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El ácido hialurónico se ha revelado como una fuente inagotable de beneficios estéticos y cada vez se incorpora a más tratamientos, tanto cosméticos como de medicina estética. El botox, por su parte, sigue “reinando” como sustancia antiedad por antonomasia y conseguir sus efectos es el principal objetivo de muchos productos de cuidado facial. Descubre la “última hora” de ambas sustancias.
Como otras tantas sustancias responsables de la tersura y firmeza de la piel (colágeno, elastina), el ácido hialurónico está presente de forma natural en nuestro organismo; concretamente, se trata de un mucopolisacárido del tipo glucosa-minoglucano , y su función principal es mantener la elasticidad y la hidratación cutáneas. Esta es precisamente una de sus bazas más importantes, ya que se sabe que atrae gran cantidad de agua a su alrededor, a modo de esponja molecular (un gramo de ácido hialurónico es capaz de absorber hasta 3 litros de agua). “El ácido hialurónico es una molécula fascinante que capta agua y que ayuda a mantener la piel hidratada, elástica y, en definitiva, más joven y más sana. Con el paso del tiempo comienza a desaparecer y esta disminución es uno de los causantes del envejecimiento cutáneo”, explica el doctor Daniel Arenas, director médico de Merz Aesthetics.
Pero, además, el ácido hialurónico “trabaja en equipo” en la piel, aumentando la presencia de otras sustancias naturales como el ácido retinoico, el colágeno y los factores de crecimiento (las cuáles, al igual que el ácido retinoico, descienden o se producen en menor cantidad a medida que se cumplen años) e inhibe la acción de otras, como la colagenasa, responsable de la degradación del colágeno, que es una de las principales causas de las arrugas y la flacidez cutánea.
Así mismo, desarrolla otras funciones que van más allá de la mejora estética: protege el globo ocular, refuerza el tejido conectivo y es el líquido lubricante y protector de las articulaciones.
Objetivo: restituirlo
Con todo este “curriculum”, no es de extrañar que los dermatólogos, los especialistas en estética y las casas cosméticas hayan puesto todo su empeño en conseguir formulaciones que ejerzan en la piel los mismos efectos positivos que el ácido hialurónico natural.
Muchas versiones, múltiples beneficios
-Como ingrediente de cosmética facial. Cada vez son más las casas cosméticas que incluyen el ácido hialurónico en sus componentes e incluso hay líneas, como Hyaluron Filler, de Eucerin, que lo tienen como ingrediente principal.
Se puede encontrar en distintas formas; fragmentado, por ejemplo, está formulado con un doble objetivo: proporcionar una hidratación inmediata e intensa (difuminando la apariencia de las arrugas y otras huellas de cansancio) y actuar a nivel más profundo, estimulando la producción de determinadas sustancias relacionadas con la firmeza y evitando las “fugas” de hidratación que se producen en la dermis.
Las hidratantes, serums y cremas antiedad son los principales productos en los que se puede encontrar.
-Para el contorno de ojos. En esta zona del rostro, especialmente delicada, el ácido hialurónico ejerce un notable efecto alisante de las arrugas y reductor de las bolsas.
-En productos de maquillaje. Muchas bases de maquillaje están incorporado esta sustancia debido al plus de hidratación que aporta a estos productos y que favorece, además de un mejor aspecto de la piel, que el maquillaje permanezca inalterable más tiempo inalterable.
-En labiales. Productos como Lip Brilliance, de Blistex, incluyen entre sus ingredientes esferas de ácido hialurónico que, además de hidratar, rellenan y dan volumen a la boca, rejuveneciendo su aspecto en una sola pasada.
-En formulaciones adelgazantes y anticelulíticos. Algunos productos destinados a la reducción de volumen y a la mejora del aspecto de la piel de naranja también incorporan ácido hialurónico en combinación con otros ingredientes como la vitamina E para suavizar, hidratar, revitalizar y proteger la superficie cutánea contra los radicales libres y aportar una hidratación extra que “rellena” los hoyuelos característicos de la piel con celulitis.
