Determinar la causa
La detección y evaluación adecuada de los nódulos del tiroides es fundamental para un manejo seguro y eficaz.
“Desde hace unos meses me he notado un bulto en la parte anterior del cuello y me han dicho que puede ser un nódulo tiroideo. ¿Es peligroso? ¿Cómo puedo saber si efectivamente es un nódulo y no otra cosa?” Nos escribe… Ángeles (Albacete)
Los nódulos tiroideos son bultos que se forman en la glándula tiroides, situada en el cuello. Pueden ser sólidos o líquidos y, en la mayoría de los casos no son graves ni presentan síntomas. Solo un pequeño porcentaje de los nódulos tiroideos son cancerosos. Entre las causas que pueden producirlos están la deficiencia de yodo el crecimiento normal de la tiroides asociada a la edad, inflamación o infecciones, enfermedades autoinmunes (como la llamada tiroiditis de Hashimoto), y en algunos casos, cáncer de tiroides (menos del 5% de los casos). En todos los casos es conveniente mantener una alimentación con suficiente yodo (sal yodada, pescado, lácteos).
Si hay síntomas…
Aunque muchos nódulos no presentan síntomas y son fáciles de detectar en exámenes médicos rutinarios, en el caso de presentar síntomas, pueden incluir:
- Un bulto en el cuello.
- Dificultad para tragar o respirar si el nódulo es grande.
- Ronquera.
- Cambios en el metabolismo si el nódulo afecta la producción de hormonas tiroideas (hipertiroidismo o hipotiroidismo).
- Si hay cambios en la voz, crecimiento del bulto o síntomas metabólicos, es conveniente acudir al endocrino.
Para confirmar el diagnóstico
No todos los nódulos son peligrosos, pero sí es cierto que deben ser evaluados por un médico, que alorará la necesidad de realizar alguna prueba para confirmar el diagnóstico. Las técnicas empleadas para confirmar el diagnóstico si hay signos de sospecha incluyen:
- Ecografía tiroidea para ver el tamaño y características del nódulo.
- Análisis de sangre para medir la función tiroidea (TSH, T3, T4).
- Punción con aguja fina para analizar si el nódulo es maligno o benigno.
Tratamiento según el tipo y el tamaño
- Si el nódulo no presenta síntomas ni crecimiento, no es necesario tratarlo y será preciso un seguimiento con controles periódicos por el médico.
- En el caso de nódulos hiperfuncionantes que producen demasiada hormona tiroidea, el tratamiento consiste en la administración de medicamentos antitiroideos como metimizol (tirodril). Para aliviar los síntomas se administra yodo radiactivo o cirugía para extirparlo.
- Si existe sospecha de cáncer o crecimiento significativo será necesaria una cirugía para extirpar el nódulo o la glándula tiroides y yodo radiactivo. Si el médico recomienda una cirugía para extirparlo, es posible que debas tomar medicamentos de terapia de reemplazo de la hormona tiroidea para el resto de tu vida.
- Ante nódulos que provoquen un déficit de la producción tiroidea se emplean hormonas tiroides de reemplazo como la levotiroxina sódica.