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Por Marieta Montoya, directora técnica de la Red de Atención Farmacéutica Geriátrica, Atepharma
La pandemia ha puesto aún más de manifiesto la necesidad que tienen ciertas personas, con patologías crónicas o cierto grado de dependencia, de servicios que les den soporte y una buena accesibilidad a estos. Por eso, las actividades sociosanitarias han cobrado mucha relevancia en los tiempos que corren.
Entendemos por actividades sociosanitarias a aquellas que se definen como el conjunto de cuidados destinados a aquellos enfermos, generalmente crónicos, que por sus condiciones pueden beneficiarse de la actividad conjunta de las labores sanitarias y sociales. Son, por tanto, labores de las que se pueden beneficiar aquellos individuos polimedicados, con patologías crónicas, con grados diferentes de discapacidad o dependencia, pacientes frágiles, con deterioro cognitivo o incluso en tratamiento paliativo, que residen en su domicilio o en otras ocasiones en centros residenciales y sociosanitaros.
Hasta este momento de excepcionalidad por la situación sanitaria, a la farmacia comunitaria no se le permitía atender a este tipo de pacientes en sus domicilios, pero como decíamos, esta situación ha dejado claro que es una realidad social y que la normativa deberá adaptarse para poder garantizar equidad en el acceso a una Prestación del Sistema Nacional de Salud, como es la Prestación Farmacéutica a aquellos ciudadanos que residen en su domicilio y por su situación de dependencia no pueden acudir a la farmacia.
En el ámbito residencial y de centros sociosanitarios la Prestación Farmacéutica es garantizada en la mayor parte de los casos por la farmacia comunitaria, pero las normativas de la diferentes CCAA y en muchos casos la imposibilidad de cumplimiento de estas, hace que el modelo de farmacia sociosanitaria en nuestro país no tenga un procedimiento de actuación uniforme.
Funciones del farmacéutico sociosanitario
Atepharma ha defendido desde hace más de 15 años, la especialización del farmacéutico en el ámbito sociosanitario, la integración de este en los equipos multidisciplinares de las residencias y el desarrollo de servicios farmacéuticos destinados a garantizar dicha prestación farmacéutica al paciente institucionalizado.
Los farmacéuticos sociosanitarios de nuestra red, como profesionales sanitarios, desempeñan funciones como:
- Conciliación de la medicación pautada. Gracias a ello se revisa aquella medicación que ya no es necesaria y optimiza el gasto farmacéutico por paciente.
- Seguimiento farmacoterapéutico. Se valora como evoluciona el paciente con la terapia.
- Preparación de Sistema Personalizados de Dosificación (SPD). Este tipo de sistemas se preparan y revisan por los farmacéuticos y consiguen que la medicación de los pacientes quede perfectamente distribuida en días de la semana y horas del día. Esto contribuye a evitar errores de medicación o la duplicidad de tomas.
- Asesoramiento sobre productos de autocuidado (gotas oftálmicas hidratantes, complementos alimenticios, medicamentos sin receta, etc.).
- Consejo nutricional (alimentación en paciente diabético, hipertenso, intolerancias alimentarias, suplementación nutricional, etc.)
- Asesoramiento sobre productos de ortopedia y ayudas técnicas para adecuar el hogar o los centros sociosanitarios a las necesidades de cada individuo.
- Gestión de los Depósitos de Medicamentos de centros sociosanitarios. La farmacia y sus profesionales se ocupan de la conservación, custodia, almacenamiento y dispensación de medicación, gestión de estupefacientes, control de stocks, revisión de caducidades, gestión de residuos y resolución de alertas sanitarias.
- Colaboración con otros profesionales del centro sociosanitario, impulsando programas de formación e información sobre el uso racional de medicamentos y productos sanitarios.
- Desarrollo de actividades de divulgación y prevención de enfermedades, educación sanitaria, nutrición y alimentación saludable y actuaciones que promueven un envejecimiento activo y saludable.
En este sentido el Manual de asistencia farmacéutica en centros residenciales para personas mayores, elaborado por el CGCOF y la Fundación Edad y Vida, es un referente más para avanzar en la calidad y profesionalización de los servicios sociosanitarios de la farmacia comunitaria.
La farmacia, aliada para un soporte integral de mayores, dependientes y crónicos
Como comentaba al inicio, la pandemia ha sacado a la luz las necesidades de una parte de la sociedad que representa un importante número de personas: las personas mayores, los dependientes y los enfermos crónicos. Otra cosa que ha destacado esta situación tan extrema, es la importante labor que desempeña la figura del farmacéutico y del técnico de farmacia y cómo no se está sabiendo sacar provecho a este perfil de profesionales y a las farmacias comunitarias. La farmacia, en definitiva, puede convertirse en una buena aliada para dar un soporte integral a esta parte de la población con una serie de necesidades que no siempre son cubiertas con la calidad que merecen (ya sea por falta de medios económicos o humanos) o no están al alcance en el domicilio.
Desarrollemos al máximo el potencial concentrado en la farmacia comunitaria como establecimiento sanitario y demos el cuidado que merecen a aquellas personas que lo necesitan. Es un buen momento para cambiar de perspectiva y apoyar la colaboración entre los diferentes profesionales sanitarios y, de este modo, hacer que nuestro sistema sociosanitario alcance el mayor grado de calidad.