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El latigazo cervical es una lesión traumática del cuello bastante extendida debido a que una de sus causas más frecuentes son los accidentes de tráfico, aunque tampoco es inusual en la práctica deportiva.
La lesión se produce cuando la cabeza se desplaza hacia atrás y luego hacia adelante (hiperflexión-hiperextensión) en un movimiento rápido y enérgico como el chasquido de un látigo. Esta lesión es muy usual en el contexto de los siniestros en carretera, siendo las colisiones traseras la causa más frecuente, aunque también puede originarla una agresión física (un puñetazo o una sacudida) o ciertos deportes (de contacto, escalada).
Según la Unidad de Lesionados de Tráfico del Hospital Vithas San José, las lesiones más frecuentes causadas por accidentes automovilísticos son en cuello y espalda (raquis vertebral), más concretamente los latigazos cervicales, dorsales o lumbares, en los casos leves, y politraumatismos en los casos más graves. Este movimiento brusco de la cabeza puede derivar en rotura de ligamentos o esguinces, y en casos más graves en hernias en los discos superiores. Pero no sólo eso, el latigazo puede resultar más fuerte y afectar a la espalda en su totalidad, provocando lumbalgia o problemas dorsales. Según el doctor Gaisán, traumatólogo de este centro, “debemos tener en cuenta que los efectos del latigazo cervical no suelen manifestarse en el momento del impacto, sino que dichos síntomas pueden llegar a partir del siguiente día tras la colisión”.
Los signos y síntomas más comunes de esta lesión incluyen dolor de cuello, rigidez (pérdida de la amplitud de movimiento en el cuello) y dolor de cabeza. También pueden aparecer sensibilidad o dolor en los hombros o en la parte superior de la espalda, fatiga y mareos.
Latigazo cervical, ¿es grave?
A pesar de su mala fama, es por lo general una lesión que no reviste gravedad y la mayoría de pacientes mejora en pocas semanas. Sin embargo, en algunos casos el dolor acaba por cronificarse y los síntomas persistirán en el tiempo.
El tratamiento dependerá de la complejidad de la lesión, aunque inicialmente se tratará con antiinflamatorios y relajantes musculares. La inmovilización (uso del collarín por ejemplo) y el reposo son necesarios, pero generalmente sólo de forma inicial pues de alargarse puede ser contraproducente. Así, tras los primeros días, es preciso iniciar una serie de ejercicios cervicales y medidas posturales para movilizar la musculatura y evitar que se atrofie.
El Colegio Profesional de Fisioterapeutas de la Comunidad de Madrid (CPFCM) recuerda que el reposacabezas es un elemento de seguridad pasiva y, por tanto, no es para apoyar en él la cabeza. Su función “es protegernos en caso de accidente al evitar o minimizar el latigazo cervical en caso de impacto y, para ello, debemos situarlo de manera que los ojos queden por la mitad de la altura del reposacabezas”.