-Para tratar granos e imperfecciones. Las líneas específicas para pieles con tendencia a la aparición de granos y espinillas están incoporando el ácido hialurónico para el tratamiento de los granos que aparecen de forma esporádica (una vez al mes, por ejemplo). En estos productos, esta sustancia forma una capa invisible sobre la superficie que protege al grano de la contaminación bacteriana.
-En forma de nutricosmética. En la farmacia se pueden encontrar complementos alimenticios que contienen ácido hialurónico a dosis muy concentradas. Están indicados a partir de los 30 años, para reducir las arrugas y prevenir su aparición, y especialmente en la menopausia y postmenopasia, para luchar contra la deshidratación cutánea.
-Inyectado, en mesoterapia. El ácido hialurónico reticulado se aplica mediante mesoterapia (inyecciones cutáneas) con el objetivo de compensar la pérdida de elasticidad de la piel, corregir arrugas y surcos y reemplazar el ácido hialurónico natural que se va perdiendo con el paso de los años. Está indicado para el relleno de depresiones o arrugas superficiales, medias o profundas; el aumento del volumen de pómulos, mentón o labios; el tratamiento de las ojeras y el perfilado o delineamiento de los labios. Así mismo, la mesotarepia con ácido hialurónico es una técnica que se utiliza también para aportar hidratación y nutrición a la piel del cuello y el escote. Los efectos de las inyecciones de ácido hialurónico se aprecian rápidamente y se mantienen entre 6 y 12 meses, según la persona y la zona tratada.
Botox: llegó para quedarse
Elimina las arrugas en un abrir y cerrar de ojos y, además, ayuda a combatir el exceso de sudor. Y más allá de los beneficios estéticos, el botox ha demostrado su eficacia en el tratamiento de la migraña crónica, la vejiga hiperactiva y la espasticidad asociada a patologías como el ictus. Tal y como explicó el doctor Anthony B. Ward, profesor y director del centro de Rehabilitación Médica North Staffordshire en el Hospital Haywood de Stoke-on-Trent (Reino Unido) y vicepresidente de la Federación Mundial de NeuroRehabilitación durante la conmemoración de los 20 años de presencia de la toxina botulínica tipo A de Allergan en España “este fármaco ha llegado a convertirse en el mayor éxito terapéutico del mundo en el campo de la rehabilitación”.
Volviendo al terreno de la estética, las propiedades de esta sustancia son de sobra conocidas, razón por la cual se ha convertido en uno de los tratamientos más demandados en los centros de medicina estética. Su principal objetivo es minimizar de las líneas permanentes de expresión del rostro, produciendo una parálisis temporal de los músculos. “Aunque su indicación inicial es el tratamiento de las arrugas de expresión del entrecejo, y por extensión de la mitad superior del rostro, cada vez adquiere un mayor interés para suavizar las arrugas relacionadas con el envejecimiento, el malhumor, el estrés y la
Actualmente, estas son las principales aplicaciones cosméticas de la toxina botulínica:
-Entrecejo: es la indicación principal del botox. Suele asociarse a la aplicación en la frente, para conseguir así un efecto de “mirada despejada”.
-Patas de gallo: se suavizan las líneas características de esta zona pero sin perder la expresividad.
-Lifting de la zona lateral de las cejas: consiste en debilitar el orbicular que “tira” hacia debajo de la cola de la ceja, con lo que se rejuvenece la mirada.
-Labios: las líneas verticales del labio superior y del inferior se pueden difuminar con el botox y también se pueden tratar con él las comisuras bucales.
-Mentón: se usa para alejar el mentón de la punta de la nariz, ya que, con la edad, el ángulo que forman mentón y zona inferior de la punta nasal se hace más cerrado. El botox permite elevar la punta de la nariz y descender el mentón, proporcionando un efecto más joven a la expresión.
-Maseteros: son unos músculos muy fuertes que intervienen en la masticación y cuyo tratamiento mejora los rostros cuadrados y también problemas como el bruxismo.
