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Uno de los peores enemigos de la enfermedad renal crónica (ERC) es el propio carácter silente de la enfermedad, que en ocasiones no da la cara hasta que se ha producido una pérdida importante de función renal, pérdida que en el mejor de los casos se puede detener, pero nunca recuperar. Por ello es fundamental que aquellas personas que reúnen factores de riesgo –diabetes e hipertensión arterial, antecedentes familiares, edad por encima de 60 años, colesterolemia, etc.- se sometan a controles nefrológicos en aras a frenar la enfermedad desde el principio.
Según el Dr. Manuel Angoso, jefe del Servicio de Nefrología del Hospital Nisa Virgen del Consuelo, “los síntomas que pueden producir una insuficiencia renal son múltiples. Entre los más comunes estarían: alteración del sabor de las comidas, nausea o vómitos, confusión o dificultad para pensar, falta de apetito, cefaleas, fatiga, picor generalizado en la piel, etc.).
Los aspectos decisivos para tomar la decisión de ir al médico son los siguientes:
> Tensión arterial elevada
> Hinchazón en los parpados, tobillos o manos
> Cambio en la orina: color de la orina, consistencia o en el olor de la orina
> Aparición en un análisis de orina de sangre o proteínas durante una revisión rutinaria.
Los factores de riesgo de la ERC se clasifican entre los no modificables y los modificables. La edad -por encima de los 60 años-, el sexo (masculino), antecedentes familiares o problemas durante la gestación como el bajo peso al nacer que se asocia a un menor número de nefronas- destacan entre los primeros. El hecho de que un porcentaje importante de factores de riesgo de la ERC sean modificables da una idea del margen de acción que, afortunadamente, tienen las medidas preventivas. Es más, la solución a algunos de ellos, como el tabaquismo, el sedentarismo o el sobrepeso, pasa por el simple cambio de hábitos hacia unos más higiénico-saludables.
Otros, como el control adecuado de la tensión arterial, la diabetes mellitus, los cólicos renales repetidos, el crecimiento de la próstata o los niveles de colesterol y ácido úrico precisan de un seguimiento médico adecuado. “Es aconsejable realizar revisiones periódicas por parte de su médico en particular si presenta las siguientes factores de riesgo: diabetes mellitus, problemas cardiovasculares, hipertensión arterial, enfermedades reumatológicas autoinmune ,antecedentes familiares de enfermedades renales o ingesta crónica de medicación para el dolor y si tiene sobrepeso”, concluye el Dr. Angoso.
La función de los riñones es crucial para preservar una vida sana. La diabetes y la hipertensión pueden dañar, de forma irreversible, los riñones. El problema se agudiza ante la falta de diagnóstico, tanto de estos factores de riesgo, como de la misma enfermedad renal crónica. Según la Sociedad Española de Nefrología, La enfermedad renal crónica (ERC) es un problema de salud pública importante que afecta aproximadamente al 10% de la población adulta española y a más del 20% de los mayores de 60 años. El problema se agudiza por la falta de diagnóstico que impide un control de la enfermedad en sus estadíos iniciales. En personas con hipertensión arterial y/o diabetes, la cifra de afectados por enfermedad renal crónica se dispara hasta el 40%.
Junto al corazón y los pulmones, los riñones funcionan como órganos diana del cuerpo humano en tanto en cuanto acusan o responden con más sensibilidad a cualquier “ataque” o proceso tóxico que se desarrolle en el organismo.