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Ayudar a las familias que tienen alguien afectado por Alzheimer a enfocarlo de forma sencilla es el objetivo del decálogo “La Navidad con Alzheimer”, elaborado por la Fundación ACE, uno de los referentes en España del estudio y tratamiento contra esta demencia. Con él, enseñan a las familias que tienen enfermos a gestionar el barullo de la fiestas de Navidad, la entrada y salida de gente que los enfermos no conocen, el ruido, así como el cambio de rutinas y vestuario propio de estas fiestas.
La persona con Alzheimer, en el transcurso de la enfermedad pierde capacidades cognitivas pero no emocionales. Es capaz de disfrutar, sentir y sufrir como cualquier otra. Hacerla sentir querida, respetada, ser parte de la familia o del grupo es el mejor regalo que le podemos hacer: unas fiestas que sean tiempo de confort y felicidad para todos.
- Es preferible que la persona con Alzheimer celebre estas fiestas en un entorno conocido. Si es posible y se trata de la casa de otra persona o de un restaurante, hemos de procurar que se sienta relajada. También sería recomendable evitar los temas de conversación que lo puedan excitar excesivamente. Si hay niños, lo más recomendable es explicarles la situación de manera comprensible y serena pero, en todo caso, hay que vigilar que la persona con demencia no se vea afectada por el ruido o los juegos de los pequeños.
- Es una buena idea hacerlos partícipes de la organización de las celebraciones, según la capacidad de cada uno. Con trabajos sencillos (supervisados, si hace falta) como, por ejemplo, poner las servilletas en la mesa, podemos hacerlos sentir que son una pieza clave de nuestra Navidad. Es importante no regañarles si no hacen bien alguna de las tareas.
- Es bonito reunirse con la familia y con los amigos. No hace falta limitar los grupos, la persona con Alzheimer también puede participar en estas fiestas. No debemos entrar en conflicto por su forma de vestir, pero con mano izquierda debemos procurar que se vista de forma adecuada al entorno de las fiestas y vaya al barbero o a la peluquería, si es posible.
- El exceso de estímulos puede provocar ansiedad. Esta se manifestará en forma de ganas de irse o mal humor. Para gestionar la ansiedad lo más adecuado es separarlo físicamente del lugar donde estaban (no hace falta salir de la sala: con ocupar otro asiento sería suficiente) y hacer alguna actividad relajada. Por ejemplo, leer un libro o una revista, jugar una partida de domino, etc.
- De la presencia de personas que no ve frecuentemente puede resultar que la persona afectada no reconozca o no recuerde los nombres o quiénes son. Hemos de procurar no hacerle evidente el síntoma, no insistir en que le/la conoce. “Es Pepe”, sencillamente. No reconocer a alguien es un síntoma más de la enfermedad.
- ¡IMPORTANTE! Debemos vigilar la comida y la bebida. A menudo, las personas con Alzheimer no detectan la sensación de estar llenos y continúan comiendo, lo que puede generar malestar posterior. Con la bebida hay que tener precaución porque puede tener un efecto adverso con la medicación: fármacos como los antidepresivos o los antisicóticos potencian el efecto del alcohol.
- Procuremos mantener la regularidad en las deposiciones y los hábitos de las micciones: el cambio de rutina podría hacer que se olvidaran.
- Debemos intentar mantener la actividad cognitiva y física habitual los días que duren las fiestas. Leer, jugar, pasear, pintar, bailar… también hay que procurar mantener los mismos horarios respecto a la medicina y al reposo.
- Debemos procurar tener un ambiente relajado, sin ruidos estridentes y desagradables, sin alboroto. Debemos mantener la distancia entre la persona con Alzheimer y las posibles causas de estrés. Es bueno tener pensadas actividades con dibujos para colorear o libros
que les interesen, etc. También es recomendable intercalar espacios de descanso entre la comida y la cena, por ejemplo, en los días clave. Y sobre todo, si la persona con demencia desconecta de la conversación o deja de participar, es importante que respetemos esta
pausa pero estemos atentos a sus necesidades. - Debe ser una Navidad para todo el mundo. El cuidador principal debe dejarse ayudar y es importante organizarse para que no recaiga todo constantemente en la misma persona. El descanso y el disfrute, así como sentirse querido, son necesarios tanto para las personas con Alzheimer como para sus cuidadores.