“La mayoría de los pacientes jóvenes aquejados de cáncer con linfoma pueden ser tratados satisfactoriamente sin radioterapia y sin sus frecuentes efectos secundarios dañinos a largo plazo”, afirma la doctora en medicina Regine Kluge, experta de la Asociación Europea de Medicina Nuclear (EANM). Es una conclusión de un estudio realizado en Europa que demuestra que la aplicación innovadora de técnicas de adquisición de imágenes nucleares posibilita un tratamiento individualizado eficaz con muchos menos efectos secundarios adversos.

El cáncer linfático es el tercer tipo de cáncer más frecuente en niños y adolescentes, por detrás de la leucemia y los tumores cerebrales. Un subgrupo de este cáncer es el linfoma de Hodgkin infantil (PHL), del que cada año se diagnostican en Europa unos 1.000 casos nuevos. La enfermedad está causada por las alteraciones malignas de los linfocitos B, un subgrupo de glóbulos blancos que desempeñan un papel importante en la defensa inmunológica y se encuentran principalmente en el tejido linfático, además de la sangre. Estas alteraciones afectan sobre todo a los ganglios linfáticos y otros componentes del sistema linfático, como el bazo. Si la enfermedad alcanza una fase avanzada, también puede propagarse a otros órganos, como los pulmones o el hígado. En la mayoría de los casos, es una enfermedad terminal si no recibe tratamiento. Sin embargo, la aplicación combinada de quimioterapia y radioterapia permite curar a más del 95% de los niños y adolescentes que padecen linfoma de Hodgkin.

Aunque se trata de un dato positivo, también tiene su contrapartida. Con frecuencia los pacientes de más edad sufren consecuencias a largo plazo, en especial debido a la radioterapia. Ello incluye tumores secundarios malignos. El riesgo de desarrollar sobre todo cáncer de mama y de tiroides aumenta casi exponencialmente al cabo de unos quince años del tratamiento. El riesgo de infarto de miocardio y apoplejía también se incrementa mucho más que en los pacientes que no reciben radioterapia. Además, la radioterapia por sí sola o combinada con quimioterapia puede producir infertilidad, transtornos pulmonares y de funcionamiento del tiroides.

El mejor tratamiento disponible
“Estos efectos secundarios adversos pueden reducirse considerablemente mediante técnicas vanguardistas de adquisición de imágenes, porque nos permiten ajustar la intensidad de la terapia a cada paciente”, explica la doctora experta de EANM Regine Kluge (Hospital Universitario de Leipzig, Alemania, dirigido por el doctor Osama Sabri). Así lo demuestra un estudio iniciado en 2007 (EuroNet-PHL-C1, dirigido por el doctor Dieter Körholz, Hospital Universitario de Halle, Alemania) con niños y adolescentes de 18 países europeos que padecen linfoma de Hodgkin y reciben tratamiento según las pautas diagnósticas y terapéuticas desarrolladas conjuntamente.

“La mitad de los pacientes examinados pudieron abandonar la radioterapia sin perder calidad en los resultados del tratamiento. Así mismo, en un estudio de seguimiento que probablemente comenzará a principios de 2014 (EuroNet-PHL-C2), evaluaremos nuevos estándares con la expectativa de que hasta un 80% de los pacientes puedan abandonar la radioterapia sin riesgo para los resultados terapéuticos”, comenta la doctora Regine Kluge.

Ello se debe a una investigación meticulosa del diagnóstico con FDG-PET/CT, que se ha convertido en la principal metodología de adquisición de imágenes para el examen de PHL. La clave de esta técnica es la tomografía por emisión de positrones (PET), que detecta las células cancerosas mediante la visualización de su metabolismo a través de marcadores radiactivos de glucosa (fluorodesoxiglucosa/FDG) inyectados al paciente. La tomografía por emisión de positrones (PET) se combina con tomografía computarizada (CT) para obtener imágenes anatómicamente exactas. Este método no solo permite establecer con precisión la fase de la enfermedad, sino también determinar la respuesta del paciente a la quimioterapia y saber si realmente necesita radioterapia. “Nuestro criterio fundamental es: tanta terapia como sea necesaria y tan poca como sea posible. Estamos desarrollando los estándares adecuados para lograrlo”, comenta el doctor Lars Kurch, miembro del equipo de la doctora Kluge. Otra importante conclusión de los estudios es que en muchos casos no hace falta biopsia de médula ósea para obtener resultados diagnósticos acertados. Este procedimiento se consideraba hasta ahora un método de diagnóstico de referencia, pero generaba miedo y dolor en muchos niños. Los hallazgos actuales indican que la metodología FDG-PET/CT no invasiva ofrece un diagnóstico más exacto de la médula ósea afectada.

El proyecto Paediatric Hodgkin Network
El éxito de este amplio proyecto europeo de investigación y tratamiento radica en la cooperación fiel y bien organizada entre médicos de más de 240 hospitales de 18 países europeos, junto con la labor continuada de un equipo internacional de expertos que trabajan en los hospitales universitarios de Halle y Leipzig. Creado con el respaldo de la Agencia Ejecutiva de Sanidad y Consumo (AESC), en la actualidad el proyecto Paediatric Hodgkin Network mantiene conectados los ordenadores de 136 hospitales a un servidor en la nube. Ello permite a los hospitales participantes suministrar enseguida los datos de las imágenes de sus pacientes para evaluarlos según los criterios establecidos o para discutir los resultados diagnósticos con los expertos mientras se observan conjuntamente las imágenes computarizadas.

Los participantes han desarrollado pautas diagnósticas y terapéuticas comunes basándose en estos datos y experiencias. Este tipo de cooperación es esencial, porque el número de casos de PHL que se abordan por separado en cada hospital no es suficiente para obtener resultados con validez científica, imprescindibles para el aprovechamiento óptimo de los vertiginosos avances médicos en investigación y tecnología.

Los hospitales universitarios de Leipzig y Halle/Saale constituyen los ejes centrales de la red, donde un comité de expertos en medicina nuclear, radiología y oncología evalúa los datos sobre las fases de la enfermedad y las respuestas al tratamiento que proporcionan 16 de los 18 países europeos implicados. Cada oncólogo pediátrico local recibe los resultados en un par de días y puede tener la certeza de que se basan en los últimos hallazgos. Gracias a este intercambio de conocimientos y experiencia a escala internacional, el comité asegura que los pacientes europeos con PHL reciben el mejor tratamiento posible.

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Redacción Consejos

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