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Exceso de sebo, pústulas, nódulos, quistes… pocos son los adolescentes que escapan a la imagen que proporciona el acné y a sus efectos devastadores en la autoestima. Según su propio testimonio, el 40% se siente acomplejado y el 49% no consigue tener una relación fluida con el sexo opuesto.
La palabra acné viene del griego y significa «eflorescencia» y «el mejor momento de la vida», en referencia a la época dorada de la adolescencia, momento álgido en que se suele producir la enfermedad. Según las estadísticas que maneja la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV), de las patologías cutáneas que existen, quizás sea el acné la más universalizada: entre el 80 y el 90% de la población padecerá acné a lo largo de su vida, siendo la edad de máxima prevalencia la comprendida entre los 14 y 16 años.
En España, más de 8.000.000 de personas padecen acné en la actualidad, pero de ellos, sólo el 69% están en tratamiento. No en vano las consultas por acné constituyen el 25% de las consultas dermatológicas, ocupando el primero o segundo puesto de las consultas totales.
Acné vulgar, el más común
El acné vulgar o acné multiforme juvenil, es la forma más común de acné. Afecta fundamentalmente al rostro, y en menor medida a la espalda, cuello, pecho y hombros. Según el libro Bases para la Atención Farmacéutica del Acné Vulgar, elaborado por Francisco Sánchez Alonso, farmacéutico y doctor en Ciencias Químicas, y por Purificación Gómez La
De lesiones leves a auténticas heridas
Entre las manifestaciones más comunes del acné están:
· Exceso de sebo.
· Comedones.
· Pústulas: elevaciones cutáneas llenas de pus, blanquecinas o amarillentas, de tamaño inferior a 5 mm.
· Pápulas: elevaciones sólidas y eritematosas de la piel cuyo tamaño oscila entre 1 y 5 mm y en las que no se aprecia líquido. Son persistentes y con frecuencia se transforman en pústulas, traducen la respuesta inflamatoria que se produce en la dermis cuando el sebo retenido rompe el canal folicular y se desparrama en ella.
·Nódulos: lesiones inflamatorias profundas que afectan a la dermis y al tejido subcutáneo y que se palpan más allá de sus límites visibles. Su aspecto es parecido al de las pápulas, pero son macizas, más persistentes y de mayor tamaño (mayor de 5 mm). Son dolorosos y suelen dejar cicatriz, pudiendo llegar a tener carácter supurativo y hemorrágico.
·Quistes: se producen al confluir los nódulos, miden varios centímetros y constituyen el acné noduloquístico.Persisten varios meses y dejan cicatriz.
·Cicatrices o lesiones residuales.
El tratamiento más idóneo
Según el doctor López Estebaranz, jefe de servicio de la Fundación Hospital Alcorcón de Madrid y miembro de la AEDV, entre los factores que determinan la presencia de acné, además de los genéticos y hormonales, adquieren importancia también el factor infeccioso y el factor obstructivo folicular.
Según el doctor López Estebaranz, es un error pensar que el acné es fisiológico. «Por el contrario», asegura, «tiene tratamiento. Por un lado están los tratamientos tópicos, como el peróxido, los retinoides, los tratamientos antibióticos o los tratamientos hormonales; por otro los sistémicos (antiandrógenos, isotretinoína, etc.); y por último otros como fototerapia, el láser CO2, los peelings químicos, etc.», asegura.
En cuanto a los dispositivos domiciliarios, el experto asegura que no hay estudios que avalen la eficacia de la aparatología estética para uso casero, como los de depilación láser o fotodepilación, los de rejuvenecimiento facial o los de láser contra la alopecia, entre otros. «Es necesario tener cuidado, pues a menudo no cumplen lo que prometen y lo más peligroso, pueden provocar efectos secundarios, como quemaduras e inflamaciones», afirma.