La incidencia de los trastornos auditivos está aumentando de forma alarmante en jóvenes y mayores, agravada por el aumento de la longevidad. Expertos en Nutrición reunidos en el Congreso de la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria, han concluido que la alimentación y la metabolización de nutrientes puede prevenir la pérdida auditiva.
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La pérdida de audición, lejos de ser un problema relacionado únicamente con la vejez, afecta en España a cada vez más jóvenes. Según la Organización Mundial de la Salud, más de mil millones de jóvenes en el mundo pueden padecer problemas de audición irreversibles debido a las prácticas habituales poco seguras, como escuchar música a un volumen alto y durante un tiempo prolongado. Concretamente, un 11,13% de los mayores de 15 años ya padecen alguna afectación.
“La pérdida auditiva tiene diversas consecuencias relacionadas con el cerebro, no solo a nivel de comunicación: estas personas tienen más dificultades para orientarse en el entorno y sobrecargan al cerebro, realizando un enorme esfuerzo para recordar y dar sentido a los sonidos”, explica Sergio Álvarez, jefe de Formación de Oticon. Es por eso que una pérdida auditiva no tratada puede crear problemas para la vida diaria: aislamiento social, deterioro cognitivo acelerado, caídas, demencia o incluso depresión.
Dieta sana, oído sano
En la mejor o peor calidad de la audición intervienen factores genéticos, ambientales (como el ruido o la presencia de sustancias ototóxicas) y/o nutricionales y metabólicos. Investigaciones recientes demuestran que las dietas más ricas en fruta y verduras pueden reducir en un 30% el riesgo de padecer pérdida auditiva. Concretamente, la dieta mediterránea, que prioriza los alimentos de origen vegetal, los cereales y los frutos secos y opta por grasas sanas como el aceite de oliva, ha demostrado ser de las más “otosaludables”. Caracterizada por utilizar la sal moderadamente, la dieta mediterránea también da prioridad al pescado y las carnes de aves y evita las carnes rojas, menos cardiosaludables, así como los alimentos procesados y las bebidas azucaradas.
También existen estudios que relacionan algunos minerales con la prevención de la pérdida auditiva y que están presentes en multitud de alimentos. Estos son:
- El potasio: una bajada de los niveles de fluido en el oído interno, fundamental para el buen funcionamiento de la cóclea, es uno de los factores asociados al desarrollo de pérdida auditiva. El potasio ayuda a regular los fluidos en los tejidos corporales y la sangre. Alimentos ricos en potasio son las patatas, las espinacas, las habas, el tomate, las uvas pasas, el albaricoque, el plátano, el melón, la naranja, el yogur y la leche desnatada.
- El zinc: es un potente mineral que metaboliza los nutrientes, protege nuestro sistema inmunológico y repara los tejidos del cuerpo. Al fortalecer nuestro sistema inmunológico, el zinc protege de gérmenes e infecciones óticas. Además, existen estudios que relacionan la insuficiencia de zinc con los acúfenos o tinnitus. Alimentos ricos en zinc son las carnes rojas, el pollo, los garbanzos, las lentejas, las alubias, las nueces, los huevos y los productos lácteos.
- El ácido fólico: unos niveles bajos de ácido fólico predisponen a la presbiacusia o pérdida auditiva en edades más avanzadas, según un estudio publicado en el American Journal of Clinical Nutrition. Una de las teorías defiende que el ácido fólico ayuda el cuerpo a metabolizar la homocisteína, un aminoácido relacionado con la pérdida auditiva. Investigaciones realizadas en los últimos años han demostrado que la hiperhomocisteinemia, un problema metabólico caracterizado por la concentración elevada del aminoácido azufrado homocisteína, podría también estar relacionada con la pérdida auditiva. Alimentos ricos en ácido fólico son las espinacas, el brócoli, los espárragos, las alubias, los guisantes, las lentejas y las vísceras de animales.
- El magnesio: ayuda a mantener la presión sanguínea en niveles adecuados y mantiene el ritmo cardíaco estable. El magnesio también ayuda a prevenir la pérdida auditiva relacionada con el ruido. Alimentos ricos en magnesio son la mayoría de las frutas y vegetales, el aguacate, las nueces, el tofu, los cereales, y el chocolate negro.
- Los ácidos grasos omega 3 de cadena larga, presentes en mariscos y pescados, sobre todo azules.
Alimentos ricos en carotenoides, beta-caroteno y beta-criptoxantina, presentes en la calabaza, zanahorias, naranjas y otras frutas y verduras están relacionados con un menor riesgo de pérdida auditiva.
Señales de pérdida auditiva
Desde Oticon, los expertos en salud auditiva nos recuerdan que es importante prestar atención a las señales de pérdida auditiva y consultar con un profesional en caso de presentar alguna de ellas de forma persistente:
- Si nos cuesta reconocer de dónde proceden los sonidos.
- Si sentimos que las personas de nuestro entorno murmuran o hablan bajo.
- Si tenemos más cansancio del normal después del trabajo.
- Si tenemos dificultad para recordar las conversaciones.
- Si tenemos problema a la hora de reconocer las voces, sobre todo en reuniones.
- Si tenemos que subir el volumen del televisor, la radio o el teléfono.
- Si nos tienen que repetir lo que nos dicen.
- Si tenemos que fijarnos mucho en los labios de la persona que nos habla.
- Si dejamos de escuchar sonidos cotidianos como el piar de los pájaros, el tic tac del reloj o los pasos de alguien cercano.