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El síndrome de Brugada es una afección del ritmo cardíaco, una arritmia poco frecuente de origen genético y potencialmente mortal.
La enfermedad se debe a la alteración en los genes que dirigen la formación de las proteínas cardiacas que regulan el paso de los iones a través de la membrana celular, conocidas como canales iónicos. Es por ello, explica la Fundación Española del Corazón, que esta enfermedad se engloba en el grupo de las conocidas como canalopatías. Esta variación en el flujo de iones crea alteraciones eléctricas que favorecen la aparición de arritmias, generalmente ventriculares, que pueden provocar síncopes o incluso muerte súbita.
¿Qué síntomas presenta?
Se trata de una enfermedad rara, más frecuente en hombres en la tercera década de la vida, que en muchos casos no provoca ningún síntoma notable, de hecho, la mayoría de las personas que padecen este síndrome se diagnostican de forma casual al realizarse un electrocardiograma en una revisión rutinaria. En otros casos, la enfermedad puede desencadenar mareos, desmayos, respiración dificultosa, (en particular por las noches), latidos irregulares o palpitaciones, latidos extremadamente rápidos y caóticos o convulsiones.
Así se diagnostica
El diagnóstico de la enfermedad se realiza mediante un electrocardiograma en el que pueden apreciarse unas alteraciones características. Aunque por lo general, en los afectados el corazón es estructuralmente normal, es necesario realizar una ecocardiografía para detectar posibles alteraciones asociadas. Es importante, además, conocer si el paciente ha sufrido algún síncope o si ha habido algún caso de muerte súbita en la familia.
Actualmente existen test genéticos que permiten identificar la alteración genética y confirmar este síndrome y, en caso de que se detecte el gen causal, se podrá realizar la prueba a los familiares para ver si son portadores de la enfermedad.
Sin cura
El síndrome de Brugada no tiene cura. Algunos pacientes no precisan tratamiento, únicamente revisiones periódicas para detectar si se produce algún empeoramiento o cambio en la evolución de la enfermedad. Aquellos pacientes con riesgo de muerte súbita pueden beneficiarse de un DAI (desfibrilador automático implantable) para prevenirla. Se trata de un aparato similar a un marcapasos que se coloca bajo la piel del pecho en la zona de la clavícula. Contiene un circuito similar a un pequeño ordenador que comprueba segundo a segundo el latido del corazón y es capaz de anular cualquier arritmia maligna que detecte. Es extremadamente eficaz para prevenir la muerte súbita.