El cáncer de mama es muy heterogéneo. Se sabe que un porcentaje amplio de tumores, en torno al 70%, son hormonodependientes (denominados luminal A y B). Un 15% sobreexpresa la proteína HER2 (HER2-positivo) y el resto, que no expresa receptor de ningún tipo, es el denominado triple negativo. También se sabe que un 20% de los tumores primarios que evolucionan a metastásicos cambian de subtipo molecular tras un análisis de inmunohistoquímica y así, por ejemplo, que un tumor que era de inicio HER2-positivo puede acabar siendo negativo y lo contrario, exigiendo en ambos casos una modificación del tratamiento.

Sin embargo, no se sabe nada de la evolución genómica de esos tumores cuando hacen metástasis. Para responder a esa cuestión se puso en marcha un estudio español pionero realizado a partir del estudio ConvertHER y dos bases de datos adicionales independientes. Esta es una de las investigaciones objeto de análisis en la Jornada de Conclusiones del Grupo GEICAM de Investigación en Cáncer de Mama sobre el 38 San Antonio Breast Cancer Simposio, celebrada hoy en Madrid y coordinada por los doctores Ana Lluch, del Hospital Clínico de Valencia, y el doctor Miguel Martín, del Hospital Gregorio Marañón y presidente de GEICAM.

Una mejor comprensión de los cambios biológicos que suceden durante la progresión metastásica del cáncer de mama es clave para identificar nuevos biomarcadores, dianas y estrategias de tratamiento. El estudio español presentado en la reunión estadounidense ha comparado el subtipo intrínseco molecular y la expresión de un panel de genes en parejas de tejidos tumorales primarios y metastásicos obtenidas de tres amplias bases de datos independientes.

Según el doctor Aleix Prat, jefe del Servicio de Oncología Médica del Hospital Clìnic de Barcelona y principal investigador de este trabajo, “desgraciadamente, en un porcentaje reducido de pacientes el tumor reaparece haciendo metástasis. Por el estudio de inmunohistoquímica (receptor de estrógenos, progesterona, HER2) coordinado y publicado por los doctores Ana Lluch y Eduardo Martinez de Dueñas, sabemos que es necesario volver a repetir el análisis de estos marcadores ya realizados en el tumor primario, ya que en dos de cada diez casos hay un cambio a nivel de la inmunohistoquímica. El siguiente paso era preguntarnos algo de lo que no sabíamos absolutamente nada: qué sucede con la genómica del tumor metastásico. Y eso es importante porque la genómica aporta una información que no captura la inmunohistoquímica (receptor de estrógeno, progesterona o HER2)”.

Los investigadores de los hospitales españoles, con la colaboración de dos centros universitarios de Italia (Universidad de Messina) y Estados Unidos (North Carolina, Chapel Hill), estudiaron la expresión de 105 genes relacionados con el cáncer de mama en 246 muestras de tejido tumoral fijado en parafina utilizando la plataforma nCounter. Todo ello con el objetivo de analizar la biología intrínseca, es decir, si hay cambios en el subtipo molecular del tumor. “De forma global”, explica el doctor Prat, “observamos que en el 62% de los casos el subtipo no cambia. Después nos focalizamos en cada uno de estos subtipos. Comprobamos que en general no hay cambios en la genómica del tumor de primario a metastásico excepto en los luminales A, donde sí se advierte un cambio muy sustancial: cuando estos tumores reaparecen con metástasis, más de la mitad dejan de ser luminal A y pasan a ser luminal B o HER2-enriquecido”.

La importancia de este hallazgo radica en que una de las primeras preguntas que surge cuando una paciente recae con metástasis y su tumor expresa el receptor de estrógeno es si se debe empezar con quimioterapia o bien con tratamiento hormonal. “Es uno de los grandes dilemas que la comunidad médica aún no ha resuelto. Para ello nos basamos en si la paciente es joven, el tiempo que ha pasado desde la finalización del tratamiento adyuvante, si tiene más o menos metástasis, si la enfermedad afecta al hueso o al pulmón, etc., pero no decidimos en función de la biología. Ahora con este estudio sabemos que si el tumor es luminal B seguirá siendo luminal B en la metástasis y que son agresivos y responden a la quimioterapia. Por eso es importante saber si un luminal A se mantiene luminal A o bien si ha pasado a ser luminal B ya que eso podría condicionar el tratamiento, independientemente de la edad o el alcance de la metástasis”, concluye el doctor Prat.

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Redacción Consejos

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