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Ahora
que se anuncian nacimientos principales y principescos. Ahora que aquello de
que la ?mujer parirá con dolor? se viene atenuando gracias a líneas avanzadas de investigación y al
desarrollo de nuevas técnicas y pautas de comportamiento. Ahora que la sociedad
occidental parece recuperar parte de sus índices de natalidad, gracias en gran
medida a la estimable colaboración de quienes han venido al primer mundo desde
los países menos favorecidos? Ahora quizás sea el momento de reflexionar sobre
lo que representa en realidad la llegada al mundo de un nuevo niño.
Cada
pareja asiste a este acontecimiento, siempre irrepetible y diferente, de forma
muy diversa. Cada cual reacciona a su manera, pero lo normal es que prime la
ilusión y el deseo de conseguir lo mejor para el recién llegado junto al
natural instinto de protección y salvaguarda. Los ginecólogos y pediatras
suelen vivir como espectadores privilegiados todas las peripecias que rodean el
nacimiento de un niño, pero también en
la farmacia se participa con altas dosis de ilusión cuando una determinada
familia ve completado su particular proyecto con la llegada de un bebé.
Los
expertos no se suelen poner de acuerdo a la hora de dictaminar cuales son los
niños más deseados: ¿Los primeros que llegan al nido? ¿Los que cuesta un poco
más de tiempo del que habitualmente se
utiliza para esos menesteres? ¿Los que requieren técnicas de inseminación ?in
vitro? por las dificultades de todo orden que deben salvarse para asegurar la
concepción? ¿Los adoptados?
Es
seguro que una gran mayoría de madres y padres
dirán en este momento que sus hijos fueron los más deseados cuando
nacieron, sin establecer grandes distinciones entre unos y otros si la familia
es numerosa y con independencia de cómo hayan ido después las cosas.
Los
farmacéuticos somos profesionales sanitarios con el corazón atento a la
sensibilidad ajena, y siempre dispuestos a detectar el brillo de aquellos
padres que tardan más en alcanzar el objetivo o que se someten a largos
tratamientos para llegar a la meta, cuando traen al bebé a la farmacia para
pesarle o preguntar por los problemas que plantea la lactancia, los cólicos del
recién nacido o la aparición de escoceduras asociadas a la dentición. Si siempre
se trata de un delicado regalo que requiere todos los cuidados, en este caso parece que los obstáculos
previos nos obligan a ser más afectivos y cautelosos. No somos meros testigos
de lo que pasa alrededor sino que formamos también parte de este singular
equipo de asistencia. Nuestro trabajo a pie de mostrador nos permite conocer parte de una historia que
generalmente guarda algún secreto y que culmina con el final más feliz y
deseado: la llegada de una nueva criatura a nuestro mundo, a nuestro barrio.