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La obesidad es el problema nutricional más frecuente en el mundo occidental, siendo una cuestión primordial para la Salud Pública. Partiendo de esta realidad, cualquier farmacia, y más aquella que busque especializarse en nutrición y dietética, debe contar con el conocimiento y la preparación adecuada para abordar esta patología desde el mostrador.
Por Graciela Sánchez Garnelo, farmacéutica directora de Trade Marketing de Mediformplus y Máster en Gestión de Oficinas de Farmacias en UB.
Según datos de la misma Organización Mundial de la Salud (OMS), la obesidad ha alcanzado proporciones epidémicas a nivel mundial. En España la obesidad afecta ya al 21.6% de la población adulta según el último Estudio Nutricional y de hábitos alimentarios de la Población Española (ENPE). Si se mantiene esta tendencia se calcula que en 2030 España tendrá más de 27 millones de personas con exceso de peso, suponiendo un sobrecoste de 3.000 millones de euros para el sistema de salud, según un estudio publicado por la Revista Española de Cardiología. (Javier Aranceta-Bartrina, 2016).
Obesidad y farmacia: cómo abordar la enfermedad del siglo XXI desde el mostrador
Sin duda, las farmacias que logren especializarse en tratamiento y seguimiento nutricional descubrirán un mercado potencial, que dotará a su negocio de un valor diferencial y fidelizador para gran cantidad de pacientes. Para lograrlo, la farmacia debe partir de una formación específica y orientada, que ofrezca al farmacéutico las herramientas necesarias para dar un consejo profesional de calidad. Esta formación deberá contar con:
- Las pautas de un correcto sondeo al paciente con obesidad que acude al mostrador. Realizar una correcta batería de preguntas al paciente es básico e imprescindible para conocer su caso concreto, detectar necesidades y ofrecerle el mejor consejo. Para ello, es importante tener en cuenta:
- Comorbilidades que padece el paciente: diabetes, colesterol, enfermedades cardiovasculares, tabaquismo…
- Medicación habitual.
- Hábitos alimenticios.
- Medición de parámetros clave, como su IMC, niveles de colesterol, glucosa y tensión arterial.
- Otros hábitos de salud, como el sueño.
- Protocolos concretos de atención en mostrador para pacientes con obesidad. Estos deben incluir los parámetros de derivación al especialista y/o nutricionista, y la información completa y reglada de los productos recomendados más adecuados para cada caso. Es importante que el farmacéutico conozca qué tipología de pacientes pueden acudir a la farmacia con la patología de obesidad, de este modo la farmacia podrá crear un protocolo concreto para cada uno de ellos.
- Pacientes diagnosticados por un médico especialista y con la prescripción de un tratamiento. En este caso, la comunicación con el paciente es esencial y debemos ofrecerle la información más completa posible sobre posología, posibles efectos adversos, interacciones, etc. Igualmente, es importante interesarse sobre los cambios en la dieta y el estilo de vida del paciente, ofreciéndole asesoramiento, apoyo y un servicio de nutrición en el caso de que sea necesario.
- Pacientes que solicitan un producto/marca concreta para la pérdida de peso o buscan consejo para perder peso. En este tipo de pacientes, el sondeo es la clave. Lo primero que debemos detectar es si existe la necesidad de derivar a un especialista para un tratamiento específico (si existe obesidad >30 IMC; y /o con otras patologías), y si no es así, deberemos seguir con el protocolo adecuado para ofrecerle el producto apropiado para su caso, teniendo en cuenta si padece alguna otra patología, posibles interacciones con su medicación habitual y sus hábitos de vida y alimentación.
En cualquiera de estos casos, realizar un seguimiento del proceso de pérdida de peso del paciente es básico, tanto a nivel de aceptación del tratamiento como en la evolución de sus hábitos de salud.
- Productos y servicios complementarios. A la hora de abordar un tratamiento de pérdida de peso, es importante complementar el tratamiento médico con un cambio de hábitos de alimentación y el fomento de la actividad física; para ello, dotar de servicios especializados para ayudar, orientar y ofrecer un seguimiento al paciente que busca una pérdida de peso puede ser de gran utilidad. Algunos de los servicios más habituales que podemos ofrecer son:
- Seguimiento con medidas antropométricas semanales/quincenales.
- Control de parámetros sanguíneos importantes en obesidad y exceso de peso.
- Asesoramiento y seguimiento nutricional.
- Test que podemos realizar desde la farmacia como riesgo cardiovascular o intolerancia en los alimentos.
Además, deberemos tener en cuenta que, en este proceso, pueden surgirle nuevas necesidades de salud al paciente, como un déficit vitamínico, para lo cual el farmacéutico debe estar preparado para recomendar un producto adecuado y complementario a su tratamiento.
- Córner de Obesidad. Finalmente, si buscamos cubrir de forma completa las necesidades de salud del paciente obeso y que éste se sienta identificado y comprendido, sería muy positivo (y también diferenciador) ofrecerle un espacio de nutrición y dietética bien señalizado en la sala de ventas, en el que se expongan nuestros productos recomendados para la pérdida de peso y otros productos complementarios para cubrir las posibles necesidades de un paciente que está en proceso de pérdida de peso. Complementando el córner de obesidad también deberá encontrarse cualquier servicio que oferte la farmacia, como la báscula o aparatos de medición.
Si logramos contar con un equipo bien formado y un espacio preparado para ello, podremos especializar a nuestra farmacia en una de las patologías de salud con mayor impacto en nuestra sociedad y de gran demanda entre nuestros pacientes.
Referencias
Javier Aranceta-Bartrina, C. P.-R.-A.-C. (Junio de 2016). Prevalencia de obesidad general y obesidad abdominal en la población adulta española (25–64 años) 2014–2015: estudio ENPE. Obtenido de Revista Española de Cardiología: DOI: 10.1016/j.recesp.2016.02.010