Cada primer lunes del mes de octubre la Organización de Naciones Unidas celebra el Día Mundial del Hábitat, el lugar donde un organismo vive y encuentra lo que necesita para sobrevivir y mantener su especie. En este día, la ONU nos pide reflexionar sobre factores que le afectan, como la contaminación, la deforestación, la pobreza, la desigualdad social y la violencia.

Según un reciente estudio publicado por la prestigiosa revista Nature, existen indicios de que la acción del hombre y su huella sobre el planeta están empezando a cambiar de rumbo. Las conclusiones se basan en estudios desde 1993 a 2009. En ese tiempo, la población mundial creció un 23% y la economía global siete veces más. Sin embargo el deterioro correspondiente solo creció en un 9%. Esa huella se mide principalmente por el aumento de las ciudades, la pesca intensiva, las carreteras o las explotaciones agrícolas entre otros aspectos.

La desaparición de paisajes o la extinción de especies son parte del impacto que provoca el desarrollo del hombre. Se ha comprobado que las zonas alteradas abarcan ya las tres cuartas partes de la superficie terrestre. Aunque la conclusión permite cierto optimismo, no podemos dejar de lado dos aspectos. Uno, que el deterioro más importante se da en las zonas de mayor biodiversidad, que además suele coincidir con los países más pobres. El otro es que el crecimiento demográfico y económico que se vaticina es arrollador. Se estima que en 2050 la población mundial será de 10.000 millones y a final de siglo puede superar los 16.000. Eso significa multiplicarse por dos en menos de cien años ¿Será capaz de mantenerse el equilibrio medio ambiental para afrontar estos cambios? Hay quien piensa que una solución sería encontrar otro planeta donde la especie humana pudiese vivir. Sin embargo esto, a día de hoy, parece una posibilidad muy lejana. En agosto pasado un equipo de investigadores descubrió un planeta en la órbita de Centaury, la estrella más próxima al Sol. Según dicen podría contener agua líquida, uno de los requisitos para que un planeta fuese habitable. Pero aunque todo encajara, el problema principal sería desplazarse hasta allí porque, con la tecnología actual, a la velocidad de 60.000 Km/h se necesitarían 750 siglos para llegar. Si queremos asegurar nuestra existencia y la de las próximas generaciones no podemos más que cuidar el entorno inmediato en el que vivimos. El futuro dependerá, entre otros, de que consigamos cambiar el modelo de desarrollo, de la generosidad de los países ricos con los más pobres, del freno al cambio climático y del mantenimiento y conservación de la riqueza de nuestro hábitat.

¿SABÍAS QUE…?
Todo producto o servicio que consumimos deja una huella en el medio ambiente. A menudo se piensa que la huella de carbono que un producto vierte a la atmósfera, o la emisión de CO2, es la única contaminación. Nos olvidamos de todo lo que interviene en el proceso de producción. Esto en ocasiones puede suponer hasta un 10% del total. Por ejemplo, lo que contamina un coche no es sólo la emisión de CO2 de su combustible sino todo el impacto que ha producido la fabricación, los materiales, la pintura, el consumo de energía, etc. Otro dato, la información digital a través de internet  parece que contamina menos, pero no es así- Hay que pensar en los dispositivos electrónicos que utilizamos, su fabricación y su consumo, además de toda la infraestructura de redes para la descarga de la información.

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María José Merino

María José Merino

Sevillana de adopción y Granadina de nacimiento y de corazón, donde no dudo en escaparme cada vez que puedo. Licenciada en periodismo por la Universidad de Navarra, trabajé durante la carrera en los...