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Amaxofobia: estrategias para vencer el miedo al volante

por Redacción Consejos

“Mi hija se sacó el carné de conducir hace un par de años, pero tuvo un pequeño accidente y desde entonces, sólo la idea de coger el coche le produce una ansiedad enorme. ¿Hay alguna terapia a la que se pueda someter o existen medicamentos que le ayuden a controlar los nervios y no produzcan somnolencia?” Nos escribe… (Mar, Toledo)

La amaxofobia es el miedo irracional o excesivo a conducir. Afecta tanto a personas que están aprendiendo a conducir como a conductores con experiencia, y suele aparecer tras experiencias negativas como un accidente, una situación de estrés al volante o incluso sin ninguna causa evidente. Aunque es más frecuente en personas que han tenido algún susto o accidente, como el caso de tu hija, también puede darse por falta de práctica o inseguridad, en cuyo caso, el cuadro de ansiedad puede limitar seriamente la vida cotidiana. Los síntomas pueden aparecer antes de conducir o durante la conducción y son básicamente: taquicardia, sudoración excesiva, sensación de ahogo o falta de aire, temblores, mareo o sensación de desmayo, pensamientos catastróficos («me voy a chocar», «no controlo el coche») y evitación progresiva del acto de conducir. 

¡A terapia!

Mi consejo para tu hija es que combine terapia psicológica con una reintroducción progresiva a la conducción, siempre con apoyo y sin presión. También puede consultar con su médico sobre el uso puntual de algún medicamento que no afecte la atención ni produzca somnolencia. Lo más importante es que no se «autoetiquete» como incapaz de conducir, ya que, con ayuda, puede superar este miedo. Estas son las opciones para tratar la amaxofobia, que han demostrado excelentes resultados: 

  1. La terapia cognitivo-conductual constituye el tratamiento más efectivo. Se trabaja en técnicas de relajación y respiración; exposición gradual al coche y a la conducción; y reestructuración de los pensamientos negativos. Esta terapia incluye también técnicas de control de la ansiedad y reeducación vial con un profesional especializado. De hecho, algunas autoescuelas tienen programas específicos para personas con miedo a conducir.
  2. Entre las opciones farmacológicas que se pueden valorar, siempre con ayuda médica están: los betabloqueantes (por ejemplo, el propanolol en dosis bajas), que reducen los síntomas físicos de ansiedad (taquicardia, temblores) sin provocar sueño en la mayoría de los casos. Otra opción farmacológica válida para este problema son los ansiolíticos de acción muy breve y baja sedación: son medicamentos de acción rápida, pero su uso debe estar muy controlado y sobre todo hay que tener en cuenta que no todos son seguros si se va a conducir. Muchos ansiolíticos tradicionales como las benzodiacepinas pueden producir somnolencia o afectar los reflejos y deben ser siempre prescritos por un médico, indicando claramente que el objetivo es reducir la ansiedad sin que llegue a afectar la capacidad de conducir.
  3. Los suplementos naturales a base de valeriana, pasiflora o L-teanina se usan para reducir la ansiedad leve, pero su eficacia es variable y también deben usarse con precaución antes de conducir.

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