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El ictus, o accidente cerebrovascular (ACV), es un trastorno repentino que interfiere en la circulación sanguínea del cerebro, ya sea por oclusión arterial (85% de los casos) o por hemorragia (15%). Mañana, 29 de octubre, se celebra el Día Mundial del Ictus, cuyo propósito es aumentar la conciencia sobre esta afección, sus consecuencias y la necesidad de investigar sus causas y métodos de prevención.
Cada año, aproximadamente 120,000 personas en España sufren un ictus, según datos de la Sociedad Española de Rehabilitación y Medicina Física (SERMEF) de 2023. Esta condición es la segunda causa de muerte en el país y la principal entre las mujeres. Además, aquellos que sobreviven a menudo enfrentan severas limitaciones en su calidad de vida, con cerca de 330,000 personas en España viviendo con alguna discapacidad tras sufrir un ictus.
Las causas más comunes del ictus están relacionadas con hábitos de vida poco saludables, como explica Julio Maset, experto médico de Cinfa: “Los desencadenantes más frecuentes están vinculados a hipertensión, colesterol alto, obesidad, sedentarismo, tabaquismo o consumo habitual de drogas y alcohol”. Además, añade que “el ritmo vital actual, marcado por situaciones de estrés y altas cargas laborales, también está asociado a una mayor propensión a sufrir ictus”.
No obstante, Maset subraya que “la prevención del ictus depende, en gran parte, de nosotros mismos y de nuestro estilo de vida. Se estima que hasta un 90% de los ictus se pueden evitar adoptando hábitos más saludables”. Además, el pronóstico tras un ictus depende del tiempo que transcurre antes de recibir atención médica, por lo que es crucial saber reconocer los síntomas para actuar rápidamente.
Tratamiento y vida tras un ictus
Las secuelas más comunes del ictus incluyen la espasticidad, que afecta a un 40% de los pacientes y requiere rehabilitación médica. Maset menciona también otros efectos como el dolor neuropático, hemiplejia y daños cerebrales.
El ictus es la principal causa de discapacidad por Daño Cerebral Adquirido (DCA), siendo responsables casi el 80% de los casos. La Asociación de Daño Cerebral de Navarra (ADACEN) se dedica a la terapia de pacientes post-ictus. Leyre Tirado y Alicia Urriza, neuropsicólogas del centro, explican que su labor comienza una vez que los pacientes han terminado la rehabilitación intensiva: “Se trabaja para avanzar, aunque la recuperación será más lenta”. Se enfocan en ayudar a los pacientes a adaptarse a su nueva situación, abordando tanto los retos emocionales como cognitivos.
Cristina, quien sufrió un ictus hace cuatro años, comparte su experiencia: “Siento que donde antes iba sobrada, ahora noto que no llego. Aceptarlo ha sido difícil”. Aunque lamenta no poder volver a su trabajo, enfatiza que sus hijos son su principal motivación: “Son mi vida y por quienes saco la cabeza cada día”.
El apoyo a las familias también es esencial, tal como mencionan las neuropsicólogas de ADACEN, “pues la lesión de un familiar resiente a toda la estructura familiar”. Nati, una paciente desde diciembre pasado, recuerda cómo necesitaba tomar decisiones sobre su ropa, lo que subraya la importancia de la autonomía en la recuperación.
Tanto profesionales como pacientes coinciden en que, aunque hay limitaciones tras un ictus, también hay oportunidades para potenciar nuevas capacidades: “Con un poco de ayuda, se pueden realizar muchas cosas”.
Consejos para prevenir un ictus:
- Mantén una dieta equilibrada rica en frutas, verduras y proteínas.
- Controla tu peso, buscando un IMC entre 18.5 y 24.9.
- Realiza al menos 30 minutos de ejercicio diario.
- Duerme ocho horas para mantener un sistema cardiovascular saludable.
- Vigila tu tensión arterial y colesterol.
- Maneja el estrés mediante descanso y pensamiento positivo.
- Deja de fumar y limita el consumo de alcohol.
- Mantén tu mente activa aprendiendo cosas nuevas.
Señales de alarma de un ictus:
Identifica síntomas como pérdida de fuerza en un lado del cuerpo, alteraciones repentinas de la visión, o dificultades para hablar. Si notas alguno de estos, llama inmediatamente al 112. La intervención rápida es crucial.