La inmigración y el turismo
han propiciado una fuerte movilidad internacional en los últimos años.
Numerosas enfermedades viajan como un pasajero más haciendo saltar las alarmas
sanitarias en países en los que estaban erradicadas o ni siquiera existían

España se ha convertido en uno de los principales países receptores de
inmigrantes procedentes de todo el mundo en los últimos años. El Ministerio del
Interior ha situado en 1.300.000 el número de inmigrantes que llegó a nuestro
país en el 2002, casi un 2% de la población total. Este hecho ha favorecido que
en los últimos 25 hayan aparecido en nuestro país hasta 22 enfermedades
asociadas con la inmigración, algunas de las cuales ya estaban erradicadas.
Este es el caso de la tuberculosis, una enfermedad que se logró erradicar hace
ya varios años y que, sin embargo, está experimentando una importante
reemergencia en nuestro país. Todo ello ha sido puesto de manifiesto en el
curso ?Inmigración. Patologías Emergentes?, dirigido por el presidente del
Centro Nacional de Medicina Tropical, el doctor Jorge Alvar. A él acudieron
cerca de 150 médicos de Pediatría y Atención Primaria de Madrid que recibieron
formación sobre el tratamiento de las patologías importadas por los viajeros,
especialmente la tuberculosis o la malaria.

Enfermedades
emergentes y re-emergentes

En algunos casos, estas enfermedades vuelven a aparecer en países en
los que ya existieron hace años. Hablamos de las llamadas ?enfermedades
re-emergentes?
, definidas como aquellas enfermedades que lograron ser
erradicadas hace décadas o incluso siglos, pero que hoy día vuelven a tener
especial incidencia como consecuencia de los nuevos flujos de personas y del
abandono de medidas de control por parte de las autoridades sanitarias de los
países en los que reaparecen. Entre estas enfermedades se encuentran la malaria,
la tuberculosis, el cólera, la pertusis, la influenza,
la enfermedad neumocócica, la
polio en Bostwana
(reaparecida tras 13 años de ausencia, lo que ha suscitado
enorme alarma internacional), la gonorrea, y otras como la sífilis, que según datos de la OMS, en
España ha vuelto a los  niveles de
contagio de 1998. Por su parte, las enfermedades
emergentes
engloban aquellas enfermedades de las que nunca se ha tenido
constancia de casos en un país determinado, pero que la movilidad de población
ha implantado como nuevas. Entre estas se encuentran el Sida o la diarrea, dos enfermedades que, según la OMS, son las que
más muertes causan en el mundo después de las enfermedades cardiovasculares.
Mientras esto ocurre, los especialistas en Medicina Tropical denuncian que sólo
un 10% de la investigación biomédica va dirigida al estudio de estas
enfermedades, que podrían aumentar su incidencia en los próximos años.

El despertar de la tuberculosis

Esta temida enfermedad causó verdaderos estragos entre los españoles
hace ya varias décadas. Su incidencia comenzó a disminuir notablemente a partir
de los 70, coincidiendo con el ?boom? de la epidemia de SIDA. Es entonces
cuando se empieza a hablar de erradicación de esta enfermedad.

Sin embargo, lejos de lo que pensábamos, la tuberculosis avanza
sigilosamente entre las enfermedades contagiosas más extendidas en España y se
acerca ya al tercer puesto, tan sólo por detrás de la gripe y la varicela. Así
lo afirma la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR), para
quien los datos ofrecidos por el Ministerio de Sanidad el pasado 24 de marzo
(Día Mundial de la Tuberculosis) relativos a la incidencia de esta enfermedad en
nuestro país no se corresponden con las cifras reales.

De este modo, mientras que el Ministerio sitúa en torno a 6.000 los
casos de tuberculosis que en la actualidad se dan en nuestro país, la SEPAR
considera que el número de afectados podría superar los 10.000.

Este baile de cifras se debe, según la SEPAR, a que en la actualidad no
existe en nuestro país un plan nacional contra la tuberculosis, similar a los
que existen contra el SIDA o la Drogodependencia, ni tampoco una acción
coordinada entre las Comunidades Autónomas en esta materia. Ello impide un
control efectivo de la enfermedad y del número de pacientes afectados.

Por el contrario de lo que se cree, la tuberculosis nunca desapareció
de España. Podemos decir que entró en estado de letargo, pero su reactivación
ha llegado recientemente como consecuencia del abandono de medidas de
prevención. En este sentido, muchos españoles de los 50 eran portadores de la
enfermedad y, ante la falta de control médico, nunca llegaron a saber que
podían desarrollarla e incluso contagiarla. Un caso similar es el de los
inmigrantes, que llegan a nuestro país como portadores de la enfermedad sin que
nuestras autoridades sanitarias tengan constancia de ello.

La
malaria en el equipaje

Según cifras de la OMS, cada año se registran en Europa unas 12.000
casos de malaria, de los que el 60% corresponden a viajeros y el resto a
inmigrantes. Pese a su importancia, la inmigración no es la única causa que
influye en la importación de estas enfermedades. Así, entre 12 y 13 millones de
españoles viajan al extranjero cada año. De ellos, el 10% lo hacen a países en
los que existe un claro riesgo de contraer infecciones como la malaria, debida
a la picadura de mosquitos hembra del género Anopheles, y cuyos principales síntomas son fiebres altas y
diarreas. Por tanto, el notable aumento de la incidencia de esta enfermedad y
de muchas otras en nuestro país no es casual, sino que se deriva de esta
realidad. Es necesario recordar que los tratamientos antipalúdicos que se
destinan a hacer frente a la malaria no consiguen una eficacia del cien por
cien en todos los casos, ya que el parásito que la transmite se ha ido haciendo
resistente a ellos. No obstante, tal y como se recoge en la obra del doctor
Rogelio López Vélez, titulado ?Malaria y viajes internacionales?, se están
desarrollando  nuevos tratamientos
basados en la combinación de fármacos muy potentes y rápidos con otros de vida
media larga o sinérgicos. Estos nuevos medicamentos han demostrado ya una gran
eficacia tanto en poblaciones autóctonas como en viajeros que contrajeron la
enfermedad. Además, con ellos se reducen los efectos secundarios así como el
número de dosis necesarias.

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Redacción Consejos

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