Los expertos insisten en la seguridad de este tratamiento, siempre que sea suministrado por personal autorizado. “La toxina botulínica que usamos en nuestras consultas es una proteína que ha sido refinada y purificada, y se usa en una mínima dosis y solo en el músculo que queremos relajar. Estas cantidades son tan mínimas que no existe ningún riesgo de posibles efectos adversos”, explica el doctor Jaén.
Y en el futuro…
La doctora Elia Roó señala que, además del efecto antiedad, “la toxina botulínica tipo A puede ser útil en el tratamiento de enfermedades inflamatorias cutáneas. Así, un estudio reciente realizado en ratones con psoriasis demostró que tras la infiltración de toxina botulínica se produce una reducción del número de linfocitos, de la vascularización y de las terminaciones nerviosas en la zona tratada que se traduce en una mejoría en la apariencia clínica y el picor».
Así mismo, la toxina botulínica se perfila como una potencial solución al acné dentro de unos años, tal y como han puesto de manifiesto dos estudios que muestran la disminución en la producción de grasa y del tamaño de los poros tras la inyección intradérmica de toxina botulínica. “Se consigue una reducción del 75 por ciento a la semana y del 80, 73 y 59 por ciento respectivamente en los meses siguientes. Obviamente, no se plantea la toxina como un posible tratamiento actual para la piel grasa o el acné, ya que la proximidad de los músculos de la cara a la piel podría ocasionar alteraciones en la mímica facial tras su infiltración, pero quién sabe si en el futuro se le encontrará alguna aplicación terapéutica con el desarrollo de la toxina en crema que está actualmente en investigación en Estados Unidos”, explica la doctora Roó.
La cosmética que lo “imita”
Contrariamente a lo que ocurre con el ácido hialurónico, hasta el momento el botox no se ha podido formular de forma que se integre como ingrediente cosmético. Pero hay productos que incluyen sustancias tensoras y reafirmantes que pueden producir un efecto parecido, aunque nunca comparable con el que se consigue con las inyecciones de toxina botulínica. De hecho, según un estudio publicado hace un tiempo en el Journal of Dermatologic Surgery y en el que se compararon los resultados obtenidos mediante la aplicación del botox con tres cremas que prometían el mismo efecto, la cosmética con “efecto botox” puede mejorar la apariencia de las líneas superficiales, pero no es capaz de llegar hasta los músculos causantes de las arrugas, principal objetivo de las inyecciones de toxina botulínica.
Sin embargo, estos cosméticos sí que son un buen recurso cuando lo que se busca es mejorar el estado de la piel, alisarla y recuperar la firmeza perdida. Sustancias como el retinol, un eficaz agente antienvejecimiento que actúa sobre los tres signos más visibles de la edad: arrugas, manchas y pérdida de tono; el argireline (acetyl hexapçetido 3), un péptido capaz de disolver las “tensiones” que se producen entre las células de la piel en la que se producen las arrugas de expresión, permitiendo así que las arrugas tengan posibilidad de alisarse; extractos vegetales y minerales y, por supuesto, el ácido hialurónico, consiguen relajar la piel a nivel superficial, reduciendo, minimizando y borrando las arrugas de expresión sin afectar el gesto natural (como hace el botox).
Y también, para el pelo
El ácido hialurónico y el efecto botox han ido poco a poco tomando posición en el terreno de los tratamientos y la cosmética capilar. En el caso del ácido hialurónico, se trata de una sustancia que comienza a estar presente en productos de cuidado del pelo como las mascarillas. Debido su elevado poder de hidratación, los productos que lo incluyen están indicados no sólo para reparar los cabellos más maltratados sino también para solucionar problemas capilares como el cuero cabelludo irritado.
En cuanto a lo que ya se conoce como “botox capilar”, consiste básicamente en un tratamiento que se ofrecen en muchas peluquerías y centros de estética y que se basa en un coctel de vitaminas, aminoácidos, proteínas, colágeno y ácido hialurónico que se aplica a modo de mascarilla sobre el cabello para repararlo (ideal en los casos de pelo castigado por el sol, los tintes o las permanentes), eliminar el encrespamiento, recuperar el brillo y reestructurar la fibra capilar.