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La mayor parte de reacciones debidas a picaduras de mosquitos no se deben a alergia, según indica la Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica (SEICAP). El 3% de la población sufre una reacción intensa a picaduras de mosquito, según datos de la SEICAP. De hecho, en verano son muy frecuentes las consultas al pediatra alergólogo por este motivo pero no existe un componente alérgico en las mismas. Además, “el tratamiento en todos los casos es el mismo, el uso de antihistamínicos y, si hay infección, de algún antibiótico”, comenta la doctora Elena Alonso, vicepresidenta de SEICAP.
Los pediatras alergólogos recalcan que lo más importante “es intentar evitar la picadura de este tipo de insectos y para ello puede ser útil vestir a los niños, siempre que sea posible y en entornos de mucha vegetación, con pantalones largos, camisas de manga larga y calcetines, evitar ropa de colores muy llamativos, así como el uso de colonias o perfumes, que puedan atraer a los mosquitos”, señala la doctora Cristina Ortega Casanueva, miembro de la SEICAP. Por otro lado, añade, “es mejor no transitar por zonas como pantanos o ríos y usar en algunos casos repelentes”.
Sin embargo, los productos que repelen los mosquitos no siempre son aptos para los niños pequeños, para ellos “lo más recomendable es el uso de mosquiteras”, subraya la doctora Ortega Casanueva. El ingrediente más habitual de los repelentes es la N, N-Dietil-meta-toluamida, también conocido como DEET. “Se utiliza contra las picaduras de garrapatas y mosquitos con gran eficacia pero, según se han demostrado en algunas investigaciones podría ser neurotóxico por lo que se desaconseja su uso en menores de dos años y en concentraciones superiores al 10%”, explica. Otros principios utilizados, como el ácido 1-piperidincarboxílico o el 2-(2-hidroxietil)-1- metilpropiléster, “tienen una eficacia similar, son muy bien tolerados por la piel y tienen pocos efectos tóxicos, pero tampoco son recomendables en menores de dos años”, expone. En cuanto a los dispositivos electrónicos que emiten sonidos de alta frecuencia o las pulseras, “no han demostrado eficacia por lo que no son aconsejables”, afirma.
También es importante el método de aplicación. “Hay que seguir las instrucciones del fabricante, pero en cualquier caso, hay que evitar la zona de los ojos, boca y manos ya que se las llevan a la boca y con moderación alrededor de los oídos”, advierte la doctora Ortega Casanueva. Tampoco deben aplicarse por debajo de la ropa ni usar productos de protección solar que mezclen repelentes, “puesto que estos últimos no necesitan aplicarse con la misma frecuencia. En todo caso, se aplicará primero la crema fotoprotectora y después el repelente”, concluye.