terminar el tratamiento. “Es importante que tengas presente que esta coloración no es suciedad, es debida al efecto de la radiación en la piel; no trates de quitártela frotando la zona con esponja o jabón, podrías irritarla”, avisan los expertos de la AECC.
- Trata de evitar collares, cadenas, aros, corbatas elásticos o gomas de la ropa interior en la zona irradiada. En definitiva, prescinde de aquellas prendas o materiales que puedan irritar la piel por el roce. Si notas molestias por la ropa, puedes utilizar prendas holgadas, de fibras naturales, como algodón o hilo, ya que son materiales poco agresivos para la piel y evitarán la aparición de picores y otros síntomas molestos.
- Protege totalmente del sol la zona radiada al menos durante un año tras el tratamiento. Si vas a exponerte al sol, la mejor protección es evitar el contacto directo, y para ello, puedes utilizar gorros, camisetas, prendas y complementos, así como crema protectora con pantalla total.
- Evita la depilación en la zona irradiada. Conforme vaya avanzando el tratamiento notarás que el vello de esta zona va debilitándose poco a poco hasta llegar a desaparecer.
- La realización de tatuajes en la zona radiada está contraindicada siempre. Sin embargo, es importante que sepas que es posible que la piel de la zona irradiada no recupere el aspecto y el tacto que tenía antes del tratamiento, pero que pasados unos meses su cuidado podrá seguir siendo el mismo que el del resto del cuerpo.
- En algunos casos, y debido a la sensibilidad de la piel y la zona de tratamiento, la radioterapia puede producir alteraciones más severas. En este caso, te aconsejamos que se lo comuniques a tu médico para que te paute el tratamiento más adecuado.
- La caída del cabello es uno de los síntomas que aparecen más frecuentemente (aunque no en todos los casos) como consecuencia del tratamiento oncológico. En el caso de la radioterapia, dependerá de la dosis administrada, aunque en la mayor parte de los casos en la zona radiada el vello no vuelve a salir.
- Evita cualquier tipo de tintes, decoloraciones, mechas o permanentes, ya que la piel del cuero cabelludo se encuentra muy sensible y puede irritarse fácilmente. Utiliza un champú suave que no irrite la piel del cuero cabelludo. Igualmente, puedes utilizar una mascarilla hidratante para el cabello, aplicándotela en las puntas. Al lavar y secar el cabello, hazlo suavemente, sin frotar, con un ligero masaje. Protege tu cabello frente a los agentes externos (sol, frío, aire, etc) utilizando pañuelos, gorros o sombreros que no opriman. También es bueno beber abundante líquido, preferiblemente agua y mantener una dieta rica en frutas y verduras.
- Cuando el pelo de las cejas se cae se pueden dibujar con una amplia gama de lápices específicos. “También existen en el mercado pestañas postizas, pero no son aconsejables, ya que requieren de unos pegamentos que pueden dañar la piel. En relación a las uñas, pueden producirse diversas alteraciones, como la aparición de bandas horizontales o verticales, detención del crecimiento, reblandecimiento o engrosamiento de la uña, etc. No utilices alicates corta-cutículas, cuchillas cortacallos u otros utensilios que puedan producir cortes en la piel. Igualmente, intenta evitar en la medida de lo posible el uso de lacas de uñas y quitaesmaltes, pues estos productos son muy agresivos y pueden quemar la uña”, explican los expertos de la AECC.