Desde que en los años 80 se identificaran los primeros casos, ha llovido mucho: el sida aún no es curable, pero de ser una enfermedad rápidamente mortal se ha transformado en una afección crónica.

La palabra sida corresponde a las iniciales Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida. Se trata de una enfermedad causada por el VIH o Virus de la Inmunodeficiencia Humana, un microorganismo que ataca al sistema inmune, debilitando el organismo y haciéndolo vulnerable a una serie de infecciones, algunas de ellas potencialmente mortales. Una vez que una persona contrae el virus, este permanece en el cuerpo de por vida, pero la enfermedad puede tardar entre 2 y 15 años en manifestarse, dependiendo del sujeto.

En España unas 150.000 personas viven con el VIH y cada año se diagnostican aproximadamente 3.000 casos nuevos: en su mayor parte hombres jóvenes que tienen relaciones sexuales con otros hombres.

¿Cómo se trasmite?
Cuatro fluidos, la sangre, el semen, las secreciones vaginales y la leche materna de las personas infectadas tienen una concentración suficiente de virus como para transmitir el VIH. Ello significa que el contagio se produce por tres vías:

Sexual: en las relaciones con penetración (anal, vaginal u oral) sin preservativo. La penetración anal es la de mayor riesgo, seguida de la vaginal y la oral.
Sanguínea: al compartir jeringas, agujas, otro material de inyección o cualquier instrumento cortante que haya estado en contacto con sangre infectada.
Madre-hijo: cuando la mujer es seropositiva (está infectada por el VIH), la transmisión del virus puede tener lugar durante el embarazo, el parto o la lactancia.




La sintomatología
En los primeros meses que siguen al contagio las personas pueden no manifestar ningún síntoma o bien presentar una afección de tipo gripal, con fiebre, cefalea, erupción o dolor de garganta. A medida que la infección va debilitando el sistema inmunitario aparecen otros trastornos como inflamación de los ganglios linfáticos, pérdida de peso, fiebre, diarrea y tos. En ausencia de tratamiento pueden darse enfermedades graves como tuberculosis, meningitis o diversos tipos de cáncer, como linfomas o sarcoma de Kaposi entre otros.

Fármacos antirretrovirales
Los medicamentos para el VIH o fármacos antirretrovirales (ARV) no curan la enfermedad, aunque pueden evitar que el virus se reproduzca o haga copias de sí mismo. Han permitido aumentar la esperanza y la calidad de vida, evitar la progresión de la enfermedad y devolver el sistema inmunitario a su estado normal y mantenerlo así durante el mayor tiempo posible. Además, logran minimizar la transmisión del VIH a otras personas.

La prueba del sida consiste en un análisis de sangre específico que detecta la presencia del VIH. Para que el resultado sea fiable hay que esperar tres meses desde la posible infección antes de realizarlo.

 

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María José Merino

María José Merino

Sevillana de adopción y Granadina de nacimiento y de corazón, donde no dudo en escaparme cada vez que puedo. Licenciada en periodismo por la Universidad de Navarra, trabajé durante la carrera en los...