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Apenas un 13% de las españolas sabe en qué consisten los rellenos dérmicos con ácido hialurónico. Esta es una de las principales conclusiones que se extrae del estudio ‘Desterrando Mitos’ llevado a cabo por Allergan con la colaboración de la Sociedad Española de Medicina Estética (SEME), cuyo objetivo es determinar el grado de conocimiento que tienen las mujeres sobre los avances en tratamientos médico estéticos y al mismo tiempo conocer sus inquietudes relacionadas con la belleza.
“A nivel global es una práctica cada vez más habitual y en España contamos con grandes expertos en los que confiar”, afirma la Dra. Petra Vega, presidenta de la SEME. Lo más importante es informarse y ponerse en manos del especialista adecuado, “en España calculamos que este tipo de tratamientos se ha incrementado en un 10% en 2016, frente al año anterior”, continua. Afortunadamente, cada vez hay menos incertidumbre y las mujeres apuestan más por ellos por su alto perfil de seguridad y eficacia, “siempre que el producto tenga el aval científico de su calidad y el profesional cuente con la titulación y experiencia necesarias”, aclara la Dra. Vega.
Una de las principales disyuntivas que muestra el estudio es diferenciar entre la toxina botulínica y los rellenos dérmicos, de hecho cuatro de cada diez no conocen exactamente la diferencia y a un 41% le suena pero no sabe exactamente lo que es. “Esta es una de las grandes labores que debemos aclarar y desmitificar. La toxina botulínica está indicada para tratar y prevenir las arrugas de expresión en patas de gallo y entrecejo, mientras que los rellenos dérmicos con ácido hialurónico ayudan a restablecer el volumen perdido en labios, código de barras, líneas de marioneta, ojeras y tercio superior. La combinación de ambos tratamientos es una de los más utilizadas, comprendiendo el 60%-65% de los tratamientos médico estéticos”, afirma la presidenta de la SEME.
De hecho, a la gran mayoría (casi un 80%), le gustaría poder tratar suavemente alguna zona del rostro para no parecer cansada, en concreto, la mitad borraría sus arrugas pero manteniendo una expresión natural, y un tercio se trataría las ojeras, especialmente entre los 30 y 45 años.